Vuelve el hábito de perder (76-70)

Resultado y crónica del Joventut-Unicaja

El Unicaja se descompone en un segundo cuarto lamentable y, aunque reacciona, no le da para vencer en Badalona ante un Joventut con mucho más poso

Guerrero defiende a Tomic.
Guerrero defiende a Tomic. / Efe

La temporada languidece triste para el Unicaja, en un año con más derrotas que victorias. Una campaña más terrible para la saca. No cambió la tendencia en Badalona, donde un despropósito de segundo cuarto sepultó sus opciones. Antes y después fue digno, se rehízo y compitió hasta el final, pero no le llegó para sacar el triunfo en Badalona (76-70). Fue duro ver, de todas formas, ver a un grupo de profesionales perder 15 balones en sólo 20 minutos, como sucedió en la primera mitad. Hay chavales de categorías inferiores que protegen mejor el balón de lo que lo hizo el equipo de Ibon Navarro, que no salió mal al partido, pero que entró en una vorágine en la que la bola parecía untada de mantequilla. El Unicaja hincó la rodilla en las sagradas tablas del Palau Olímpic, donde en su día jugó el genuino y único Dream Team, en un partido que medía a dos equipos con dolorosas eliminaciones europeas aún calientes, más por las trayectorias respectivas para el Joventut. Los de Badalona aún tienen la ACB como estímulo, pueden estar en puestos de cabeza y con el factor cancha en primera ronda, ahí de donde el Unicaja se cayó hace tiempo. Quién sabe si se volverá algún día.

La campaña, aunque se apele a la profesionalidad y al intento de conseguir la plaza europea, se da ya por amortizada. Este grupo de buenos jugadores ha conformado un mal equipo, por momentos horrendo. No son ya los grandes, son rivales que deberían ser de Liga propia, los que son inaccesibles. La temporada retrata las carencias de este núcleo de jugadores como colectivo. Es verdad que las lesiones de Abromaitis y Suárez han terminado de romper el fragilísimo equilibrio que alguna vez ha podido tener este equipo. Ibon Navarro ha hecho un buen trabajo y ha evitado un buen marrón porque si no se engancha esa racha de cinco victorias en seis partidos ahora temblarían de verdad las piernas, pero el equipo se sigue despistando demasiado rápido. Es tentador hacer tabla rasa y hay que medir bien porque puede haber jugadores válidos. Pero la limpia debe ser grande para construir. El peso del nombre, del escudo, el presupuesto y las expectativas estará ahí. No se puede andar con medias tintas y no hay margen de error. Hay años de distancia con respecto clubes de franja media porque la idea de proyecto, si es que lo había, ha resultado fallida. Se aplaudió la apuesta nacional, pero había que rodearla bien. No fue así.

El partido se rompió en un final de segundo cuarto calamitoso, pero pese a ello el Unicaja estuvo en el partido hasta el final. Con un parcial de 11-0 se cerraron esos segundos 10 minutos. Había momentos en que el Unicaja no pasaba del centro del campo. La buena presencia en el rebote, que no todo era horrible, permitía mantener un hilo de vida en un encuentro. 42-29 era la distancia al descanso, en un momento en el que el que ya había empezado la desconexión. El entrenador ya lo ha comentado alguna vez. Cuando el equipo no mete, atrás en diluye. Debería ser al revés, pero las características y las cabezas de las jugadores son las que son. Mucho artista y poco obrero.

Tras el paso por el vestuario, el Unicaja intentó conectarse de nuevo al encuentro. Con 56-40, hubo un tiempo de Ibon Navarro que cambió la inercia un tanto del partido. Con 56-49, un triple de Bouteille se salió de dentro. Pero Cameron Oliver metía un triple sobre la bocina del cuarto para recortar de verdad (58-54). Estuvo ahí el Unicaja, a un par de acciones positivas en ataque y en defensa para asustar un poco más. Jaime metió un triple para recortar a tres puntos, pero el Joventut encontró siendo algunos asideros en sus veteranos más experimentados. Tuvo alguna opción hasta el minuto final el equipo malagueño, pero los tiros libres de Kravic acabaron pesando. Quedan tres semanas de ACB para poner fin a una temporada más para el olvido. Tampoco fue en Badalona.

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