El Unicaja regresa intacto de Madrid (91-84)

Resultado y crónica del Real Madrid-Unicaja

Serio partido malagueño en la pista del Madrid, al que exigió una buena versión para derrotarle

Estelar actuación de Francis Alonso, con 27 puntos y recital en el tercer cuarto

Francis Alonso celebra un triple.
Francis Alonso celebra un triple. / Acb Photo

Una derrota nunca puede ser celebrada, pero el Unicaja ofreció en Madrid una imagen bastante reconfortante. Puede entenderse ese análisis como de equipo pequeño o mediocre, pero hay que contextualizar. En el sentido de que se parecía ir al matadero, sin ningún base sano ante el equipo más en forma de Europa, 18 victorias en los últimos 19 partidos. Y el cuadro malagueño fue, con las carencias lógicas de las bajas y también alguna estructural, bastante serio, en la línea del último mes y medio pero ante la máxima exigencia posible. Hizo un partido notable defensivamente, puso en problemas a un Madrid que rotó jugadores pero que seguía teniendo un plantillón, superélite europea. El Unicaja estuvo en partido hasta los dos minutos finales y acabó perdiendo 91-84. No hubo ningún butrón en el average, algo que se podía temer para la clasificación copera. Tuvieron minutos Pablo Sánchez y Yannick Nzosa, bastante buenos. Francis Alonso ofreció un recital, con 27 puntos y una secuencia de triples escalofriante en el tercer cuarto. No se agachó la cabeza ni se abandonó cuando el Madrid se fue por más de 10 puntos. Posiblemente el Madrid tuviera alguna marcha más por meter, pero el Unicaja compitió siempre con dignidad. Es lo exigible. Lo otro, ganar, es lo deseable.

Casimiro sigue apostando por Abromaitis como tres en la recomposición de la rotación por las lesiones. Seguramente era también una manera de fortificar el rebote ante un equipo como el Madrid. Salió ahí activo el Unicaja, consiguiendo segundas y terceras opciones. La defensa era buena, pero la grieta que había, de haber escogido una se hubiera elegido esa seguramente, eran los triples de Usman Garuba, que no fallaba en los tres que lanzó en la primera mitad. El canterano madridista progresa en ese segmento también. El Madrid estiraba (17-9), pero el Unicaja se mantenía en el partido. Buenos minutos de Pablo Sánchez, manteniendo o elevando, incluso, el nivel defensivo en la posición, sin inseguridades y metiendo una canasta de media distancia (20-16 al final del primer cuarto). Rubén Guerrero, mejorando mucho en ese aspecto, reboteaba en los dos aros y Deon Thompson producía. Tomaba un buen relevo Yannick Nzosa, en un escenario tremendamente exigente el congoleño mostraba su desparpajo y el Unicaja seguía a rebufo pero cerca del Madrid (30-26). Fallaba el último ataque del primer tiempo para ponerse más cerca todavía (37-33).

El tercer cuarto fue escenario de un recital concentrado de Francis Alonso, que metió cinco triples en un momento de trance como pocas veces se ve en una cancha de baloncesto. El malagueño, ante uno de los tres mejores equipos de Europa, demostró que lo suyo es muy serio, que desborda la concepción de tirador porque en defensa estuvo notable también. El mayúsculo impacto de Alonso permitió al Unicaja colocarse arriba en el marcador (48-50), pero el Madrid empezaba a encontrar grietas, sobre todo en el rebote, que hasta entonces había dominado el equipo malagueño. Tavares, ayudado también por su habitual impunidad, impactaba en cada acción ofensiva, fuera con bloqueos o tocando cualquier balón suelto en un espacio aéreo próximo al aro. Laso cambió la defensa sobre Alonso, que a Causeur lo había dejado al aire. Hizo daño un último triple de Taylor desde la esquina después de que moviera bien el balón el Madrid (67-58).

El Unicaja iba ya con la lengua fuera en el último cuarto. Llull había tapado mejor a Alonso y distribuía juego con lucidez, dentro de ese paso adelante que ha dado sin Campazzo. Enorme el menorquín, clave para desequilibrar el partido. Nzosa daba otra vez una buena rotación y Suárez también competía, pero los rebotes se iban y desde las esquinas y el Madrid crucificaba desde las esquinas generando espacios desde distintos puntos, especialmente con Deck desde el poste bajo. Al Unicaja le costaba meter más en estático y el número de pérdidas aumentaba, síntoma de la ausencia de bases. Un triple de Brizuela a dos minutos y medio, tras un par de buenas defensas, dejaba al Unicaja a cinco puntos (83-78). Tuvo bola para acercarse más, pero el tiro del vasco no entró y las opciones reales de ganar se esfumaron ahí. Tavares no perdonó un tiro libre. Quizá volvió tarde Francis Alonso a la pista después de la exhibición que había dado minutos antes. Es cierto que necesitaba un receso, pero no tan largo.

En cualquier caso, sale intacto el Unicaja de su visita a Madrid, a expensas de lo que le pueda ocurrir a Darío Brizuela en su dedo, que debió ser vendado. Con jugadores reforzados y con señales de solidez y competitividad antes de que en enero llegue la verdad.

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