MoraBanc Andorra - Unicaja: Un fondista implacable (81-87)
El Unicaja encadena la novena victoria consecutiva en Andorra en un nuevo ejercicio práctica de control de los tiempos y los ritmos para acelerar en el tramo final y ganar
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Si fuera atleta, el Unicaja sería un fondista que controla los tiempos y los ritmos para asestar un golpe definitivo en el sprint. Viene repitiendo el guion en las últimas salidas. De menos a más, un tercer cuarto que es un punto de inflexión y uno último que es demoledor, en el que el rival se postra. Es el Madrid, es el Girona o es un buen Andorra, que no ofreció una impresión de ser un equipo con cinco derrotas seguidas, ya seis. El Unicaja encadenó su noveno triunfo (81-87) en la competición doméstica en la bombonera pirenaica. Queda ya lejano aquel partido de comienzos de octubre en Gran Canaria en el que se perdió por tercer partido consecutivo, ese pequeño bache inicial. El equipo de Ibon Navarro es un martillo pilón, tiene unos niveles de confianza tremendos y cada vez más mecanismos que le hacen ser, respetando el estilo y la idea, un bloque camaleónico con el que el rival no sabe a lo que atenerse. Sí, juega mejor cuando el ritmo es alto e impone su ritmo, pero cada vez va siendo menos previsible en el juego en estático, hay más alternativas. Cuando casi el 70% de los puntos se meten desde el banquillo es que hay una profundidad y un trabajo detrás gigante.
El Unicaja sigue llenando el granero de victorias y ser cabeza de serie en la Copa de Málaga está cada vez más a tiro. Le costó coger las riendas del duelo porque el rival, apurado por su racha propia y por los resultados rivales con las victorias de Granada y Breogán propiciaba que el descenso estuviera más cerca. El MoraBanc vivía del peligroso Maric, intentaba castigar el juego interior también con algunas acciones de Dos Anjos. El canterano cajista Rafa Luz llevaba bien el peso del partido y el Unicaja iba a remolque (17-8 o 31-22). No dejaba que el rival superara los 10 puntos de renta. Estiraba pero hacía el acorderón. Perdía más balones de los habituales el bloque de Ibon, aunque a cambio dominaba en el rebote. 39-35 era la distancia al descanso.
En el tercer cuarto, pisotón en el acelerador. Un fabuloso Kalinoski había sido el sostén, pero se iban sumando más anotadores. Todo nacía desde atrás, el Andorra ya no metía tantos triples. Sacaba el comodín de Montero, al que el Unicaja había contenido muy bien durante casi tres cuartos. El dominicano se soltó en los últimos 13 minutos para meter 14 puntos. Pero para entonces los malagueños ya llevaban el timón del partido. Volteó con un triple de Ejim para obtenter la primera ventaja del partido (58-59). Montero hacía algún intento y tomaba alguna ventaja más el equipo de Natxo Lezcano, pero ya el Unicaja subía el diapasón y se hacía incontenible. Rajaba Perry la defensa con penetraciones, también Kameron Taylor. Y se sumaba un Dylan Osetkowski que probablemente sea al peso el mejor jugador de la temporada por números y continuidad. Irrupción del californiano para firmar un parcial de 2-10 y poner cuesta abajo el coche (72-80). El MoraBanc dio sus últimos coleteos y no se rindió, pero el fondista, imperturbable con 53 puntos anotados en la segunda mitad, ve al rival con la lengua fuera mientras él llega fresco a la línea de meta. Así una y otra vez. Es el Unicaja, que en el mes de diciembre sólo ve por delante la matrícula del Real Madrid en la Liga Endesa. Novena victoria seguida en Andorra.
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