Razones para pesimistas y para optimistas

Acabó el periodo de prueba antes del inicio de la temporada oficial para el Unicaja, que dejó sensaciones contradictorias en la preparación

Alonso causó gran impresión, con un marciano 22/32 en triples y más de 17 puntos

Francis Alonso lanza a canasta en la Copa de Andalucía.
Francis Alonso lanza a canasta en la Copa de Andalucía. / Unicaja B. Fotopress / M. Pozo

La pretemporada es cartón piedra y los precedentes refrendan que no garantiza nada jugar bien y ganar. Ha habido casos evidentes en Málaga en los últimos años como para poner asterisco a cualquier conclusión en la fase de preparación. Intranquilizó ver la descorazonadora imagen en Murcia, donde el Unicaja apenas compitió ante UCAM y Valencia. Las dos únicas victorias fueron ante un Betis un construcción. Llegó otra derrota en Benahavís, ante el Gran Canaria, con algo de mejor imagen.

Se suponía que la continuidad de gran parte del bloque debería dar un plus al Unicaja para arrancar la campaña. A las bajas ya sabidas de Dragan Milosavljevic y Jaime Fernández, jugadores capitales según la composición de la plantilla, se han unido Carlos Suárez, sin minutos en toda la pretemporada por problemas musculares, y Darío Brizuela, que se perdió los dos últimos partidos por algo parecido. También órganos vitales para Casimiro.

La pretemporada ha dejado luces y sombras, siempre dentro de ese contexto hipotético que son los partidos amistosos. Empezamos por lo amargo para acabar por lo dulce. Hay dos importantes caballos de batalla apriorísticos, el puesto de cinco y una regresión en el nivel físico y atlético del plantel respecto a la temporada pasada.

La decisión de colocar a Deon Thompson más tiempo como interior no ha podido ser ejecutada a tiempo completo por la baja de Carlos Suárez, que ha hecho que tenga muchos minutos de cuatro. El americano, con el que había satisfacción por el trabajo que realizó en verano, ha sido más de lo mismo, poco impacto en pista con algún retazo de su innegable calidad. Gerun, que se perdió el inicio por una lumbalgia, ha ido en línea ascendente. No es un estético y tiene lagunas, pero es del gusto de Casimiro. Quien más preocupó fue Rubén Guerrero. Se le vio muy perdido en los dos lados de la pista en casi todos los minutos de los que dispuso, como si su aprendizaje de la temporada pasada, cuando rayó a nivel muy alto en enero y febrero, se hubiera evaporado. Dio la sensación de que Casimiro quiso respetar roles y jerarquías con Yannick Nzosa, la refrescante aparición congoleña, y de que fue con el freno de mano con él. Ha mostrado hambre para tocar cada balón, intensidad, capacidad atlética e intimidatoria, dentro de un estado aún embrionario de jugador al que el nivel se le ve a lo lejos.

Yannick Nzosa pelea por un rebote.
Yannick Nzosa pelea por un rebote. / Unicaja B. Fotopress / M. Pozo

En el aspecto físico y atlético, el Unicaja sufrió en los partidos de Murcia y Wiley y Costello hicieron un boquete cerca del aro en Benahavís. Por fuera hay mucha dinamita para meter pero sin la fortaleza de Milosavljevic falta dureza. Apenas Alberto Díaz es un jugador sobresaliente defensivamente. Hay que ver al equipo en partidos con defensas duras, cómo desborda y cómo contiene después ante exteriores físicos también. El comienzo de Liga, con Joventut, Barcelona y Andorra, es una prueba del algodón en ese aspecto.

En los dos últimos partidos se vio una línea mejor, pero hasta que no se compita no se saldrá de dudas. En el lado positivo, además del citado Nzosa, la buena y rápida adaptación de Abromaitis, que ofrece una amenaza más sólida en el exterior y una mejor lectura para dar continuidad en ataque. Y, por encima de todos, Francis Alonso. Ha hecho un marciano 22/32 en triples durante la temporada, insostenible en competición oficial. Pero es una muestra de su prodigiosa muñeca. 17 puntos por partido, rachas de tiro en las que parecía imposible que fallara y detalles interesantes como la ayuda en el rebote o alguna lectura defensiva, su gran campo de mejora, de alto nivel. El club se planteó fichar a un temporero. Alonso ha cogido la oportunidad con las dos manos, para tener minutos hasta que vuelva Jaime. Si refrenda la mitad que se ha visto en pretemporada, tendrá hueco seguro en el plantel. Su consolidación daría una flexibilidad importante para hacer cambios y para construir más aún. La ratificación de que Bouteille tiene un carro de puntos y de que Mekel da variables en el juego (partidos de 13 y 12 asistencias ante el Betis, peor ante perímetros más físicos).

Botella medio llena y medio vacía en este extraño arranque de temporada, sin público pero con la misma exigencia. Los experimentos se acabaron ya.

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