Roberts sí y no (89-86)
Monbus Obradoiro - Unicaja Baloncesto | Crónica
El americano, tras enganchar al partido al Unicaja, falla la bola para ganar
El equipo no será cabeza de serie en el sorteo de la Copa este lunes
Una buena primera vuelta perdió nota en Santiago. El Unicaja no es cabeza de serie en la Copa tras caer ante el Obradoiro (89-86) en un partido que dominó, sin holgura, tres cuartos. Tuvo la bola para ganar el partido pero Roberts la falló y sentenció Simons con tiros libres. Tras un partido impresionante, en el que fue responsable de todas las opciones de ganar al equipo, el base de Ohio se precipitó buscando un tiro en una posición no muy buena con bastantes segundos de posesión por delante.
Más allá de Roberts, la sensación es que el Unicaja tiene techo, no mucho más allá de donde está ahora si no lo ha tocado. Sin Alberto Díaz y Carlos Suárez el equipo tiene un déficit muy grande de carácter. Hay demasiados jugadores pusilánimes a los que los momentos de tensión le superan. Tramos de partido de Waczynski, Shermadini, Milosavljevic o Salin son impropios para pensar en algo más grande, no se llega a más. Y tiene difícil solución, sólo desde una cristalización colectiva podría superarse. Pero no hay una solidez defensiva con la que solapar esas desconexiones. Luis Casimiro tiene faena, bastante.
Era un aliciente ser cabeza de serie, porque lo había merecido durante el grueso de la primera vuelta el Unicaja. Es el varapalo a corto plazo, pero también pensando a más largo. La distancia que se ha tenido con Tenerife o Valencia a lo largo de la temporada se ha dilapidado. Parecen en mejor dinámica los rivales ahora, justo cuando llega un primer pico de no retorno de la temporada.
Kostas Vasileiadis monopolizó el inicio de partido. Camino de los 35 años, el griego es el líder del Obradoiro, Moncho López le ha dado galones y dispone. No sólo como ejecutor, también como creador de juego por la atracción que ejerce sobre las defensas rivales. 15 puntos llevaba al final del primer cuarto, cerrado con un triple sobre la bocina a tablero y a una mano desde 10 metros. Estaba iluminado el ex cajista y ello condicionaba el juego.
El Unicaja había encontrado grietas en la defensa gallega para hacerle daño. El balón también corría y no sólo un jugador era capaz de meter como enfrente. Grandes minutos de Dani Díez, en crecimiento en esa posición de cuatro en la que hay hueco libre. No sólo en ataque, con tres triples con poco margen, también con buenas defensas sobre Llovet. El agujero del rebote de ataque (para el rival), no obstante, penalizaba en algunos momentos.
Tras el huracán de Kostas (26-25 al final del primer cuarto), el Unicaja fijó mejor la defensa sobre el rival. También correctos minutos de Boatright en su primer encuentro con verdadero protagonismo. Supo leer situaciones para generar ventaja, no sólo para decidir él. Se iba con cuatro asistencias al descanso. Y se despegaba el Unicaja (33-39). Colocaba Casimiro a Lessort y Shermadini juntos, seguramente para reparar esa fuga en el rebote. Salió bien en algún otro momento, pero en el Fontes do Sar se mataban los espacios. Regulares minutos de Jaime Fernández, que no atinaba en el triple y perdía un balón con una falta de ataque.
El ritmo anotador había descendido, pero la reordenación del quinteto permitió al Unicaja dar un impulso antes de ir al vestuario. Un afortunado triple de Roberts sobre la bocina, devolución del de Vasileiadis, permitía ir con cuatro puntos de renta (41-45).
En el regreso, el Unicaja engarzó varios minutos buenos ofensivamente, pero sin el respaldo de la defensa. Es el evidente nicho de crecimiento del equipo. Varias veces se colocó con seis puntos de renta, pero no dio el paso definitivo para romper. Roberts llevaba bien al equipo, pero Jaime Fernández no daba el paso definitivo para tener una eficaz multidirección con la que romper el partido. Cuando se bloqueaba en ataque, el Obradoiro recortaba distancias.
Y metía demasiadas canastas fáciles el equipo dirigido por Moncho Fernández, ahora sin dependencia de Vasileiadis. Que estaba en pista y generaba una lógica precaución. Pero Singler, Hlinason y Brodziansky se aprovechaban de la atención que generaban los exteriores para atacar el aro.
Después de otro buen relevo de Boatright, atacando con sentido y dividiendo a la defensa antes de pasar, y otro triple de Dani Díez (59-64), dos malos ataques y una absurda personal de Shermadini dejaron el marcador en 63-64 al final del tercer cuarto.
Dos triples impresionantes de Sabat fueron repelidos por un no menos espectacular tres más uno de Boatright. Pero el Unicaja había perdido el control del partido, El Obradoiro se sentía cómodo y lideraba por primera vez desde el segundo cuarto (75-70). Los tiempos muertos de Casimiro servían de bálsamo. Respondía el Unicaja con triples de Roberts y Jaime (75-76). Dos deciciones arbitrales propiciaban las protestas cajistas. Una faltita de Dani Díez en el rebote y una clara falta no pitada a Roberts en el siguiente ataque.
Una pérdida de Jaime cuando padecía un 2x1 y otra de un Shermadini errático propiciaron dos contraataques fulgurantes del Obradoiro (81-76). Estaba sonado el Unicaja, el rival con confianza y seis puntos (85-79) de renta. Ahí emergió Roberts, con minutos fabulosos y una fe en la victoria admirable, para enganchar al Unicaja al partido (87-86). Falló el Obradoiro el ataque y Roberts la tuvo. Quizá cegado por sus minutos previos, se precipitó y buscó con demasiados segundos una bombita lateral que no entró. Ahí perdió la posibilidad de ser cabeza de serie en la Copa. Ahí dejó la sensación de que no tiene mucho más.
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