La Marea Verde subió, pero no alcanzó para ahogar al Barça

La afición malagueña luchó para ayudar a los suyos a sobreponerse al conjunto catalán, pero los visitantes se llevaron el gato al agua

La crónica del encuentro

El tercer partido de las semifinales Unicaja-FC Barcelona, en fotos / Carlos Guerrero
Alberto S. Fernández

11 de junio 2023 - 20:53

Unicaja volvió de Barcelona con la eliminatoria 1-1 tras una gran actuación en el segundo partido para robar el factor cancha al conjunto entrenado por Jasikevicius. Debido a esto, los partidos emplazados en el Martín Carpena tomaron una importancia mayor, dado que el devenir de la serie pasaba por el feudo cajista porque con dos victorias de uno de los dos conjuntos se clasificaría el vencedor a la final de la ACB.

Más de una hora antes del partido, los aficionados malagueños ya se encontraban alrededor del estadio dejando ver que iba a ser una numerosa cita. 20 minutos antes del encuentro, ya se podía ver el pabellón con cerca de la tercera parte de sus localidades ocupadas y animando de forma aireada con cánticos como "Ibon tiene un plan, Ibon tiene un plan".

La magia comenzó con las características notas de piano, que dan comienzo al himno de Unicaja, que provocó que la Marea Verde se levantase y, con todos sus integrantes, elevando sus bufandas o manos al cielo, comenzaron miles de voces a cantar con un mismo corazón.

Desde que los colegiados hiciesen comenzar la contienda, los millares de malagueños desplazados al Palacio de los Deportes José María Carpena demostraron que quien avisa no es traidor y se volcaron con su equipo. Desde ese momento, la guerra había comenzado y la afición iba a convertirse en el sexto jugador cajista para apoyar a los suyos al ritmo y melodía de los 'Mihitas'.

Durante la primera mitad, las acciones fueron mayoritariamente de cara para los locales pese a la gran igualdad sobre el campo y la afición no dejó de celebrar en todo momento las acciones de los suyos. Sin embargo, en la segunda parte, el FC Barcelona comenzó a dominar y los asistentes al Carpena no dejaron caer a los suyos en ningún momento.

En el último cuarto, los culés se distanciaron en el luminoso hasta ponerse hasta más de una decena de puntos arriba. Entonces, el público se activó más que nunca y comenzó a elevar los decibelios de forma descarada. Cada ataque catalán podía reconocerse con los ojos cerrados por los silbidos y chillidos para poner nerviosos y provocar el fallo de los adversarios, y cada acierto cajista se celebraba con miles de gritos de "¡Vamos!", y con puños en el aire.

En los últimos compases, el Barça sentenció el partido, pero no se dejó de escuchar al público, que animaban a los cajistas hasta el último momento, porque sabían que la eliminatoria es al mejor de 3 y que esta guerra aún no se había acabado, dado que aún queda mínimo un asalto más.

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