El Unicaja da una sinfonía para llegar a la final (92-59)
Unicaja 92 - Morabanc Andorra 59
El Unicaja aniquila al MoraBanc Andorra y jugará la final de la Copa del Rey
Ahora, el terrible Real Madrid (18:30)
El Unicaja jugó en un partido de tensión extrema como es una semifinal de la Copa del Rey su mejor baloncesto en años. Seguro, el de la era Casimiro, en un contexto crítico, a la vez ilusionante y estresante como es meterse en la pelea por el título. Y fue una sinfonía de baloncesto extraordinaria, desde una defensa sublime hasta un ataque soberbio, compartiendo balón y anotando con fluidez. A lomos de un mágico Jaime Fernández, que, como el flautista de Hamelín, encandiló a los rivales y guió a sus compañeros en un musical que perdurará. 92-59 fue el resultado al final.
No es sencillo ganarle a un rival tres veces seguidas como ha hecho el Unicaja en el último mes con el MoraBanc Andorra. Los jugadores convirtieron el planteamiento de Casimiro en extraordinario. El día antes, Ibon Navarro había marcado el paso a Vidorreta. Fue el manchego quien esta vez fue por delante. Tiene su cuota importante de crédito en esta final. Ha sido continuamente pitado por el Carpena esta temporada. Y, habrá quien piense que no ha sido un camino complicado, es su problema, pero alcanzar una final de Copa es terriblemente difícil. Da fe que el Unicaja sólo lo ha hecho, con ésta, tres veces. Hace 15 y 11 años.
Los entrenadores ayudantes de Casimiro habían dormido poco, apenas un par de horas, preparando con el técnico la jaula en la que el MoraBanc quedaría encapsulado. Flashes a nueve metros del aro de los pivots, muy agresivos, con hambre y ganas de hacer daño, como se defiende en un escenario así. Y con las ideas claras en ataque, compartiendo bola con mucha naturalidad.
El carro, como siempre, fue guiado por los españoles. Ora Alberto, ora Jaime, no hizo falta mucha magia de Brizuela. Otra vez muy sólido Guerrero, especialmente atrás esta vez. Pero no sería justo no destacar el buen partido de Adams, el trabajo de Toupane e, incluso, los interesantes minutos de Ejim cuando salió tras el descanso. Para este domingo hará falta toda la caballería y el canadiense es un buen soldado.
Fue una barbaridad la tunda cajista al MoraBanc. Los nervios cuando se ve un partido con los colores de un equipo nunca favorecen la tranquilidad, pero baloncestísticamente la distancia fue sideral desde el inicio, desde que con un 25-16 al final del primer cuarto se marcaba el camino hacia una final de Copa del Rey, algo impensable un mes atrás.
La exhibición continuó con el paso de los minutos. Con una tensión competitiva que bajó en ningún momento, respetando siempre al rival. Al descanso la distancia era de 18 puntos (48-30). Se colocó a 12 con un Hannah amagando vestirse de Seeley. Pero Adams tampoco quería esta vez dejar la oportunidad de reivindicarse. Regaló un par de canastas de esas que sólo él puede hacer por su increíble capacidad atlética. Hay que destacar también que la actitud defensiva de él y de Thompson fue varios grados superior a la que lucen habitualmente. Y eso en una fase final de un torneo como la Copa es estimable. Pasado ese momento en el que Andorra tuvo un instante para colocarse a 10 minutos, el partido fue ya a beneficio de inventario. El Unicaja superaría los 30 puntos de renta holgadamente, su mayor victoria en una fase final copera.
Y aquí está el Unicaja, con el depósito de adrenalina por las nubes, con un Carpena que tendrá mucho madridista en la grada pero que debe ser una caldera porque estas oportunidades sólo pasan cada mucho tiempo. Ganar un título en casa es muy complicado, el Unicaja tiene cuatro y todos fueron a domicilio. A tiro está la manita. De Vrsac a Valencia, pasando por Zaragoza y Vitoria. Y, quién lo diría, a sólo 40 minutos de levantarlo. La tarea es ciclópea, tumbar a todo un Real Madrid, el equipo más regular del baloncesto europeo, un reloj competitivo que sólo pierde el 20% de las finales que juega en la era Laso. Pero, ¿quién dijo miedo?
1 Comentario