La Rayuela
Lola Quero
El rey de las cloacas
Se hizo en Girona, en el WiZink, pero esta vez el Unicaja no pudo cerrar una remontada épica en Le Mans. Cayeron los malagueños por 85-78, la primera derrota de la temporada de BCL, que no duele por las consecuencias, clasificación al Round of 16 que sigue bien orientada, todavía líderes de grupo en una posición ventajosa. Una reacción lógica tras el esfuerzo ante el Real Madrid, pero donde el equipo malagueño pasó del 71-56 al 78-78, de nuevo luciendo ese ahínco de agarrarse a los partidos. Dos últimos minutos nefastos chafaron las opciones. Se cierra además esa racha extraordinaria de triunfos, en nueve, que además liberará al equipo. No se pierde la perspectiva, actuación que es entendible por la resaca de los últimos días.
No es Le Mans la flor y nata de la BCL en talento, sí un equipo aplicado, inteligente para saber encontrar las debilidades del Unicaja. Ya demostró cosas en el Carpena. Un inicio que fue áspero, encontrando el conjunto francés vértigo y los cajistas a una velocidad inferior. Esperable, por la exigencia de Le Mans, su día para agarrarse a la BCL. Encontró Ibon Navarro un quinteto de seguridad, en una primera rotación con Djedovic, Osetkowski y Perry, ya sano de su rodilla. Anotaba el de Florida una suspensión para cerrar el primer cuarto (24-24). De menos a más, pero afectó ese corte. No se dejó de trabajar, pero el Unicaja se topaba con el buen criterio del Le Mans, también falta de acierto en momentos concretos. Barreiro erraba varios triples liberado, a Alberto se le salía desde la esquina, mismas situaciones en Kalinoski o Kravish y una mochila que iba pesando. Ibon Navarro trataba de agitar con una protesta descomunal, con premio en forma de técnica, buscando energía, porque faltaba eso. Pudo nutrirse Le Mans con un parcial de 13-2, del 27-29 al 40-31, con DeVante’ Jones o Abdoulaye N’Doye cómodos y todo el poderío físico local. Repitiendo la fórmula del primer cuarto, Djedovic hacía de sostén antes del descanso, pero Matt Lewis hacía daño con un triple para cerrar la primera mitad (44-37).
Como en Fontajau y el WiZink, Le Mans exigía un esfuerzo descomunal tras el descanso, que el Unicaja aceptó. Costaba encontrar registros para desenredar al Le Mans, jugar en Francia asegura algún traumatismo al día siguiente. Las piernas pesaban toneladas. Excesivo protagonismo de Perry, no es una fórmula muy halagüeña; había que encontrar otros actores. Errores antes de acabar el tercer cuarto, alguna falta que no tocaba de Kravish o una espesura generalizada, que aprovechaba Le Mans para atar un 65-54; se estuvo a siete (59-52) instantes antes. Demasiados factores en contra, la mayoría por méritos de los jugadores de Elric Delord. No se encontraban respuestas, , el equipo exteriorizaba poca gasolina. El partido cambiaba su tendencia en 30 segundos, del 71-56 al 71-63. Instinto y el pegarse como una lapa. Emergió el talento de Osetkowski, con canastas de gran mérito, un triple desde la esquina sin ángulo que generaba miedo. Faltaba un paso. Pero Trevor Hudgins, un proyecto Euroliga, hacía daño. Kalinoski empataba el partido con dos triples sublimes, limpios (78-78). Qué capacidad. Un partido de dos minutos. Pero esta vez no hubo milagro. 7-0 en ese tramo tras una sucesión de despropósitos. No se anduvo lejos.
También te puede interesar
Lo último
No hay comentarios