Limoges - Unicaja: Poderío por Europa (67-84)

Los malagueños tantean en los cuartos impares y liquida en los pares para conseguir una victoria en Francia que acerca los cuartos de final de la BCL

Las fotos del partido

El Limoges-Unicaja, en fotos
Alberto Díaz sube el balón. / Louis Vizet / Bcl

El Unicaja se pasea por Europa inspirando respeto. En Limoges sacó el rodillo en un lugar donde hay una honda tradición y se valora el baloncesto. Acabó entre aplausos de los aficionados locales. Tanteó en los cuartos impares y mató en los cuartos pares. Una victoria que acabó siendo autoritaria (67-84), con algunos minutos valle con lagunas, pero con una superioridad manifiesta. Con la derrota del Galatasaray ante el AEK, el Unicaja es líder solitario y puede dejar el próximo miércoles muy cerca el pase a cuartos si gana en el Carpena a los turcos. Se corre el riesgo de no valorar los triunfos cuando se entra en rutina ganadora. Y tiene valor lo que hizo el Unicaja en el coqueto Beaublanc. Un sensacional Osetkowski fue el líder, pero, como siempre, fue una victoria muy coral.

El Limoges propuso un partido incómodo. De alguna manera, el Unicaja es el patrón oro de esta Basketball Champions League, la vara de medir por el juego que viene desplegando. Los equipos preparan, lógicamente, trampas para evitar que el equipo malagueño pase el rodillo. Las distintas defensas alternativas y zonales que preparó Massimo Cancellieri dificultaron el juego cajista de partida. Iba por delante (7-14), pero sin la soltura con la que está jugando habitualmente. Para cerrar el primer cuarto, Graves metía un triple que daba la primera ventaja desde el 2-0 al Limoges (19-17). Con el acierto en los primeros tiros, el Unicaja dejó de ser agresivo hacia el aro y de buscar desequilibrios. El Limoges concedía más el tiro que el poste bajo, recurriendo con frecuencia a la zona. Y el Unicaja entró al trapo.

Tras los primeros 10 minutos, el Unicaja salió con otras ideas. Kravish había hecho daño al principio, los minutos de Sima no habían sido buenos y se recurrió al americano. Y el equipo de Ibon Navarro recuperó el mando del partido. Encontró a Osetkowski abierto para meter triples, pero casi siempre pasando previamente el balón por dentro para generar los espacios. La inversión de balón suele ser un castigo preciso a las defensas de ajustes. Y el Unicaja empezó a abrir vías de agua. Ya costaba más doblar marcas y lo aprovechaba Will Thomas para meter trasero y ganar puntos. Un triple de Kalinoski, la sapiencia de Djedovic para robar la última bola antes del descanso y meter una bandeja que ponía la máxima diferencia (34-45)... Y una mayor actividad y mejora de lecturas en defensa. El porcentaje de triples limusino es de los peores de la BCL y el equipo malagueño limitó la concesión de tiros cerca del aro. El balón circulaba bien (13 asistencias al descanso por las seis locales) y es el mejor síntoma de que el juego fluye.

El nivel de juego mermó otra vez tras el descanso. Tuvo dos amagos de romper el Unicaja con 16 puntos a favor (38-54) dos veces, ambas veces cortadas por Cancellieri, que se dejaba sólo un tiempo para los últimos 15 minutos. Pero sabía que ahí no podía dejar romper el duelo. El equipo de Ibon Navarro colocó una alambrada en los 10 puntos y el Limoges no conseguía bajarla, pero el juego enloqueció y el Unicaja perdió el control del encuentro varios minutos. Se mantuvo porque el acierto rival no fue óptimo, también porque los mínimos defensivos son altos. Son momentos que puede haber en los partidos, pero que hay que procurar que no duren más. Se mantenía en los 10 puntos de renta a falta de 10 minutos y quedaba la decisión.

Y ahí el Unicaja está demostrando el colmillo y el fondo de armario que le hace un equipo potentísimo y rival a batir en esta BCL. Hay energía extra y, tras un triple del interesante Graves, el Unicaja le endosó un parcial de 0-12 después de colapsar el ataque francés. Djedovic propició tres pérdidas rivales con su astucia y el Unicaja ya metió sexta para sellar la victoria. Hubo altibajos y momentos en que la concentración no estuvo al tope, pero exhibió músculo y superioridad en Limoges. Otra victoria en la que el último cuarto es letal y el camino a los cuartos de final se limpia bastante. Da gusto ver cómo se pasea por Europa el equipo malagueño. Es una competición la BCL que se puede ganar. Paso a paso, pero hay que poner huevos en este cesto.

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