Lenovo Tenerife - Unicaja, final de la BCL: Belgrado talismán (20:00)
Un clásico del último trienio en el que puede conseguir el sexto título de la historia en tierras serbias, donde consiguió el primero en 2001
Así fue la gala de premios de la BCL
Una placa para Maljkovic
“A ver si Belgrado es talismán”, repite el maestro Boza Maljkovic a todo el que habla con él en los prolegómenos de la gala de los premios de la BCL, sobre el mismo parqué revolucionario del Belgrado Arena. Y sí, en la capital serbia se celebró en 2001 el título de la Copa Korac conseguido a apenas 80 kilómetros, en Vrsac, en la frontera con Rumanía. Se abraza Boza con gente que aún pervive de su época en el club. Mario Bárbara, Juanma Rodríguez, Javi Salvo, Rosa Mariscal. Antes de embarcar por el Danubio en un barco a los VIP. Esa semilla persiste, ha habido algún momento en el que hubo riesgo de que se marchitara la flor. Pero no, está radiante y esplendorosa, en uno de los picos históricos de la entidad.
Está a 40 minutos del sexto título de la historia del Unicaja, superada la prueba sobre un foso de cocodrilos ante el UCAM Murcia. Hay cierta sensación de liberación en el seno del club malagueño. Nada de confianzas y máximo respeto al Lenovo Tenerife (20:00 horas), rey de la competición. Pero sí se ha quitado una losa el equipo de Ibon Navarro, ha dado un paso tras las derrotas ante el Bonn y el propio equipo canario en las anterior Final Four y en esta última Copa, ambas en el Carpena. “El lenguaje corporal con el que salimos no fue apto de una semifinal”, decía tras el partido Alberto Díaz, sin alzar la voz pero ejerciendo de capitán. Se habló claro en el vestuario al descanso. El triple a tabla de Djedovic cambió mentalidades. Lo dijo Sito en el postpartido, lo reiteró Vidorreta. Pero no fue sólo eso. Hay mucho trabajo detrás. El trabajo de un staff amplio que cuida de los jugadores, el esmero de un grupo de profesionales que rebosan carisma y personalidad, que ha encontrado en Málaga un lugar para ser felices en el mundo practicando lo que aman. Y que juegan al baloncesto de manera primorosa, pero también compiten de manera salvaje y ganan mucho.
El Lenovo Tenerife se exprimió bastante en la semifinal ante el Peristeri, con varios jugadores por encima de la treintena de minutos, con el MVP de la competición, Marcelinho Huertas, emulando a Benjamin Button, más mayor, mejor jugador. Con el verso libre Kyle Guy que le permite romper sistemas y aniquilar el aro. Con Shermadini de finalizador. Sin Doornekamp, el verdugo en la Copa, y sin Jaime, tristemente en una convalecencia larga. Tiene mayor profundidad de plantilla el cuadro malagueño, pero la veteranía y saber estar de un grupo que ha jugado cinco Final Four de la BCL (más dos Final Eight, formato empleado durante la pandemia) en ocho ediciones merece la precaución extrema. Pero hay que soltar las riendas, volar. Ritmo, ritmo, ritmo. Es la fórmula para la victoria y para ganar 600.000 euros, lo que vale este triunfo en el Belgrado Arena. Más la gloria, claro.
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