Un retrato de realidad (79-86)

Resultado y crónica del Unicaja-IBerostar TEnerife

Un Unicaja mejorado respecto al arranque liguero evidencia que está a día de hoy por detrás de un Iberostar mejor construido, más profundo y sólido (79-86)

Los jugadores del Unicaja se retiran cariacontecidos.
Los jugadores del Unicaja se retiran cariacontecidos. / Marilú Báez

Las cuatro victorias consecutivas del Unicaja habían evidenciado una indudable mejoría en el juego. Pero el equipo más en forma de la Liga Endesa, el Iberostar Tenerife, le devolvió al suelo y recordó las carencias que sigue teniendo, sometiéndole en un segundo tiempo que fue un ejercicio de impotencia cajista (79-86). El Unicaja compitió muy bien durante 25 minutos, pero se diluyó cuando Marcelinho Huertas cogió los mandos del encuentro. Los minutos finales fueron una tortura que recuerdan que las carencias siguen ahí, que se ha progresado, pero que antes rivales del máximo nivel, como lo es ahora este Iberostar, hay segmentos del juego en los que se está muy verde. Algunos resolubles, otros de complicada solución. Es el recordatorio de que, además de los clubes de Euroliga, hay otros que están, cuanto menos, al mismo nivel o por encima de plantilla que el Unicaja. El Iberostar, por profundidad y físico, lo está a día a día de hoy claramente.

Es la realidad, que hay que asumir. Y a partir de ahí, crecer. Y es que no se puede decir que el Unicaja hiciera un mal partido. comenzó el partido sentando sus reales, con buen baloncesto en los dos lados de la canasta. Encontraba a Thompson y Bouteille para producir puntos y atrás, en primera instancia, paraba bien el ataque tinerfeño, con Shermadini como eje. Rodeados del núcleo malagueño, Díaz-Alonso-Guerrero, asentados como titulares, había grandes minutos defensivos. Así se marchó hasta un interesante 16-6. Pero Vidorreta y sus jugadores empezaron a encontrar grietas en el planteamiento inicial cajista, hecho bueno por los hombres de Casimiro. Castigaba Aaron Doornekamp las ayudas que había para frenar a Shermadini. Desde la esquina, el canadiense era letal y sólo erraba un tiro (17 puntos al descanso, con 5/6 en triples). Era el contrapeso y el peaje por intentar que el Iberostar no encontrara a su ancla, que de todas maneras acababa produciendo (19-19 tras el primer cuarto).

Repelió el Unicaja a un parcial de 0-13 con un triple de Waczynski. Y salió desde el receso con energías renovadas. Dos robos de Brizuela y Nzosa se traducían en canasta y una ráfaga dejaba el marcador en 29-19. Excelentes minutos defensivos del conjunto malagueño, traducidos en puntos. Cuando es capaz de correr, el equipo malagueño tiene menos dificultad para anotar. Los minutos de Nzosa volvieron a ser importantes ahí. Es a lo que debe aspirar en un estado ideal de progresión el equipo, todo pasa por una mejora en defensa, por constancia atrás, la que no tendría en la segunda mitad. Pero el regreso tinerfeño no se hacía esperar tras el tiempo muerto de Vidorreta. Es el canario un bloque con muchos centímetros y físico, con ocupación de espacios en defensa. En 5x5 le costaba más al Unicaja encontrar vías de penetración. Abromaitis ofrecía también minutos de calidad, sumaba nueve puntos y le daba aire en ataque.

Doornekamp seguía machacando desde la esquina sin cesar. Alberto Díaz, tras un receso después de 15 minutos seguidos en pista, volvía fresco para habilitar una canasta de Deon Thompson y un triple de Francis Alonso. El escolta malagueño cerraría con una canasta sobre la bocina de la posesión un primer tiempo de alto nivel (44-40) de los dos equipos.

El partido siguió a altos vuelos en el arranque, otra vez con grandes minutos defensivos del Unicaja y con un Deon Thompson ofreciendo su mejor versión de la temporada, aunque atrás siempre le salta alguna costura. El resultado fue que el Unicaja se distanció hasta los 10 puntos (52-42) con buen baloncesto. Fue ahí el pico del partido, todo lo que vendría después sería negativo. Iría cayendo progresivamente en la telaraña del Iberostar Tenerife, que negaba una sola canasta fácil y que en ataque, siempre con mucho sentido, hacía trabajar a la defensa malagueña hasta encontrar buenas posiciones con Marcelinho creando juego. Alberto Díaz le había mantenido muy bien la cara en los primeros 25 minutos, pero ahora el mando era del brasileño, con el libro del baloncesto en su cabeza. Un parcial de 2-14 obligaba a Casimiro a pedir un tiempo muerto. Pero la tendencia del partido había cambiado bastante, el viento soplaba a favor del equipo canario, la dinámica era totalmente distinta. El Unicaja había perdido su nivel defensivo y el Iberostar lo trituraba con canastas sencillas tras movimientos de balón ágiles y rápidos. Con Dooornekamp y Cavanaugh intercambiándose en el tres y el cuatro y Bouteille cazando moscas defensivamente, la sangría era grandísima. Huertas ponía el 56-64 y Alberto Díaz metía un triple antes de que acabara el tercer cuarto (59-64).

Pero la montaña a se convirtió en un Everest para el Unicaja. Costaba un riñón anotar una canasta y Sasu Salin, la clásica venganza del ex, metió dos triples consecutivos para tirar en la lona al equipo malagueño, sin recursos (61-75) para responder al excelente nivel de baloncesto de un Iberostar que no es líder de la competición por casualidad. Una postrera subida de nivel del Unicaja, con Alberto Díaz al comando, dio alguna chispa de vida. Pero el Iberostar sentenció un duelo que retrata la realidad cajista.

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