Me llamo Yannick Nzosa
Unicaja Baloncesto
El pívot congoleño, el segundo más joven en debutar con la camiseta del Unicaja en partido oficial, completa un partido sensacional en su estreno
La presentación en sociedad de Yannick Nzosa fue un estruendo. Hay quien se preguntaba de dónde había salido ese espigado chaval que condicionó el partido. Una hora después abría la portada de www.acb.com una simbólica imagen, acompañado de Pablo Sánchez, los dos más jóvenes jugadores en vestir la camiseta verde. Con él y Pierre Sene, otra perla africana que se curte, vive y piensa en baloncesto mientras completa el Bachillerato en un instituto cercano a Los Guindos en el que alucinaron con su facilidad para sacar buenas notas pese a que llegó sin saber español. Aprendió rapidísimo y, en parte, le define esa madurez. El abrazo de Sánchez y Nzosa al acabar el partido era una imagen impagable, un día de fiesta en Los Guindos. Después el resto de los compañeros le jaleaban en el centro de la pista. Horas después pronunciaba sus primeras palabras.
El Unicaja hizo una apuesta el verano de 2019 por el jugador congoleño. Una casualidad, que la República Democrática del Congo jugara un torneo de preparación para el Muncial en Málaga con la selección española, propició que el director deportivo del Unicaja, Manolo Rubia, entrara en contacto con el director técnico de la Federación del país africano, Joe Lolonga. En el club se sabía de la existencia del jugador, ya siendo cadete había jugado el Adidas Next Generation con el Stella Azzurra y conocía su dimensión, pero se le veía inalcanzable. Lolonga y Nzosa, que no jugó aquel torneo pero acompañó a la expedición, vieron en Málaga un lugar en el que continuar su carrera después de un par de años en Italia. Visitaron Los Guindos y conocieron el Carpena y empezó un proceso largo, con situaciones kafkianas, como la búsqueda de la firma de sus progenitores y gestiones de todo tipo. El caso, con denuncia del Stella Azzurra, acabó en la FIBA. El Unicaja tuvo que pagar algo menos de 25.000 euros tras meses de espera, que no impidieron que mostrara su potencial en el torneo de la Euroliga en Valencia. El transfer llegó en pleno confinamiento. El Unicaja le firmó hasta 2024. Si todo va normal, no acabará su contrato y dejará un buen dinero, casi un millón de euros, rumbo a la NBA. Aunque, claro, si mantiene el nivel de su debut quedará desfasado. Para quienes le ven entrenar cada día y para lo que mostró en pretemporada no fue una sorpresa lo que hizo ayer. Lleva sus asuntos ahora la agencia CAA, con grandes estrellas en su cartera.
Durante el confinamiento se le podía ver en la playa corriendo por La Misericordia y Huelin, haciendo ejercicios con Sene y Solueymane Pina Traore, otro africano de la cantera, acompañados de María Lucio-Villegas, la tutora que cuida de todos los jóvenes becados en la Residencia y que en aquellos días duros se quedó en un piso con ellos. En cuanto pudieron, trabajaron en Los Guindos, al aire libre primero y a cubierto después. Después se integró en la dinámica del primer equipo, no se le cedió al CB Marbella para jugar en LEB Plata porque se le veía para más. Probablemente para esto.
El Poliesportiú de Andorra fue el escenario del debut oficial con el primer equipo de Yannick Nzosa. Un jugador llamó a trascender y a no dejar indiferente. Vistió por primera vez la camiseta del club oficialmente con 16 años, 10 meses y 12 días. Con él en pista estaba en el último cuarto Pablo Sánchez, con 16 años y nueve días, dentro de poco hará dos años de aquello, el jugador más precoz en vestir la camiseta verde. Nzosa es un jugador de características especiales, las demostró desde el primer día ante rivales como Dime y Tunde, de capacidad atlética y física.
