Pautas y medidas para el regreso al trabajo de élite
La Asociación Española de Preparadores Físicos de Baloncesto (ASEPREB) difunde un comunicado con las medidas que estima necesarias para la vuelta
La Asociación Española de Preparadores Físicos de Baloncesto (ASEPREB), formada por preparadores físicos de clubs de élite, entre ellos Diego Vázquez y Enri Salinas, los del Unicaja, ha publicado una guía ante la posibilidad de retomar la actividad en el corto plazo. "Debemos tener claro que la situación actual es única y no responde a ninguna de las experiencias que hemos podido contrastar o sobre la que exista evidencia, por lo tanto ante cualquier duda, sugerimos cautela", advierte la ASEPREB, que, no obstante, señala que "creemos que debemos compartir nuestro conocimiento y nuestra opinión. Para ello presentamos una propuesta que hemos consensuado y que debe adaptarse a la realidad que acontezca para que finalmente se pueda llevar a cabo".
La ACB aún no ha distribuido, como sí hizo el fútbol, un protocolo de actuación, aunque está en ello, para acabar la temporada. Los preparadores recalcan algunos aspectos importantes, pautas para retomar el trabajo tras un tiempo sin trabajar al nivel habitual de deportistas de élite. Esta es la circular distribuida.
Aspectos higiénicos de la actividad
La pandemia que estamos sobreviviendo ha reducido al máximo un factor que para el entrenamiento es fundamental el contacto humano. Esto tiene consecuencias en nuestro trabajo a varios niveles, y todos los profesionales del sector debemos seguir las recomendaciones que nos llegan desde la Asociación Española de Médicos de Baloncesto (AEMB), instituciones locales, estatales y especialmente de la World Health Organization (WHO). Material: debemos asegurarnos que el material utilizado se limpia tras cada uso, mejor con líquido desinfectante Jugadores/as: especialmente en el gimnasio el uso de toallas individuales es obligatoria para minimizar el contacto humano con el material; promover que se limpien las manos antes y después de los entrenamientos con agua y jabón o con gel hidroalcohólico con un contenido de alcohol mínimo del 60% Para los preparadores físicos: gran parte de nuestro trabajo implica contacto p.e. realizar un estiramiento o ayudar con la ejecución de los ejercicios, recomendamos en este caso buscar medios que eliminen ese contacto o en caso de ser inevitable, la protección con guantes desechables y la limpieza frecuente de las manos; también podemos fomentar el contacto entre ellos evitando chocar manos a favor de opciones menos contagiosas según los expertos como chocar puños o chocar codos
Vestimenta
Se recomienda lavar la ropa de trabajo a altas temperaturas, especialmente aquella ropa que entre en contacto con el jugador en el desempeño de nuestra actividad.
Medidas ante la infección por COVID-19
Aunque muchos de los staff profesionales cuentan con un médico, que es el profesional al que debemos acudir en estos casos, es frecuente que algunos deportistas profesionales no cuenten con él o no tengan un acceso rápido a su consejo. Recientemente la revista Sports Health ha publicado un editorial experto en el que presenta una serie de recomendaciones dirigidas a todos aquellos que tratan con deportistas profesionales en este momento específico, siguiendo las recomendaciones de la WHO, y recopilando toda la información hasta la fecha. Aconsejamos también leer las recomendaciones de la AEMB al respecto.
Vuelta a la práctica del jugador infectado por COVID-19
Según las recomendaciones de la AEMB se considera efectivo la vuelta progresiva a la actividad tras 5 días de aislamiento tras la desaparición de los síntomas. En uno de los documentos ya citados, se recomienda que la progresión de entrenamiento se recomienda que sea la que el jugador tolera. Ante la falta de concreción de esta recomendación, aconsejamos que una vez el jugador tenga el alta médica para volver a la práctica, la progresión sea pautada por un profesional certificado (Licenciado en EF, Licenciado o Graduado en CCAFD) y que conozca previamente al jugador, lo que le permitirá establecer esos limite tolerables mucho más fiablemente.
Tiempo necesario para volver a la actividad
Tras el obligado parón debemos considerar cuál es la preparación necesaria para la vuelta a la competición. Debemos hacer varias consideraciones al respecto. El tiempo necesario será mayor cuanto mayor haya sido el tiempo de confinamiento. Es difícil establecer un tiempo estándar a priori y que sea compatible con todas las situaciones, puesto que los deportistas venían de distintas situaciones y han podido entrenar a diferentes niveles dependiendo del espacio, material y situación personal –no podemos considerar un parón total ya que los clubes a través de los preparadores físicos, han hecho un esfuerzo por adaptar el entrenamiento a la situación actual–. En cualquier caso consideramos que una regla que puede aplicarse a la mayoría de situaciones de desentrenamiento es programar un tiempo mínimo del 50% del tiempo que se ha estado parado.
