Juan Núñez, un síntoma colectivo
La marcha del prometedor base del Real Madrid a Alemania impacta, pero es una tendencia a la que los clubes deben saber adaptarse y leer
Álvaro Folgueiras se marcha a EEUU
Puertas abiertas de regreso
La marcha de Juan Núñez, el prometedor base del Real Madrid de 18 años, reciente MVP del Europeo sub 20 y peleando por hacerse con un puesto en la selección española absoluta que irá al Eurobásket, ha causado cierta conmoción en el mundo del baloncesto. Una joya del baloncesto nacional que se marcha a Ulm, a Alemania, a tener minutos y protagonismo. El Unicaja lo ha experimentado en los últimos tiempos, sobre todo con EEUU como competencia. La última marcha es la de Álvaro Folgueiras, que se va a Florida a hacer su último año de instituto. Pero antes hubo más. La generación de Rubén Guerrero, Francis Alonso y Domas Alonso al acabar su etapa junior también cruzó el charco. Los dos primeros regresaron antes de marcharse este verano. También hubo fugas en edad cadete a otro club español, Gody Dike al Real Madrid y Rubén Domínguez al Movistar Estudiantes, vía un año en Torrelodones. Entre medias, varios jugadores cruzaron el charco. Dos campeones de Europa sub 18, Victory Onuetu y José Tanchyn, no siguen. Ante la ausencia de un LEB Plata, el club entendía que no había hueco.
Es un fenómeno que va creciendo. La extrema competitividad de la ACB propicia que sea cada día más difícil meter la cabeza para los jóvenes en la élite justo cuando viene una gigante ola de talento nacional ya nacida en el siglo XXI, como se está viendo en un verano de resultados excepcionales (ya se vio en 2019, antes de la pandemia, con títulos sub 16 y sub 18 y plata sub 20). Un fenómeno como Doncic es una excepción a la hora de consolidarse en la super élite. En la pasada temporada, seis de los 12 semifinalistas (Madrid y Barça en Euroliga; Andorra, un equipo que descendería, y Valencia en Eurocup; y Tenerife y Manresa en la BCL) de las tres principales competiciones continentales fueron equipos de la ACB. Aunque denostada con frecuencia y con una porción bastante menor de tarta mediática respecto a lo que era décadas atrás, es la mejor liga de continente, con cierta diferencia. En ninguna competición hay la profundidad de buenos equipos que existe en España. Ese dato de Andorra es un síntoma, como que un equipo como el Burgos, ganador de las dos anteriores BCL, diera también con sus huesos en la LEB. La adecuación del canon de ascenso desde la segunda liga a la primera elevó el nivel por abajo, ya había un peligro real de descenso. El dinero del fútbol (Real Madrid, Barça, Baskonia y, en muchísima menor medida, Betis) lo subió por arriba.
¿Qué anima a un chaval de 18 años de enorme proyección a marcharse a Estados Unidos o, en el caso de Núñez, a un equipo de zona media de Alemania? Minutos y competitividad. El mercado ha cambiado. Las agencias quieren lucir a sus jugadores en los mejores escaparates. Pero, ante todo, que luzcan, aunque no sea al máximo nivel. Hay connotaciones de formación y familiares, como en el caso de Folgueiras. Hay ejemplos que resultan un tanto sorprendentes, pero que, escarbando, tienen su cierta lógica. El número 11 del último draft, escogido por los Knicks, fue el alero francés Ousmane Dieng. Decidió marcharse a la Liga de Australia, para jugar en New Zealand Breakers. De allí llegaron también el australiano Josh Giddey, sexto en el anterior draft, o LaMelo Ball, tres en el de 2020. Liga profesional, en la que la patronal paga parte del sueldo del jugador porque da visibilidad, con cláusulas de rescisión bajas y minutos para jugar. En el caso del Ulm alemán que eligió Núñez, en los últimos años se especializó en atraer jóvenes proyectos para ser trampolín a la NBA.
La competitividad, más allá de la formación, es también es lo que busca quien marcha a Estados Unidos. No siempre con buenas elecciones. Pablo Tamba, canterano del Unicaja, se marchó el pasado verano a Idaho, en una conferencia potente, y apenas jugó. Ahora da un paso atrás para coger impulso en un junior college. Pero quien es importante tiene minutos y ambiente competitivo. Es difícil garantizarlo en LEB Plata y LEB Oro. Y la EBA, que bajó algo el nivel con la lógica limitación de americanos, se queda pequeña en muchos casos para el potencial. El Unicaja no logró sacar el equipo de LEB Plata, pero, aun así, por ejemplo el Baskonia logró ascender a su equipo en mayo a la tercera categoría y ha cedido a varios de sus proyectos ACB.
En el caso de Núñez, parece que no ha sido una ruptura traumática. El Madrid tiene en la posición de base a Sergio Rodríguez, Willams-Goss, Alocén (convaleciente de la rodilla que se rompió en Málaga), más Llull y la hipótesis del regreso de Campazzo. Crear huecos es complicado, así que una vía amistosa si no se marcha a la NBA está abierta. Ahora podrá jugar la BBL y la Eurocup, también las ventanas de la selección con España.
El Unicaja también ha verbalizado públicamente a través de su director deportivo, Juanma Rodríguez, que las puertas están abiertas para Álvaro Folgueiras. Igual que ha dado cariño a Gody Dike y Jesús Carralero, que esta temporada que viene acaban su periplo en la NCAA y saltarán al profesionalismo. Se entrenan en postemporada y pretemporada en Los Guindos y el Carpena, igual que un puñado más de jugadores que se marcharon. Una manera de tender lazos y también conocer su evolución. El club malagueño tendrá esta temporada a Mario Saint-Supéry, joven de 16 años que destaca en el Europeo de su categoría y que ya fue el debutante más joven de la historia del club, como jugador número 13. Entra en edad junior y es un año importante de progresión. Entrenará a tiempo completo y jugará con el equipo de Liga EBA, con el que ya destacó la pasada temporada siendo aún cadete. La manera de seducir a los jóvenes es con minutos, Ibon Navarro ya le dio en algún partido concreto una rotación en el segundo cuarto el año pasado con las bajas. Pero en la situación actual del Unicaja, con una plantilla elaborada para el rendimiento inmediato para frenar la insostenible caída de los últimos años, hay que ser audaz para dar cancha a un joven de 16 años. Pero también hay que crear la manera de que sea atractivo estar en el Unicaja para un chaval. Nuevos tiempos, el mercado evoluciona, se globaliza. Y siempre hay un lugar donde se ofrece lo que el jugador busca.
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