Málaga parecía Jerusalén
Los aficionados del Hapoel crearon un ambiente impactante con sus cánticos y su actitud y llegaron a semejar al Carpena con más de 2.000 seguidores desperdigados por la grada
Málaga ganó el pulso con Jerusalén para organizar la Final Four de la Basketball Champions League, pero un pedazo grande de la capital israelí estuvo en el Martín Carpena. Los más de 2.000 seguidores del equipo hebreo crearon un ambiente impresionante. Algo nunca visto en el Palacio por una afición visitante. Se podía decir que Málaga parecía Jerusalén y no había miedo a equivocarse. Con el catálogo bien aprendido, con tono faltón también gritando en principio “Puta Tenerife”, que después mutó a “Puta Málaga” para tomar partido por el Bonn. Fue impactante y la atmósfera fue influyente en el partido. Después de marcharse por 15 puntos en el tercer cuarto, remontó el Lenovo, que mandaba por cuatro en el último minutos, pero un brutal triple con adicional de Vene permitió igualar. Y el triple postrero de Fitipaldo que no entró desató la locura. El equipo celebraba con la afición el triunfo.
Mientras se jugaba la primera semifinal, el Unicaja larvaba también su ambiente. A las 16:30 horas era la cita en un bar cercano y desde allí el cortejo se desplazó hasta el Palacio para estar puntual para la llegada del equipo. Más de 1.000 personas aguardaban a que el autobús del equipo, llegado desde Benalmádena, cuartel general del torneo, entrara por el parking trasero del Carpena. Cánticos, botes, pancartas, humo y papelillos para dar a la bienvenida a los jugadores, a los que después se ovacionaba cuando se retiraban desde la grada de invitados hasta el vestuario para iniciar el calentamiento. La afición del Unicaja se aliaba con la del Lenovo Tenerife ante la importante desventaja con el equipo israelí en el número de efectivos y en el brío de sus cánticos. Viendo de pie el partido, apretando y solventando una situación crítica para llegar a la final de la Basketball Champions League por primera vez en su historia. Y dejando la constatación de que en Israel el baloncesto es algo más que un deporte y que hay vida más allá del Maccabi. Sotto voce se comentó que un argumento para que la Final Four no se fue para Jerusalén porque el club estudia saltar a la esfera Euroliga y no quiso firmar un documento para continuar en la competición. En cualquier caso, demostró que, por lo menos en afición, está a esa altura.
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