Así es Álvaro Folgueiras, el malagueño subcampeón del mundo: "Con cuatro años me decía que él iba a ser jugador de baloncesto"
Mundial sub 17
Beatriz Campos, la madre del medallista mundial malagueño, recuerda los inicios del ahora jugador del Unicaja y explica cómo es
"El que venga a vernos va a flipar"
Álvaro Folgueiras Campos (Málaga, 2005) ha sido el rostro malagueño de estas dos semanas mágicas de la selección española sub 17 en la provincia. Desde el lunes 27 de junio, cuando comenzó la preparación en Fuengirola, hasta un fin de semana de ensueño coronado con una medalla el domingo 10 de julio en el Martín Carpena. "Está viviendo el momento más bonito de su vida, con una madurez increíble, con una capacidad para gestionar lo que le ha pasado para mí admirable. Sólo puedo decir que soy la madre más feliz del mundo", dice Beatriz Campos con orgullo sobre el feliz momento que ha vivido su hijo. Conmovía el intenso abrazo de varios segundos que se daban pocos segundos después de ganar la semifinal ante Francia, cuando el jugador del Unicaja se dirigía a la grada para celebrar el triunfo. En la recogida de la medalla iba con su bandera del CB El Palo. Subcampeón pero con orgullo, como demostró encarándose con el vacile de los americanos al final.
Había simbolismo en ese gesto. "Me acuerdo sobre todo de mi padre, que se marchó cuando yo tenía 9 años y era quien me traía a todos los partidos del Unicaja en el Carpena. Aunque él nunca se ha ido. Y también de mi hermano", contaba Álvaro en los vestuarios del Palacio tras la semifinal: "Yo vengo aquí desde que tengo uso de razón, por eso es algo muy especial". Una carga emocional más que ha gestionado compitiendo de manera admirable. Palos durísimos que da la vida que quizá también explican ese carácter que demuestra en la cancha.
Nacho, tres años mayor, también pasó por El Palo y por la cantera del Unicaja y esta temporada pasada jugó en el CB El Pinar de Liga EBA. "Ellos tienen una canasta en el patio de la casa. Allí han pasado los dos juntos horas, horas y más horas. El hermano siempre era más fuerte y él más delgadito, pero él no dejaba de competir siempre. Han sido muchas horas contra el hermano mayor. Tanto en El Palo como en el Unicaja lo iban subiendo también de edad porque le veían nivel, ha jugado mucho contra gente mayor", asevera la madre del medallista mundial sub 17 malagueño. También más pistas sobre cómo compite.
"Álvaro no ha querido conocer nunca otro deporte", recuerda Beatriz: "Con cuatro años me decía que él iba a ser jugador de baloncesto. Jugaba en su colegio, en Parque Clavero, y con seis años fue para el Valle-Inclán, para el CB El Palo. El club es nuestra familia. Allí hemos vivido momentos muy buenos y también momentos muy duros. Allí se ha criado con un balón todo el día. Se marchó después a los preinfantiles del Unicaja, donde se ha encontrado con unos entrenadores fantásticos, que le han aportado mucho, le han ayudado a desarrollarse, a entender mejor todo y a que disfrutase".
Desde Alhaurín de la Torre, en las gradas se han visto muchas camisetas en la grada con el nombre de Folgueiras, el #TeamFol, con el número 11. Allí ha estado toda su familia apoyando hasta el Carpena. "Para nosotros es un regalo, lleva muchos años esperando este momento y trabajando muchísimo, es un regalo que nos ha tocado que un Mundial se celebrara aquí en Málaga. Estaban las abuelas y los tíos, los primos, tampoco muchos más, pero somos grandes y se nos veía mucho. Es la forma de apoyarlo, que nos sintiera cerca. Yo le dije que igual le íbamos a presionar. Pero qué va, le encanta ese arrope, la gente, su ciudad, lo ha vivido todo tan bonito. El sábado me decía 'tengo los pies en la tierra y vamos a por el oro'. Es su forma de ser. Álvaro es muy familiar, es todo amor, es un niño súper especial, para todos nosotros, siempre rodeado de familia y de gente, porque es lo que le gusta. Él tiene un carisma especial, es suyo, es verdad que tiene ascendencia sobre el grupo, le da la fuerza y la energía. Lo siente así, es su forma de sentir", define a Álvaro su madre, que también reconoce que "tiene mucha corazón, mucha sangre, con la pasión que lo vive todo, al 200%, también es mucho trabajo para el entrenador que sea llevarlo, por eso les agradezco lo que han trabajado con él".
El primer entrenador que tuvo Álvaro Folgueiras en el Unicaja, donde llegó en 2017, fue Manolo Bazán, por cuyo mando han pasado los infantiles en los últimos 15 años. Dedicado a la dirección del Campus Unicaja, que comenzó la pasada semana con más de 300 niños, no ha podido seguir como le hubiera gustado el Mundial. "Le costaba en infantiles entrenar en el día a día, tuvimos nuestras cositas", bromeaba el entrenador gaditano, que le tuvo los dos años en la categoría: "El primer año fue difícil para él. Le costó incorporarse. Era alto, delgadito, pero tenía una planta de jugador tremenda, pero físicamente le costaba más. El primer año se rompió el quinto metatarso y no pudo jugar el Campeonato de España, pero ya el segundo año hace un torneo bestial. Al Madrid le mete 35 puntos y hace otros partidazos contra pívots africanos de los equipos canarios. Es lo que demostró en este Mundial, competitivo a tope. Eso lo ha tenido siempre. Pero ha ido entendiendo lo que necesita hacer y cómo debe comportarse para progresar en el baloncesto, cada entrenamiento está mejor. Y ya sabe lo que tiene que mejorar para ser profesional".
"Es valiente, no se va a esconder, le pueden salir las cosas o no, eso es humano, pero cuanto más tensión y presión haya, más se crece. Esa personalidad es difícil encontrarla y no se entrena, el carácter, el gen competitivo. Y cuanto más madure más competitivo se hará. Tiene que acabar de entender, que ha mejorado muchísimo, que debe entrenar cada día a tope y mejorar físicamente. Pero, por encima de todo, es muy buen niño, es todo corazón", destaca el primer entrenador que tuvo en el Unicaja Álvaro Folgueiras, que pisó el podio del Carpena con una medalla al cuello, como soñaba hacía dos semanas. Y sí, tenía razón, hemos flipado.
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