Lecciones del Palau

La derrota en Barcelona recordó los campos de mejora que hay por delante para poder dar un susto a los grandes

La ley del Palau

Da Silva defiende a Osetkowski. / Acb Photo

La derrota en el Palau Blaugrana del Unicaja cortó una racha de nueve victorias consecutivas del equipo malagueño, seis en ACB y tres en BCL. Es la cuarta derrota de la temporada, tres ante equipos de Euroliga y otra más en Badalona. Cabe escaso reproche para ellas, pero hay que coger enseñanzas para intentar ponerse un tope más alto. Compitió bien el Unicaja, sin estar brillante, durante algo más de tres cuartos en el Palau. Le causó algunos problemas, pero hay margen de mejora evidente. Es utópico pensar en colocarse a nivel de Madrid y Barça, pero es el listón que hay para mejorar.

El Unicaja bajó drásticamente su anotación en Barcelona. Jasikevicius se jactaba de que su equipo había minimizado en los partidos previos a Mónaco y Panathinaikos en los partidos previos de Euroliga, bajando bastante de sus respectivas medias. El Unicaja promedia ahora, tras el partido, 84.9 puntos por encuentro en 12 duelos de la competición doméstica (sube a 87.5 sumando la BCL). O sea, 25 puntos en el Palau. La defensa física azulgrana, con jugadores especialistas y un entramado táctico profundo, costó bastante romperla. El Unicaja anota más de dos puntos por minuto y en Barcelona se quedó en 1.5. Más allá de si el distinto rasero arbitral (26 tiros libres para los catalanes, tres para el Unicaja) pesa, que es un objeto de análisis también, costó crear ventajas, seguramente se abusó del bote y los aclarados. También en posiciones más cercanas al aro con el contacto rival. Fue curioso ver cómo Pérez Pérez, árbitro principal, señaló una falta con tiros libres para Ejim a 14 segundos. Eso impidió que fuera el récord histórico (más de 2.000 partidos oficiales tiene el club) del Unicaja con menos tiros libres lanzados, uno hasta ese momento, en un encuentro.

Cualquier jugador profesional sabe, y así lo reconoce en privado, que condiciona bastante a la hora de actuar un arbitraje. Si pasar un bloqueo con fuerza o fijar con la mano en la cadera se pita en un lado y en el otro no descoloca. Pero no es un factor controlable por el equipo malagueño. Las tres técnicas en tres minutos para Ibon Navarro por protestar que no dejaran un saque rápido en campo propio cuando había anulado el tiempo muerto; para Alberto Díaz por un flopping cuando hay un evidente contacto de Jokubaitis tras el triple del pelirrojo; y para Darío Brizuela por protestar una falta cometida horadaron la confianza malagueña fueron al técnico y a dos campeones de Europa, hombres con jerarquía. Y eso merma. Pero para crecer como equipo también hay que sobreponerse a esos momentos en canchas complicadísimas y ante rivales objetivamente bastante mejores. Son lecciones que se deben aprender como colectivo.

A falta de cinco jornadas para el final de la primera vuelta en ACB, el Unicaja ya jugó ante los cuatro equipos de Euroliga (tres de ellos fuera de casa) más el Joventut y el balance es de 8-4. Vienen dos partidos en casa ante UCAM Murcia y Bilbao para meter el acelerador y asegurar la Copa del Rey. Toca recuperar la fiabilidad ante rivales de liga propia, pero aprendiendo lecciones sobre cómo competir con los más grandes cuando llegue el momento.

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