Tener claro el calendario de competición
Es casi seguro que las modificaciones obligadas en el calendario nos llevarán a un calendario más congestionado. Por ello debemos recordar a las asociaciones y clubes implicados en las competiciones: - respetar un tiempo coherente de preparación - ser honesto con el tiempo disponible y objetivos –número de competiciones– asequible - racionalizar el tiempo de descanso entre competiciones, especialmente teniendo en cuenta los desplazamientos - valorar la posibilidad de elaborar formatos alternativos p.e. concentraciones Otro de los cambios que supondrá la nueva situación con un calendario congestionado, especialmente para los equipos que no participaban en doble competición, es la obligatoriedad de modificar la carga semanal de entrenamiento. En esta situación debemos minimizar la carga –especialmente de impacto que soporta el jugador– y maximizar la calidad de la recuperación entre competiciones. Como hemos comentado previamente, no es un trabajo a nivel individual o de equipo sino con consideraciones a nivel de la organización de los eventos.
¿Qué podemos esperar?
Al ser el primer acercamiento al entrenamiento tras varias semanas creemos que el objetivo general debe ser claramente físico con un inicio de la actividad específica de baja intensidad que permita a los jugadores recuperar parte de las adaptaciones perdidas debido a la falta de entrenamiento. Las principales desadaptaciones se producen en: - a nivel muscular o menor CSA o menor stifness tendinoso o atrofia muscular o perdida de la función muscular, fuerza, RFD, potencia - a nivel cardiovascular o menor VO2max o menor rendimiento submáximo - a nivel metabólico o mayores concentraciones de lactato a un esfuerzo absoluto o menor actividad oxidativa y glicolítica
Jugadores/as en proceso de readaptación
Uno de los efectos más negativos que puede tener un cese de actividad como el que estamos viviendo es la interrupción del proceso de readaptación al trabajo de un jugador/a lesionado. Estamos hablando de jugadores que han tenido lesiones distintas con diferente afectación, diferente tiempo fuera de la pista, procesos de vuelta al deporte diferentes. También el trabajo que han podido realizar durante su confinamiento es muy distinto en función de su situación. Tras el confinamiento debemos ser especialmente prudentes con este tipo de jugadores/as porque a pesar de que nos pueda parecer que las cargas soportadas anteriores al parón eran bajas y podemos retomarlas, en la mayoría de los casos no es así y debemos ser cautos empezando el trabajo en estadios ya superados teniendo así más seguridad del éxito del proceso y pudiendo detectar adaptaciones que aún no han sido fijadas.
Volviendo a la actividad progresivamente
Este es uno de los puntos clave de cualquier programa de entrenamiento, su puesta en marcha progresiva que permita al jugador conseguir las adaptaciones necesarias evitando cualquier efecto de sobreentrenamiento. Una de las posibles situaciones que podemos afrontar es la vuelta progresiva a la actividad lo que implique que no puedan realizarse trabajos de equipo manteniendo cierto distanciamiento social y con una limitación grande del espacio y del tiempo de trabajo, será un tiempo de trabajo individual. Este periodo puede no ser negativo y que nos sirva para preparar a los jugadores para los entrenamientos de equipo. No podemos prever la duración de dicho periodo pero si animamos a los equipos a aprovechar esa ventana de oportunidad para una primera vuelta a la actividad. Por ello recomendamos a los profesionales una buena selección de los objetivos de trabajo, un diseño de sesiones cortas sacando partido de los espacios disponibles y una coordinación entre los equipos de trabajo para optimizar el tiempo total de la actividad.
