Méritos para ganar, empeño en perder (87-86)

REsultado y crónica del Baskonia-Unicaja

El Unicaja se queda casi sin opciones de semifinal tras caer en la prórroga ante el Baskonia después de dilapidar un partido que tenía prácticamente ganado

Dragic y Gerun pelean por un balón ante Pollonara, Ejim y Diop.
Dragic y Gerun pelean por un balón ante Pollonara, Ejim y Diop. / Acb Photo

No estaba acostumbrado el corazón a estas taquicardias, sin preparación y sin avisar. Al Unicaja le había arrollado un tren en el primer tiempo, un Baskonia a todo trapo, y salió tras el descanso impoluto, con traje y corbata, con una admirable capacidad para limpiar en tres minutos todos los errores. Se preparaba para celebrar después de una gran segunda mitad, para alcanzar las semifinales virtuales de la ACB, pero perdió por un lamentable minuto y medio final de partido, con un cúmulo de errores y malas decisiones que llevó el duelo a la prórroga (76-76). Una vez ahí también se fabricó una opción de ganar, pero también se perdió por elecciones discutibles y fallos de ejecución (87-86). Encomiable esa capacidad de reacción para fabricarse una oportunidad de ganar a un rival poderoso y lamentable la retahíla de borrones para entregar un partido al Baskonia que estaba casi ganado.

Hay que contextualizar que se está en un momento inusual, jugando play off sin pretemporada, que falta engrasar y que las piernas o las manos van a ritmo distinto de la cabeza. Es algo común a todos los equipos. El Unicaja consiguió dominar a un equipo de clase media de Euroliga, varios peldaños por arriba en presupuesto. El análisis no debe obviar eso, pero en caliente cuesta digerir la catarata de errores. Hubiera bastado que Ejim metiera un mate que abordó a falta de un minuto para meter siete puntos de renta. Que el canadiense (que no pasó la bola y esperó a que le hicieran la falta) hubiera metido un solo tiro libre en una tanda que tuvo a 18 segundos y en la que falló los dos con tres arriba. O si Mekel hubiera metido los dos y no fallara el último de su serie para dejar a tiro de dos al Baskonia.

Ya en la prórroga, si un Bouteille henchido de confianza tras dos triples descomunales para dar vida no hubiera, con 86-86, lanzado un triple temerario desde nueve metros aún a varios segundos del final de la posesión (había un decalaje de tres), concediendo a un Baskonia al que se le notaban más los problemas físicos la posibilidad de montar un contraataque para que Pollonara tuviera dos tiros libres. Metió el italiano uno solo a 1.4 segundos.

Con 87-86, el Unicaja tuvo una última opción. La pizarra de Casimiro, la ejecución de los jugadores o ambas cosas... Todo junto fue difícil de comprender. Como sucedió al final de los 40 minutos, con 4.1 segundos se fue incapaz de crear una opción de tiro. Lo mismo sucedió a 1.4 segundos del final definitivo. Dos veces con tiempo suficiente para crear un lanzamiento ganador, más forzado o menos, según la pericia rival. Las dos veces estuvo a punto de comerse la bola el sacador. Y ni siquiera se pudo lanzar a canasta.

Es una gran pena para el Unicaja, que había llegado a esta fase final en un punto óptimo, que exhibió más frescura que un Baskonia al límite de sus fuerzas. Pero esa incapacidad para cerrar el partido la paga. Es un partido lección para un equipo que se ve que va para arriba, no hay que perder la perspectiva. Es esto lo que se le solicita y demanda al Unicaja, que compita con los equipos de Euroliga, les haga cosquillas y, si hay opción, les gane. Después del partido, la sensación era que el Unicaja era mejor, pese a ese segundo cuarto nefasto.

La derrota retrata las carencias del Unicaja, también sus virtudes y su proyección. El club ha actuado bien, ha fichado a mitad de temporada a piezas muy valiosas y el futuro pinta bien. Pero hay que mejorar la plantilla, hay jugadores, alguno con contrato, que no pueden seguir si se quiere crecer. Ese segundo cuarto fue un equipo de Euroliga contra un equipo de Eurocup. El Baskonia marcó un nivel físico, de agresividad en las dos canastas, de obturar líneas de pase y cegar opciones que el Unicaja no supo o pudo igualar. Concedió demasiados rebotes y segundas (y tercera opciones) y regaló muchos balones que propiciaron contragolpes fáciles, con canastas a placer baskonistas. Después de dominar el primer cuarto (5-12 y 9-16), el Baskonia le llevó al colapso, con sólo cinco puntos en 10 minutos.

El Unicaja comprendió lo que había hecho mal y en apenas tres minutos, con un parcial de 0-15, todo viró. Ahora sí, un equipo de Euroliga contra otro que quiere y se siente con derecho a estar en ella. El partido ya se movía en un columpio de ventajas, alternancia en el liderato, con un Alberto Díaz extraordinario, en modo MVP de la Eurocup. Salió del partido cuando estaba caliente, en un descanso lógico. Tardó demasiado en volver, como Suárez.

El Unicaja persistió, hay que valorárselo. Casimiro también jugó bien la baza de Ejim, que hizo daño y dio un plus de energía. Pero el canadiense, Mekel o el propio Bouteille, que habían conseguido poner al Unicaja a un centímetro de las semifinales con buenas actuaciones, no supieron cerrar un encuentro que es un clásico instantáneo de la ACB. Es una derrota que, en caliente, escuece mucho.

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