La exigencia de ser grande (21:30)

Previa y horario del Unicaja-Casademont Girona

El Unicaja comienza la Copa del Rey en el último partido de cuartos de final ante el Casademont Zaragoza

Hay un título a tres victorias y eso le obliga a ser ambicioso

Gerun, Toupane, Elegar, Thompson y Adams. / Javier Albiñana

La frontera entre la ilusión y la presión, entre el optimismo y la temeridad, en ocasiones es difusa. El Unicaja sólo ha ganado desde 2009 un partido de Copa del Rey, es una estadística que es una piedra en el zapato. Con rivales difíciles, con otros más asequibles, llegando mejor o peor. Sólo en 2015 venció al Bilbao en unos cuartos de final. Y es un estadística ciertamente raquítica. No es un equipo especialmente copero históricamente el Unicaja, tiene más finales de Liga que de Copa. Pero, ¿qué saben Elegar, Ejim o Adams de si se perdió contra el Tenerife o se tuvo a un Barcelona pobre contra las cuerdas en Vitoria? Es el aquí y el ahora y el Unicaja tiene una oportunidad de hacer algo grande.

Con honestidad, el baloncesto del Zaragoza ha sido más constante a lo largo de la temporada. Tan cierto como que el potencial del Unicaja debe ser mayor. Pero aquí todo acontece en el 28x15 del viernes 14 de febrero, día de los enamorados, en el Martín Carpena. Ni lo de antes ni lo de después vale. Y es el momento de que el Unicaja piense en grande. Ya vieron los jugadores cómo el Barça de Mirotic hincaba la rodilla ante un Valencia espléndido que reventó los primeros pronósticos. No es un sorpresón, es otro equipo de superélite. Pero también es una advertencia de cómo se juega en esta competición. Ver cómo Higgins, dos veces, Mirotic y Delaney fallaban cuatro triples consecutivos en el mismo ataque a falta de dos minutos para engancharse al partido avisa de que las muñeca se encogen, llámese como se llame el lanzador.

No es el Unicaja un equipo especialmente experto en la Copa, en composición de plantilla. Siete jugadores debutan. Es el núcleo nacional quien debe ser el piloto, el suelo alto para competir. Pero se necesita un paso adelante colectivo de los Adams, Toupane, Thompson y Elegar para que haya un efecto multiplicador. Al menos de un par de ellos para que Casimiro tenga arsenal. Es también una reválida para el técnico. El año pasado cayó en cuartos de final de todas las competiciones el equipo, en Copa, Liga y Eurocup. En estas dos últimas tras hacer lo más complicado en una eliminatoria así, arrebatar el factor cancha. Experiencia en la Copa tiene, ha jugado varias semifinales, pero no llegó a la última instancia del único título nacional que le falta en su palmarés.

Hay varias claves tácticas para el partido. El Unicaja es consciente de que el Casademont concede triples a cambio de colapsar la zona. Lo decía Deon Thompson en la víspera, recordando el 3/26 del partido de la ACB desde el triple. Otro punto fundamental es el rebote. El Zaragoza tiene poderío a la hora de cargarlo y ya hizo daño, aunque ahora no tenga a Justiz, en el partido de ida. Se buscó un refuerzo, incluso se habló del ex cajista Lessort, pero no se concretó. Y Fisac, un entrenador de dilatada trayectoria pero que ahora mismo está llegando a sus picos de rendimiento con uno de sus equipos, ha intentado toda la semana, siempre que ha tenido ocasión de hablar, trasladar la presión el cuadro malagueño.

Y sí, hay presión, porque hay una oportunidad accesible de hacer algo sonado según resultó el sorteo. Y el Unicaja, se hable con quien se hable en un escenario como la Copa del Rey, un agente, un periodista de otra ciudad, un jugador de otro equipo, sea ex o no, se refiere al equipo malagueño como un grande, lo que ha sido en los últimos 25 años de historia del baloncesto nacional. Esa condición exige, por más que haya habido tensiones en las últimas semanas, unión, al menos para conseguir un objetivo común. Hay un título a tres victoria. Y eso, siempre, despierta un cosquilleo interno.

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