Mario Saint-Supéry, los dos primeros de muchos
El canterano anotó sus primeros puntos con el primer equipo
Al ritmo de Saint-Supéry y Mena
Saint-Supéry, no el mesías
Mario Saint-Supéry acababa el sábado casi a las 22:00 horas su partido de Liga EBA en Los Guindos, en el que había sido clave para la victoria de los chicos de Antonio Herrera (30 de valoración).Antonio Herrera Cenar, dormir unas horas y listo para ir al Carpena. Tyson Carter apenas había entrenado durante la semana por un proceso gripal y podía vestirse por primera vez esta temporada, aunque es uno más del banquillo en los partidos de casa. Cuando se confirmó por la mañana del domingo que el americano no estaba en condiciones de jugar tras pasar días en cama e incluso unas horas en el hospital, el joven malagueño entraba en el acta.
Saint-Supéry es un miembro más del primer equipo. Suele decir Ibon Navarro que tiene 13 jugadores. Participa de todos los entrenamientos salvo aquellos en los que son en viaje sin estar entre los 12 o los días de partido con el EBA, y de todas las actividades que realiza el primer equipo. Está estudiando el Bachillerato a distancia que se permite a los deportistas de alto nivel y ello le permite mayor flexibilidad para ganar tiempo, unido al hecho de ahora vive al lado del Carpena con sus padres. Es una temporada de cambios y no es sencillo asimilarlo todo de golpe para un adolescente que aún tiene 16 años, aunque ya la segunda mitad de la campaña anterior tuvo un anticipo. Es por ello que hay que tener paciencia colectiva con el chico. Seguramente, aunque hasta ahora ha quemado etapas a una velocidad inesperada, sea un curso de trabajo más sordo o ciego, pero igualmente importante en su progresión como jugador. Tiene que aprender también, por ejemplo, ahora a manejar niveles de intensidad o agresividad distintos en ACB y EBA o juniors. Es parte del proceso evolutivo como jugador que debe enriquecerle.
No obstante, hay lógicas ganas de ver a Saint-Supéry. Es un jugador con condiciones especiales y llamativas. Nombrado hace unos meses mejor jugador sub 16 de Europa, el público del Carpena, cuando veía que el partido ante el Real Betis estaba decidido con más de 40 puntos arriba en el último cuarto, empezó a corear el nombre de "Mario, Mario" a falta de siete minutos para el final. Poco después, Ibon Navarro le daba entrada en la pista junto a Alberto Díaz, que ejerce de referente para los jóvenes (el sábado acudía a ver en Los Guindos al EBA y los cachorros cajistas acudían a saludarle antes del partido en una muestra de respeto). Ya era un ejemplo antes, pero, evidentemente, el boom del Eurobásket multiplica su influencia positiva.
El joven rinconero tuvo cinco minutos en pista. “Le pedí que no fuera el niño que solo quiere atacar. En ataque, que no le dieran el balón para que tirara por tirar, que siguiéramos haciendo las cosas bien. No sé cómo ha sido el parcial con él en pista, pero hizo cosas bien, pudo sacar una falta y meter los tiros libres. Él tiene que venir con la mentalidad de que ya no es un niño, él es el jugador número 13, tiene que venir sabiéndolo y tiene que entrenar sabiendo que es el 13 porque quiere jugar”, le exigía Ibon Navarro, que sabe que tiene un jugador especial entre manos, pero que ello implica exigencia y confianza a la vez.
Había intervenido en cuatro partidos oficiales la pasada temporada Saint-Supéry, debutaba en ésta. Le hizo una falta, curiosamente, otro producto de Los Guindos,Pepe Pozas, que intenta recuperar su mejor nivel y que tenía minutos en el cuarto final en el Betis. Tuvo dos tiros libres y los metió sin vacilar. Un buen detalle que, con todo el Palacio pendiente de él, fuera capaz de no fallarlos. Tomó alguna iniciativa más, un pase doblado que Osetkowski no pudo coger bajo el aro. Fueron sus dos primeros puntos con la camiseta del Unicaja. Es difícil hacer prospecciones seguras con jóvenes jugadores, intervienen muchos factores. Pero en el seno del club están convencidos de que fueron los primeros de muchos.
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