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El oro del Eurobásket tuvo como protagonistas a Alberto Díaz y Darío Brizuela en clave Unicaja, pero también hubo alegría por Jaime Fernández, que aún no había hecho un entrenamiento con el Lenovo Tenerife cuando se colgó la medalla. Cuatro temporadas en Málaga dejaron huella en el exterior madrileño, que ni mucho menos ha roto vínculos con la Costa del Sol. Se compró un piso en la capital, conserva sus amistades y cuando el calendario da una tregua regresa para pasar unos días.
Como muchos jugadores en los últimos años, Jaime Fernández cogió el camino desde Málaga a Tenerife, un proyecto pujante que gana títulos y tiene el reconocimiento del baloncesto español. En una curiosa situación, el Unicaja quería a Bruno Fitipaldo, el base uruguayo que lleva ya varias temporadas en La Laguna, pero tenía un contrato que los canarios hicieron respetar. El Unicaja no incluyó a Jaime Fernández en el derecho de tanteo, pero acabó haciéndole una proposición para continuar en Málaga que el jugador y su agente no aceptaron, la del Lenovo incluía más temporadas. En cierta forma, la ruptura fue dolorosa. La sensación que quedó en Málaga es que Jaime era un jugador diferente, que jugó mucho y muchas veces bien con el Unicaja, pero entre la lesión grave con sus Aquiles que le hizo frenar en el mejor momento y la deriva del equipo no llegaron los resultados que debían, tanto para el club como para su carrera. Finalmente fue Tyson Carter quien acabó completando el juego exterior cajista una vez se completaron los cupos con el fichaje de Augusto Lima. Seguramente, el cambio de aires fue positivo para las dos partes.
Como a todos los jugadores españoles del Eurobásket, el estatus de Jaime creció. Llegó a Tenerife, con una estructura de equipo muy marcada, con Marcelinho Huertas como líder, pero con hueco para desarrollar su talento. En ACB, Jaime promedia, en 17 minutos por partido, 9.6 puntos, 2.4 asistencias y 1.7 rebotes para 9.4 de valoración. En la BCL atesora cifras ligeramente inferiores, pero está teniendo peso en los planes de Txus Vidorreta, dando profundidad a la línea exterior del conjunto canario, que durante un tramo importante de la primera vuelta ha liderado la Liga Endesa.
Jaime conserva intacto su descaro y la capacidad para el desborde fue recuperándola con mucho trabajo tras el proceso largo de la operación en sus dos pies que tuvo. Como demostró en el escenario más exigente, en la final del Eurobásket ante Francia, también puede ser un muy buen defensor en circunstancias concretas. La última vez que Jaime jugó contra el Unicaja fue en 2018, cuando aterrizó en Málaga. Cinco años después, lo hará de nuevo este domingo.
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