Una España con ADN de Los Guindos
Hacía 19 años que no coincidían tres jugadores malagueños en una convocatoria de la selección española
Alberto Díaz, Francis Alonso y Rubén Guerrero recogen el testigo de Nacho Rodríguez, Carlos Cabezas y Berni Rodríguez
Nadie tiene más jugadores que el Unicaja en la convocatoria de Sergio Scariolo con España para los partidos clasificatorios de cara al Eurobásket de 2022 frente a Israel y Rumanía. Sin los NBA y los Euroliga, el bloque nacional cajista, básico en las aspiraciones verdes, tiene mucho peso en los planes del bresciano. Y falta Jaime Fernández, un fijo pero que ahora tiene que volver a pasar por boxesJaime Fernándezboxes. Y tres de los que están en la burbuja de Valencia con la selección española son malagueños, formados en Los Guindos. Una fantástica noticia y un premio a la apuesta sincera por la cantera, además de un hecho que es noticia per se. Sólo ocurrió una vez en la historia de la absoluta y hace ya 19 años.
Fue el 21, curiosamente también de noviembre, de 2001 en la ciudad madrileña de Arganda. Allí España, con Javier Imbroda a la cabeza y Manolo Rubia como delegado, comenzaba la fase de clasificación para el Campeonato de Europa de 2003. El malagueño de adopción, ahora dedicado a la política, citó en aquella ocasión a Nacho Rodríguez, Carlos Cabezas y Berni Rodríguez. Esa combinación made in Málaga, aunque Germán Gabriel también luego tuviera presencia, no volvió a darse. Esa tarde la selección pasó por encima de Rumanía con firmeza (92-50) en un buen partido de Nacho, el jugador de la provincia que más veces fue internacional. Estaban en esa plantilla varios ex cajistas como Kornegay (entonces en el Unicaja), Garbajosa o Alfonso Reyes.
Un día para el recuerdo porque, casualidades del destino, fue el bautizo con los mayores de Cabezas y Berni, que un lustro después serían campeones del mundo en Japón. Ya venían haciendo ruido en Mannheim, Varna y Portugal con la Generación de Oro. Pese a todo, no estaría ninguno en el torneo continental en 2003, donde España fue plata por detrás de la Lituania de Macijauskas, Stombergas, Siskauskas o Saras Jasikevicius. Sí se instalarían, con alguna ausencia por decisión técnica o lesión, en el equipo nacional. Además del oro en Saitama, Berni fue medallista de plata en Pekín'08 y en el Eurobásket de 2007, esta última también con Cabezas (que recientemente cumplió 40 y sigue jugando en Uruguay), que se colgó el oro en otro Europeo en 2009. También rascó metal Germán, un bronce en 2013 en Eslovenia.
Y hay un hilo conector entre esa generación y la actual. "Recuerdo es ir al Martín Carpena siendo un micaco con mi hermano cuando mi padre [Paco Alonso, ex jugador y ex entrenador del club] era técnico ayudante de Boza Maljkovic e ir a verlos entrenar, a jugar con Carlos y Berni", contaba Francis Alonso en una entrevista con este periódico hace unas semanas. Él y Alberto Díaz también acudían al campus multideporte que hacía Nacho RodríguezNacho Rodríguez, hoy director deportivo de un gigante como el Barcelona, en la Universidad Laboral. "Aquello era sinónimo de diversión, fui varios años y son esos veranos de la infancia que recuerdas siempre. No me acuerdo muy bien del Nacho jugador, me pilló muy niño para verle, pero tengo muchas memorias de su campus, me lo pasaba muy bien, era muy divertido, conocí mucha gente involucrada en el baloncesto", añadía. Y el más claro y directo. Germán Gabriel forma parte del cuerpo técnico de Luis Casimiro en el Unicaja, donde trabaja especialmente con Rubén Guerrero.
Desde el junior al primer equipo y ahora a la selección. Es el camino de los tres canteranos, que tomaron caminos diferentes para llegar al profesionalismo. Escalados del 1994 al 1996, Alberto Díaz es el mayor con 26 años. Hace dos décadas que se enroló en la EBG para desde ahí llegar directo al Carpena. Después de un par de cesiones en Bilbao y Fuenlabrada cumple su sexta temporada en el Unicaja, siendo el séptimo jugador con más partidos en la historia verde, 286. Uno de los grandes referentes del club, está atado hasta 2024. "Siempre ha respondido bien cuando la barra se ha subido. Si la barra se ha quedado, él se queda. Pero si la barra sube, él la salta. Él se lo merece, por más consideración baloncestística que se pueda tener de él, como persona todo lo bueno que le pase", le piropeaba Scariolo en una charla con este medio. En constante evolución desde que llegó a la élite no extraña que su nombre aparezca en las quinielas para Tokio'21. La criba será dura, con Ricky Rubio y el Chacho con un puesto casi asegurado, pero a este nivel tendrá opciones. Dependerá del rol del tercer base, pero pocos defensores mejores en Europa. Un fijo para las ventanas, en Valencia sumará dos internacionalidades más a las seis que tiene.
