Dudar de Llull es pecado
Real Madrid 93 - Retabet Bilbao 83
El menorquín emerge en el cuarto final (19 puntos, 12 de ellos en los 10 minutos finales) para tumbar a un orgulloso Bilbao Basket
El Retabet Bilbao había jugado cinco partidos oficiales esta temporada ante equipos de Euroliga. Los había ganado los cinco. Dos veces a Valencia, a Madrid, al ausente Baskonia y en el Palau Blaugrana, donde selló su clasificación para Málaga. En época de euforia deportiva en el Botxo, con el Athletic a las puertas de una final de Copa, también soñó con algo grande el equipo dirigido por el novel, en los banquillos, Álex Mumbrú.
Tras el trueno anterior que dejó fuera al Valencia, el Bilbao estaba plenamente en partido en el cuarto final, se colocaba a sólo cuatro puntos después de ir perdiendo por 14 avanzado el tercero. En el primer tiempo había habido extrema igualdad, con varios cambios en el marcador (50-47 al descanso).
En ese instante, en el que podían temblar las piernas, apareció un jugador discutido en las últimas semanas. Su afición le había pitado, incluso. O peor, el murmullo de quien duda. Sergio Llull, un ganador indomable, quizá recordó al pisar el Carpena cómo ganó la Copa de 2014, con un tiro suyo desde el lateral. Ahí, en la misma canasta, a escasos centímetros, comenzó metiendo un triple. Siguió con dos tiros libres. Y otro triple, este espectacular con adicional y en rectificado. Y uno más desde la diagonal. El menorquín había reventado el partido en apenas tres minutos con 12 puntos que vencieron la resistencia de ese Bilbao orgulloso y dignísimo, que perdió por primera vez esta temporada ante un equipo de Euroliga (93-83).
El arsenal del Madrid es infinito. Acostumbrado a ganar hasta la saciedad, si alguien sabe hacerlo es Sergio Llull, que acabaría con 19 puntos y con la confianza por las nubes. Dudar de él debería ser pecado.
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