Aún en edad junior, Nzosa tiene cualidades que se cotizan caras. Altura, tremenda envergadura y capacidad atlética, su nivel se elevando durante los entrenamientos. Viene con un gran trabajo de base de Italia y en Los Guindos se le ha refinado. Su lectura de las defensas, más allá de su hambre, energía e hiperactividad, y su perfilación en el rebote es sorprendente para su edad. Tiene muy buenas manos, algo de lo que han carecido otros jugadores africanos que han pasado por Los Guindos, y un excelente tacto para acabar cerca del aro. Cuando Alberto Díaz y Mekel detectaron ventaja y supieron encontrarlo, fue demoledor. 10 puntos (5/5 en tiros de dos), tres rebotes, dos tapones (y mucha intimidación) para 14 de valoración y +17 con én en la pista.
"Un jugador de posición interior, muy versátil. Es un interior muy móvil, que puede jugar de cara. Cuando ha entrenado con el primer equipo ha jugado más de cuatro, con nosotros de cuatro y cinco. La competición puede ayudarnos a verle en esas posiciones, sin ningún tipo de prisa en especializarse. Él es capaz de salir botando tras rebote, jugar de cara 1x1, tiene una buena mano de 5-6 metros... Espero que la competición le ayude y nos ayude a encontrar su posición", le definía meses atrás Antonio Herrera, director técnico de la cantera cajista y entrenador del junior, el hombre que más ha trabajado con el joven cajista.
"La actitud es sorprendente", señala Herrera sobre la integración de Nzosa: "Dentro de la Residencia, es un ejemplo de comportamiento y de modelo a seguir. Su relación con todos los niños y niñas de distintas categorías es muy buena. Llega a Los Guindos pronto, ve entrenamientos y partido de los otros equipos. Y es uno de los mejores alumnos de su clase en el instituto. Le costó algo Lengua, se le ayudó con un profesor particular de castellano, y ha ido creciendo. A través de la tutora, María, hay contacto con los profesores y todos los informes son fantásticos. A día de hoy, a todos los niveles, físico, técnico, táctico, psicológico... Muchas veces nos asusta el potencial que tiene".
Se coloca segundo Nzosa en el ranking de jóvenes que han jugado con el Unicaja. En la secuencia tras Pablo Sánchez estaba un tal Domantas Sabonis, con 17 años, cinco meses y 10 días. Joan Plaza le puso en el primer partido de la temporada 2013/14. Años más tarde es un All Star de la NBA, todo un orgullo para la cantera de Los Guindos. En la lista posterior aparecen jugadores más fugaces, como Miki Servera, que debutó lo hizo con 17 años, cinco meses y 19 días con Aíto. El club hizo una apuesta por el jugador mallorquín, al que trajo en edad junior después de exhibirse ante el Rincón Fertilidad en LEB Oro, que no resultó. Después aparece Alfonso Sánchez con 17 años, siete meses y 12 días, al que hizo debutar Sergio Scariolo y que a comienzos de verano anunció que lo dejaba definitivamente después de una carrera que no fue todo lo brillante que sus cualidades merecían por las lesiones. Por debajo de la minoría de edad debutaron Romaric Belemene, Pavel Ermolinski, Rafa Freire, Ignacio Rosa, Cristian Uta y Germán Gabriel, ahora en el cuerpo técnico del Unicaja, que lo hizo con 17 años, 11 meses y 10 días de la mano de Pedro Ramírez.
Precisamente Alberto Díaz debutó en Badalona, de la mano de Luis Casimiro, en la temporada 2011/12 con 18 años y tres días, en el tramo final de una temporada convulsa. Tras echar un cable impagable en esos partidos para mantener plaza de Euroliga, le costó un par de años volver a tener dinámica de primer equipo, lo consiguió con Joan Plaza. Junto con el nombre de Nzosa también estará el de Francis Alonso en el panel que hay en la pista principal de Los Guindos con todos los canteranos que han debutado alguna vez con el primer equipo. Y es que en Andorra jugaron cinco canteranos formados en Los Guindos, algo que tiene un eco hacia abajo, retroalimenta y tiene efecto llamada.
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