Rubén Guerrero y Francis Alonso optaron por la vía estadounidense, cada vez con más adeptos. Bien es cierto que pocos son los que se asientan luego en la ACB tras pasar por la NCAA. Forman parte de esa honrosa excepción. El marbellí, de 25 años, llegó a Los Guindos en el primer año de cadete y cuatro después se marchó a la Sunrise Christian Academy de Kansas, una Prep School. En su etapa universitaria pasaría por South Florida y Samford, donde se consolidaría para hacer el viaje inverso. En el segundo año de un contrato de dos garantizados y uno opcional, se trabaja en la ampliación de la vinculación del pívot. La apuesta por él es importante y se le está dando espacio para crecer, son ya 66 partidos en el primer equipo.
Tras un tramo descollante la temporada pasada, ahora ha vuelto a recuperar protagonismo después de un valle. Es el cinco titular para Casimiro y ahora recibe este espaldarazo de Scariolo, que siempre le tuvo fe. No abundan en España los pívots de sus características. "Es un fantástico tercer cinco y no se le puede achacar deficiencias de otros jugadores en el mismo rol que harían que tuviera que ser el primero o el segundo. Es como un ejemplo un poco exagerado. Estoy en un avión y a los dos pilotos les da un yuyu y me toca pilotar a mí porque estoy en primera fila. Rubén tiene que trabajar para ser un segundo cinco de alto nivel. Pero llegará", aseguraba el seleccionador y ayudante en los Raptors de la NBA. El pívot debutó con la absoluta en febrero tras una Copa del Rey excepcional.
Unos meses después que Guerrero cruzó el charco Francis Alonso, que también tuvo un paso previo a la universidad en la Cushing Academy, criado entre la EBG y Los Guindos. De la generación de Domas Sabonis, con el que mantiene el vínculo. Luego haría un periplo brillante en Greensboro, donde inscribió su nombre en letras doradas. Más allá de unos números rimbombantes (récord de triples y segundo máximo anotador histórico tras Kyle Hines) dejó un buen legado. Allí profundizó en una ética de trabajo que hoy le hacen ser un tirador de altísimo calibre (sus promedios este curso en triples están en el 50%). Tras un primer año muy duro entre Fuenlabrada y Oviedo ha tenido una irrupción asombrosa en el Unicaja. Está deslumbrando y es una de las principales armas ofensivas en un equipo con Bouteille o Brizuela, el otro cajista en Valencia. Su contrato expira en 2022, pero su rendimiento obliga a moverse ya porque un cupo de este nivel está muy cotizado en el mercado. Y va al alza.
Scariolo cree que tiene potencial de jugador de élite. "Honestamente no me ha sorprendido su capacidad anotadora. Sí pienso en lo que tiene que mejorar para adquirir de un escolta, o un base, que también podría ser, de nivel internacional. Entiendo y sé que es un jugador ambicioso y que debe mirar al alto más nivel. Debe crecer físicamente y en el playmaking, la creación de juego. Francis tiene un don, que es talento natural y también muchas horas y repetición. El desafío de Francis es ser un gran jugador", decía el bresciano, que salvo hecatombe será el culpable de su bautizo con la absoluta. Aunque estuvo en alguna concentración con la sub 22 y en alguna prelista de las ventanas, no juega un partido oficial con España desde 2016, donde fue campeón de Europa sub 20. Ahora llega el premio gordo, que no debe ser el último.
En Valencia puede vivirse un momento histórico y de alegría para el baloncesto malagueño. Tres jugadores de la tierra defendiendo la camiseta de una España que pese a no poder contar con los NBA y los Euroliga tiene un nivel medio alto. No hay que perder la perspectiva. Y hay mucho en juego en estos dos partidos en La Fonteta para el combinado nacional, que ya se dejó un triunfo por el camino en febrero. Hay que seguir poniendo ladrillos para el Eurobásket de 2022. Alberto Díaz ya las puso para ser campeones del mundo y su medalla tiene. Rubén Guerrero estuvo en esa concentración primigenia en Benahavís y ahora se sube al carro Francis Alonso. Un quinteto malagueño que completan el médico Carlos Salas y el preparador físico Enri Salinas. Un orgullo para Málaga.
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