El parqué
Jaime Sicilia
Jornada de caídas
El Unicaja también recibe lecciones en este curso mucho más amable y victorioso. Deben servir para crecer y aprender como equipo para cuando lleguen los momentos más calientes y trascendentes de la temporada, aunque el partido en el Santiago Martín lo fuera. Se ha formado un equipo duro y competitivo, pero aún no ha hecho callo en grandes citas ante los mejores equipos y con la máxima tensión. Ha ganado mucho por abrasión y avalancha, sin entrar en el cuerpo a cuerpo que será necesario para progresar en eliminatorias. Y el San Cristóbal de La Laguna, en un partido con todos los ingredientes de un duelo de play off que con alta probabilidad se puede repetir en cualquiera de las tres competiciones, sucedió que no le dio para ganar y que el Lenovo, un equipo mucho más hecho, manejó mejor la segunda mitad. Tuvo opciones hasta el último minuto el Unicaja, hasta que a 17 segundos para el final Jaime Fernández, ultramotivado y en un partido extraordinario, anotó una canasta acrobática para subir de tres a cinco de renta (91-84).
Puede quedar una sensación rara, pero debe canalizar la energía el Unicaja de manera positiva. Sin ninguna actuación estelar propia, con la baja de Brizuela y a la espera de un fichaje por Lima, Shermadini y Jaime hicieron un partido excelente (48 puntos entre los dos). A pesar de ello, estuvo abierto hasta el final. La gestión del tercer cuarto fue deficiente, se concedieron ahí 31 puntos y se marchó un pedazo grande del partido. Ante un equipo que administra con maestría ventajas y que desespera, el Unicaja fue inferior pero no abandonó y estuvo ahí. Hay meses para pegar el sorpasso a un proyecto más consolidado en los últimos años. Pero hay que afinar con el refuerzo y mejorar.
La atmósfera era de partido grande, lleno en el Santiago Martín y público encendido. En una dinámica de tirones y parciales alternos para cada equipo, empezó pegando el Lenovo, que hacía un destrozo previsible con Shermadini aprovechando continuaciones para devastar en la zona. Uno de esos días en los que se echa mucho de menos a Augusto Lima.
El empaque adquirido por el Unicaja le permitía no irse del partido, al contrario. Del 21-12 ya se regresó con un parcial de 0-8. Con Kendrick Perry al mando, encontrando tiros abiertos y subiendo el nivel defensivo, el equipo de Ibon Navarro volvía (21-20 al final del primer cuarto) y volvía a estirar con minutos en los que Osetkowski hacía daño y el equipo podía correr. Dos transiciones seguidas culminadas por Carter y un notable Ejim llegaban al 25-33 y obligaba a Txus Vidorreta a un tiempo muerto. Desde ahí, un parcial de 7-0 que llevaba a Navarro a parar el partido con Jaime Fernández, ultramotivado ante su ex equipo, llevando la batuta. Y la respuesta, un 0-8 con varias delicias de Tyson Carter (32-41), repartiendo también juego (cuatro asistencias al descanso). Quedaba otro arreón fuerte de Jaime Fernández, sacando faltas, picándose con Carter y metiendo un triple dañino antes de queAlberto Díaz cerrara con dos tiros libres (41-46) el periodo.
Había sido una primera parte de mucho nivel, pero incluso quedó la sensación de que podía haber mandado por más diferencia el Unicaja. Shermadini (16 puntos tras 20 minutos) hacía mucho daño, aunque es algo con lo que se cuenta. Osetkowski (tres) y Kravish (dos) estaban cargados con faltas. Y también Jaime es un jugador diferencial si está bien. Pero el Unicaja oponía su juego colectivo y estaba dando la cara y mandando.
Cinco puntos seguidos a la salida del descanso de Shermadini avisaban de que el elefante seguía en la habitación y que era una sangría demasiado grande. Un triple de Salin (49-46) revertía la situación rápidamente. El Lenovo Tenerife presionaba la subida de balón, ya lo había hecho para remontar, y al Unicaja le costaba construir algo en estático, así que el tiempo muerto de Ibon obligado. El partido era tinerfeño claramente, se jugaba a lo que quería ahora Vidorreta. Seguía la tortura georgiana y también Jaime Fernández recrudecía su dominio. Un tercer cuarto devastador de los canarios, que metían nada menos que 31 puntos. Amenazaron con romper, más hombres metían puntos y el Unicaja aguantaba en la cornisa. El Lenovo gestionaba mejor las faltas que hacía mientras iba con mucha frecuencia a la línea de tiros libres. Son detalles que hay que manejar cuando no se puede ganar arrasando, como ha hecho el Unicaja con frecuencia. Entre los cinco y los 10 puntos de renta local se movía el partido ahora. Cinco puntos, tiros libres de Jaime y un triple de Fitipaldo, en los últimos 30 segundos del tercer cuarto cortaban una reacción malagueña (72-64).
Probaba Navarro la carta de unir a Alberto y Perry en pista, pero tampoco funcionaba. Colocaba a Will Thomas de cinco con Shermadini cuando el pívot volvía. Pero esa barrera de los cinco puntos en contra no la bajó el Unicaja hasta a falta de 34 segundos, tras canasta de Perry. Jaime liquidó las opciones de triunfo malagueñas. Esas faltas que no se hacen y son canastas fáciles, las que el rival sí y las evitas, ese rebote, ese balón dividido... Y una idea enfrente más consolidada. Puede ser el inicio de una gran rivalidad. El primer asalto se lo llevó el Lenovo, pero el Unicaja volvió sin nada roto.
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