Kameron Taylor, un timing perfecto

Trabajar con previsión le permitió al Unicaja salvar una situación delicada deportivamente con el fichaje de Darío Brizuela por el Barcelona. En la tarde del miércoles 12 julio, en el club malagueño se recibió una llamada, en la que se informaba de que el club catalán iba a abonar la cláusula de rescisión del jugador vasco, que ascendía a 1.2 millones de euros. Había habido algún rumor interno previo algún días antes. Era un jugador básico en la plantilla, un cupo además. Y hubo que poner manos a la obra.

El nombre de Kameron Taylor ya estaba sobre la mesa, había gustado bastante lo que se le había visto durante la temporada y se le tenía en la recámara en el caso de que la renovación de Tyson Carter se complicara. El acuerdo con el americano lleva tiempo cerrado, aunque problemas burocráticos ajenos al club y al jugador lo dilatan. Hay que solventar la rescisión con el Zenit antes del anuncio oficial y de la firma. Esa pantalla ya se había pasado, pero hubo que retomarla.

La fecha que se recogía en el contrato de Kameron Taylor para rescindir su contrato era el 15 de julio para abonar esos 100.000 euros. Los agentes del jugador quisieron guardarse una carta por si había movimientos de mercado, se ha visto en varios casos. El jueves 13 se anunciaba oficialmente que el Barça abonaba la cantidad para rescindir a Brizuela. Y el viernes 14 el Unicaja abonaba al Girona para que Taylor firmara por dos temporadas con los verdes. El acuerdo con los representantes fue raudo en un par de días, desde esa comunicación del día 12. El scouting humano se perfeccionó en ese tiempo. En 48 horas, el Unicaja salvó la situación. La marcha de Brizuela fue un palo, pero el timing fue perfecto para solventar su baja con el fichaje de Taylor, un jugador de características distintas pero que encajan a priori en lo que demanda Ibon Navarro. Una semana después habría que haber explorado otras vías distintas.