La actividad de equipo
La vuelta a la actividad de equipo debe también ser progresiva. Sabemos que la actividad de equipo tiene diferentes dinámicas que suponen diferentes cargas según las actividades propuestas. Juego simulado: se juega con las normas del baloncesto de competición aunque los descansos son menos frecuentes debido a la falta de ciertos elementos que incorpora la competición –normalmente menor cantidad de tiempos muertos y ausencia del tiempo de transición al señalar los árbitros una falta a la mesa, y frecuentemente la eliminación de los tiros libres de la actividad. Juego 5c5 en espacio reducido –normalmente media pista–: aumenta la cantidad de acciones cortas con menor cantidad de carga metabólica. Podemos afirmar que es una carga mayor para el sistema locomotor con una carga menor para el sistema cardiovascular. Juego reducido –con número de jugadores, espacios y normas modificables–: con efectos diversos dependiendo del espacio por jugador, la cantidad de relaciones posibles, etc. La vuelta a la actividad empezando por actividades de mayor implicación cardiovascular y metabólica –adaptaciones que se pueden conseguir más rápido–, y hacer la transición hacia actividades con mayor implicación muscular y tendinosa a medida que los deportistas vayan estando preparados al respecto, es una aproximación totalmente recomendable a la vista de la realidad y evidencia que tenemos al alcance.
Antropometría
Se ha evidenciado en diversos trabajos de investigación con deportistas el aumento de masa grasa, aunque el total de masa magra permanece estable durante bastantes semana. En el caso actual podemos encontrar resultados peores debido a la evidente falta de movilidad causada por el encierro. Es pues obligatorio un control antropométrico y un establecimiento de objetivos. Las pautas nutricionales que puedan darnos los especialistas en nutrición deportiva, pueden ser el complemento ideal al entrenamiento con vista a preparar al jugador para la competición.
El entrenamiento cardiovascular
Es uno de los pilares en cualquier programa de entrenamiento y uno de los considerados como primera aproximación. Un buen nivel de entrenamiento cardiovascular nos permite recuperar mejor entre esfuerzos, recuperar mejor entre competiciones, un mejor rendimiento, incluso un riesgo disminuido de sufrir una lesión. Este es seguro, una de las capacidades que más se verán afectadas durante el periodo de cese de actividad. Mientras que en espacios reducidos y sin material podemos mantener ciertos niveles de potencia y fuerza, es muy difícil haber mantenido un nivel mínimo de rendimiento aeróbico. Los rendimientos aeróbicos y anaeróbicos quedan rápidamente afectados durante el desentrenamiento o el cese de la actividad. La ventilación máxima decrece al principio del periodo de desentrenamiento, y el VO2max puede decrecer hasta un 20% aunque tras una rápida pérdida los valores se estancan. Junto con ello se pierde actividad oxidativa y glucolítica p.e. disminución de la citrato-sintetasa, succinato-deshidrogenasa, hexoquinasa o la fosfofructoquinasa. La frecuencia cardiaca tanto en reposo como submáxima se eleva, podemos contar con diferencias de 5-10%. El lactato a cualquier intensidad absoluta aumenta, y con ello la disminución de los umbrales lácticos, y el rendimiento en dichos umbrales, aunque la cinética de lactacto se recupera rápidamente una vez el entrenamiento se reinstaura, lo cual es de gran importancia debido a su rol en los mecanismos de obtención de energía. Los deportistas con mejor VO2max muestran mejores cinéticas de recuperación cuando vuelven al esfuerzo. Este hecho es fundamental ya que los profesionales del entrenamiento, previo conocimiento de sus deportistas, pueden individualizar el entrenamiento cardiovascular que es sin duda la primera aproximación.
El entrenamiento de la fuerza
La fuerza es uno de los elementos claves para desarrollar las manifestaciones de potencia y explosividad tan importantes en el baloncesto. También es uno de los pilares básicos en la prevención de lesiones en deportes de equipo- Diversos son los trabajos que han estudiado las pérdidas de fuerza en diferentes deportistas. La fuerza parece mantenerse al principio, incluso cuando las actividades de mantenimiento son variadas. Parece evidente que ante un periodo mayor a 4 semanas la 1RM, la velocidad concéntrica ante una carga submáxima, la fuerza excéntrica y la fuerza isométrica van a quedar afectadas, aunque los programas de mantenimiento pueden mitigar esa caída. Sin embargo podemos pensar que un periodo moderado de desentrenamiento –y más si hemos dispuesto programas de mantenimiento–, mitiga esas pérdidas y mantiene el nivel por encima del nivel de base. En cuanto a la fuerza las pérdidas son más acusadas en tiempos prolongados y en los ejercicios y musculaturas del tren inferior. El entrenamiento de la fuerza se propone también como una de las primeras aproximaciones junto con el entrenamiento aeróbico en la vuelta a la actividad deportiva. Adquirir unos niveles mínimos de fuerza antes de abordar cargas de impacto o de potencia elevadas nos permite minimizar el riesgo que implican y maximizar sus frutos. Es frecuente encontrar mejoras funcionales antes de observar mejoras estructurales p.e. en CSA (cross sectional area o área transversal del músculo). Debemos recordar que las mejoras funcionales objetivadas mediante pruebas de esfuerzo nos dan información sobre la función pero no sobre la estructura o la calidad de la misma. Es importante recordar que la calidad estructural también esta relacionada con una mejor capacidad del mejorar el rendimiento y una menor lesionabilidad.
