Monsieur Bouteille (89-98)

REsultado y crónica del Joventut-Unicaja

El francés emerge en el último cuarto para evitar complicaciones al Unicaja y sellar la victoria ante un correoso Joventut que puso las cosas bastante difíciles y no se rindió

Axel Bouteille mete un triple y el banquillo lo celebra. / Acb Photo

Axel Bouteille destapó el tarro de las esencias en un último cuarto excepcional para aplacar la juvenil rebelión del Joventut, que le planteó un partido incómodo al Unicaja. Fue a remolque el equipo malagueño en el primer tiempo, cogió los mandos tras el descanso (36-39 ya mandaba tras 20 minutos después de un repunte) y ahí ya metió un ritmo que el Joventut, siempre corajudo y sin regalar nada, no pudo sostener con regularidad. Al final, una victoria (89-98) solvente que permite a los de Casimiro colocar un balance de 2-1 y tener todas las opciones abiertas para acceder a las semifinales de la ACB. Será esencial el partido del martes ante el Baskonia.

Bouteille mostró un catálogo impresionante de canastas en un último cuarto mágico, en el que los jugadores de los dos equipos metieron varias canastas inverosímiles. Habla bien de los preparadores físicos y del trabajo de los propios jugadores que se estén viendo recitales finales, las piernas tienen gasolina tras el confinamiento, habrá que ver con la acumulación hasta dónde llega. El Unicaja no fue una excepción y Bouteille se mostró como un gigante que parecía infalible. Acabaría 28 puntos, 19 de ellos en un cuarto final de difícil parangón. Fue uno de esos momentos en los que un jugador se eleva por encima del partido y decide ganarlo. Y, por más que haga el rival, que Prepelic se negaba a aceptar la derrota, Bouteille tenía la varita mágica. Un catálogo de canastas de alta etiqueta.

En su quinto partido con el Unicaja, Bouteille sublimó las cualidades que mostró en Bilbao y que le hicieron ser objeto de un traspaso a mitad de temporada en un momento de necesidad pero en una jugada a largo plazo. Bouteille y Brizuela, el vasco mantuvo al equipo en los peores momentos de juego colectivo, llegaron a mitad de temporada y deben ser jugadores capitales en el futuro del club. Habla bien de la gestión de la entidad, de la audacia para variar el rumbo a mitad de la temporada. El rédito surte en un momento de la temporada capital, en la decisión de un partido trascendente.

No obstante, el Unicaja debe analizar lo que pasó en el primer tiempo, no fue correcta la actitud y la intensidad con la que arrancó el partido y ello le hizo sufrir durante un buen trecho. Ante rivales de mayor fuste puede ser un sinónimo de derrota. Casimiro cambió el quinteto y sólo dejó a Bouteille y Gerun de los habituales (Deon Thompson estuvo lesionado) los dos primeros días. Y el Unicaja no salió como se debe a un partido así. Entregó canastas fáciles, perdió balones, tiros sin tocar aro... 14-3 de salida para un Joventut dirigido por Dimitrijevic, que después no tendría tanto impacto en el juego. Cuando lo hace bien, eso sí, es un jugador tremendamente estético.

Brizuela daría ese oxígeno al equipo necesario en situaciones de crisis. Casimiro mostraba confianza en sus jugadores y no solicitaba un tiempo muerto aparentemente necesario. Y ellos empezaron poco a poco a enmendarse. Rotaba, ya en el segundo cuarto habían intervenido los 12 jugadores), para mantener la intensidad. Y una mejor defensa, no para tirar cohetes, permitía corregir y tener el mando al final del segundo cuarto (36-39) tras un triple de Alberto Díaz. La intervención en el partido de Carlos Suárez fue capital en ese periodo incierto. El capitán dio rebotes, lectura y organización a un juego algo caótico, no con los cánones del día del Tenerife o el primer tiempo ante el Barcelona.

A la salida del descanso, el Unicaja parecía tener una marcha más. Ya con una defensa más estabilizada, el Joventut no metía tantas canastas fáciles. Unos buenos minutos de Ejim, se irá dejando la incógnita de si podría rendir en este equipo, demostraban la gran profundidad de armario de este equipo que tiene a su disposición Luis Casimiro. Subió más revoluciones el Unicaja al inicio del último cuarto en ataque y exhibió acierto, en un último cuarto en el que se anotaron la friolera de 70 puntos (33-37). Es cierto que no eran defensas de manual, pero un número apreciable de canastas de los dos equipos fueron conseguidas en situaciones muy complicadas. Casimiro apostó por seguir con Rubén Guerrero en pista. Se comió algunas fintas, pero fue creciendo el marbellí con el paso de los minutos.

Brizuela había colocado en la pista de despegue al Unicaja y Bouteille cogió los mandos para dar una exhibición de acierto cuando los partidos queman, en el último cuarto. El francés gobernó con puntos de todas las hechuras y coloreó un partido que para el Unicaja fue gris en varios tramos. Debe ser más constante ante contrincantes más fuertes, más consistente y entrar antes en el partido. Aunque quizá entonces no se hubiera visto el gran recital de Monsieur Bouteille, en su primera gran tarde como jugador del Unicaja. Seguramente no será la última.

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