Padecer, sobrevivir, ganar (88-92)

Resultado y crónica del MoraBanc Andorra - Unicaja

El Unicaja consigue una importantísima victoria en Andorra tras un competido y durísimo partido que le acerca a los cuartos de final de la Eurocup

Adams realiza un mate.

En un partido sísmico, con un arbitraje desquiciante y un rival en el abismo que mordía, el Unicaja consiguió una victoria valiosísima en Andorra (88-92) que le acerca a los cuartos de final de la Eurocup y deja herido de muerte al rival. Supo aguantar los momentos malos, ir atrás en el marcador más de tres cuartos, para dar el sorpasso en los minutos finales. Una zona 3-2 ordenada por Casimiro cambió el ritmo del partido e hizo dudar al MoraBanc. Se encontraron caminos al aro para conseguir un triunfo capital, que es oro molido. No fue un partido redondo, pero el Unicaja tuvo fe para ganar y enlazar su tercera victoria consecutiva en un tramo determinante de la temporada. Es cierto que el equipo tiene carencias, pero exhibe en estos momentos unos mínimos para ir prolongando la vida. Y este triunfo tiene efecto multiplicador.

El partido tiene muchos matices y motivos para el análisis. Casimiro alternó estructuras de quintetos, los jugadores españoles respondieron al unísono, tácticamente se sacaron detalles del armario... Más desde el corazón que desde el baloncesto puro, con Brizuela y Adams como ejecutores, con Suárez como autor intelectual y un Alberto muy mejorado y decisivo al final, el Unicaja se propulsa.

La salida del Unicaja, no obstante, fue un tanto descorazonadora. Pasados ocho minutos llevaba siete puntos, 11 al final tras dos tandas de tiros libres. Con la rotación reducida por obligación a 10 jugadores, se necesitaba una buena versión colectiva para ganar en una pista complicada y a un rival con necesidad que empezó metiendo sus primeros triples. El Unicaja no encontraba continuidad ofensiva, no enlazaba pases ni se producían conexiones entre jugadores. Se extraviaban balones y se fallaban canastas sencillas bajo aro, como un Adams en un mate nítido en el que se chocó contra el aro.

El MoraBanc iba doblando en el marcador al Unicaja (10-5, 14-7, 22-11 al final del primer cuarto) entre los problemas para atacar el aro rival del equipo malagueño, ya con la segunda rotación en marcha. “Es cuestión de energía, físico, si ponemos la misma que el rival todo va bien”, decía Luis Casimiro al descanso. Encontraba el Unicaja más estabilidad con Alberto Díaz y Carlos Suárez en pista.También encontraba vías de agua con chispazos discontinuos de Josh Adams. Ya se ha comprobado qué tipo de jugador en estos primeros meses en Málaga. Hay que optimizarlo en sus momentos de combustión admitiendo ese peaje de descontrol, abuso del bote y desatenciones defensivas. Pero cuando tiene el día... Poco a poco, el Unicaja fue volviendo al partido después de un par de momentos críticos (31-20). Jaime también daba algún punto, se echaban en menos de los de Brizuela. Hacía un trabajo de zapa Rubén Guerrero ante Dejan Musli.

Tras llegar al descanso bien vivo (40-37), Adams empataba con un dos más uno por primera vez el encuentro. Musli hacía daño a Gerun y llegaba un momento de descontrol con una jugada de cinco puntos adversa, un dos más uno con error en el adicional que provocó otro dos más uno. Un parcial de 7-0. Buenos minutos de Rubén Guerrero, que hacía daño a Musli en el 2x2 con Adams y ayuda a fortificar el aro propio. Casimiro optó por rebajar el quinteto, con Jaime, Adams y Brizuela a la vez en la pista. Y se entraba en un momento de partido en el que se anotaba con mucha facilidad, con varios jugadores en cada equipo enchufados. La defensa del Unicaja era muy mejorable, había situaciones difícilmente entendibles, por falta de atención y de intensidad. Y en ese intercambio de canastas, el MoraBanc empezó a sentirse más cómodo, enlazando triples y dos más uno para obligar a Casimiro a pedir tiempo muerto (67-60).

En un festival de pito del trío arbitral, con técnicas para los dos equipos y varias decisiones verdaderamente incomprensibles, el encuentro se iba crispando. El MoraBanc Andorra desaprovechaba tiros libres para estirar y el equipo malagueño se mantenía a distancia de partido (70-66). El encuentro había pasado de un plano táctico a más desbarajuste y con el control de emociones como hecho diferencial.

Ordenó Casimiro de salida una zona 3-2 con Waczynski en la punta y Suárez-Thompson de pareja interior. No había aparecido hasta ese momento, pero Brizuela emergió con una plástica entrada a paso cambiado y un triple a tabla para dar la primera ventaja del partido (72-74). La zona de Casimiro hacía pensar al Andorra, pero el Unicaja erraba un par de ataques tontos, sin ni siquiera lanzar a canasta. Una técnica a Casimiro y dos triples de Jelinek, con otro triple de Brizuela entra medias, cambiaban la tendencia a favor del MoraBanc (81-79). Después de que se le perdonara la expulsión a Ibon Navarro tras desplazar un balón, Alberto Díaz emergía con un rebote providencial y un triple desde la esquina (81-84). Gerun y Adams erraban un tiro libre cada uno (81-86) mientras el MoraBanc veía pequeño el aro. Pese a los intentos locales, el Unicaja sacó adelante el partido. Los gestos de alegría denotaban que no era una victoria más.

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