El entrenamiento de la potencia, explosividad, velocidad y rapidez
Este tipo de entrenamiento produce dos importantes adaptaciones: las adaptaciones musculares y las adaptaciones neurales. Las primeras tardan en conseguirse y se pierden más rápido, mientras que las segundas tienen el comportamiento inverso. Cuatro semanas de desentrenamiento ya producen perdidas en manifestaciones complejas de salto como el drop jump, probablemente debidas a la combinación de perdidas estructurales y neurales, y las pérdidas son también evidentes en una de las manifestaciones más utilizadas en salto con contramovimiento (CMJ) tras 8 semanas. Debido a que estamos hablando de deportistas profesionales que ya han experimentado un estado de alto rendimiento, las adaptaciones neurales pueden ser conseguidas relativamente pronto, mientras que las adaptaciones musculares van a exigir un tiempo biológico más extenso21.
El entrenamiento de la flexibilidad, amplitud de movimiento y la postura
En este periodo de desentrenamiento donde el confinamiento en espacios reducidos es la característica principal, la flexibilidad así como la amplitud de movimiento pueden quedar afectadas, más allá de lo que se podría esperar en un periodo de desentrenamiento con movilidad normal. De ello creemos que, aunque es una de las capacidades y trabajos en discusión por su relación con el rendimiento y la performance, mantener unos rangos de movilidad preconfinamiento es deseable y requiere cierto trabajo. Los preparadores físicos han incluido en los programas de mantenimiento, actividades que faciliten el trabajo de las estructuras musculares y dinámicas más específicas (desplazamientos defensivos, giros, pliometría de baja y media intensidad, …). No obstante las cargas recomendadas son bajas o moderadas y una progresión coherente nos ayudará a conseguir un nivel de performance adecuado de forma segura.
No todo es negativo
Durante las primeras dos semanas de confinamiento algunas capacidades de los jugadores se pueden haber visto incrementadas debido a un aumento del descanso con disminución importante de la actividad, dinámica conocida como tapering. Ante esta posibilidad debemos ser optimistas, especialmente si los jugadores han podido estar activos en sus domicilios, lo que nos permitiría pensar que no todo el periodo de confinamiento es pérdida bruta de capacidades., sino que estaríamos ante una situación de entrenamiento reducido y no de cese del entrenamiento. Por otro lado muchos de los jugadores participan con molestias –no hablamos de lesiones cuando no son invalidantes–, y el tiempo de descanso, aún no aumentando la prestación, si puede mejorar en casos la predisposición a soportar cargas. Un periodo de cargas generales y genéricas en deportistas con alta demanda de especificidad puede ser beneficioso para su salud y su rendimiento a medio plazo. El ejercicio –agudo y crónico– se ha demostrado como fundamental induciendo cambios no sólo en los tejidos y tipos celulares sino que tienen un potencial de modificación epigenética en gametos, músculos, sangre, tejido adiposo y tejido cerebral además de células del sistema cardiovascular. Ello nos permite, a través del conocimiento del jugador avanzar de forma firme hacía nuevos objetivos de entrenamiento. En el caso de tener que individualizar el entrenamiento por tener una vuelta a la normalidad progresiva, aunque no podremos avanzar mucho con el trabajo colectivo, pero en cambio dispondremos de tiempo para poder mejorar a cada jugador según su situación y capacidades de base.
La evidencia de efectos del desentrenamiento en baloncesto es escasa, y muchos de la evidencia que utilizamos proviene de otros deportes o de estudios de laboratorio con población no deportiva. Es muy importante poner en mano de los profesionales del entrenamiento todas las situaciones que surgirán de esta situación especial que ninguno de nosotros ha vivido con anterioridad. Por todo lo expuesto, desde ASEPREB en última estancia queremos remarcar que son estos profesionales del entrenamiento deportivo (Licenciados en Educación Física, Licenciados en CCAFD y Graduados en CCAFD) los profesionales adecuados para dirigir la progresión de las capacidades condicionales hacia un entorno de competición y los que mejor pueden asesorar para que la vuelta al trabajo del equipo sea lo más racional y segura posible.
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