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En un partido de guante blanco, con algunos momentos de All Star en defensa porque la cabeza de los dos equipos estaba en la trascendente semana europea que viene, el Unicaja vio cortada en Madrid su racha de 11 victorias consecutivas (102-90). Antes de la Final Four de la BCL, un recuerdo de que la derrota existe y de que el equipo malagueño es terrenal. Que si no baja al barro y se implica al 100% en defensa es un equipo bastante más ganable de lo que lo ha sido durante la temporada. Aun así, estuvo plenamente en partido hasta bien pasado el minuto 35. Con un Madrid que reservó a medio equipo para el quinto partido ante el Partizan (Tavares, Rudy, Poirier, Sergio Rodríguez, Hanga, Hezonja ...) pero con varios jugadores con ansias reivindicativas como el también judoca Yabusele, sancionado en la Euroliga pero liberado en la ACB, y Sergio Llull, el encuentro se enfocó a la faceta ofensiva, con un tremendo acierto desde el triple por parte del Madrid al que en tramos concretos el Unicaja dio réplica, pero no de manera constante. Quizá la aproximación malagueña al encuentro estuvo condicionada por esas ausencias y no fue la óptima, pero es un encuentro en el que es no es sencillo entrar.
“Vamos a quedarnos con la parte buena, a Darío y Alberto lo hemos metido en rotación y no se ha lesionado nadie”, resumió tras el partido Ibon Navarro: “Pero no hemos defendido nada”. La derrota no es ningún drama, pero ahí quedan las enseñanzas. Aunque el Madrid estuviera disminuido, la inmensa profundidad de su plantilla le hace ser peligroso de todas formas. Y hay que quedarse con los factores positivos, como los reseñados por el técnico. Y también, que al ralentí el Unicaja es capaz de competir con la mejor plantilla de Europa.
El Unicaja dominaba al principio, en un cuarto que ya avisaba de lo que sería la dinámica. Sima hacía daño en ataque. Muchos tiros liberados, algún pase de pecho en defensa, donde la laxitud era la nota predominante. Y en ese ritmo de partido el Madrid tiene jugadores a los que le sobra el talento, como un Yabusele que no es un prodigio de solvencia defensiva pero que tiene la capacidad de anotar de muchas manera. El Unicaja dominaba el rebote y eso le permitía correr y llegar en situaciones favorables para generar ventaja, también tenía presencia en el rebote de ataque (39-32 ganaría bajo el aro al final). Pero el Madrid mantenía una continuidad mayor en el acierto, sólo al final bajó del 50% en triples.
Osetkowski mantenía al Unicaja en el partido. El americano hacía bastante daño a los rivales, su capacidad de anotar de diferentes formas causa problemas. Un par de faltas risibles pitadas sobre Llull causaban estupor en el banquillo blanco. Parecía que el Madrid se iba, pero acortaba el Unicaja al descanso (49-46).
El tercer cuarto fue un festival de triples de los dos equipos, había certeza de que se metían cuando el balón salía de las manos. No supo el Unicaja ahí enlazar varias defensas buenas. Siempre aguantaba la marcha extra que ponía el Madrid, pero llegaba un momento en el que no era bastante. Empataba a final del tercer cuarto (70-70), pero en el último el pulso del Madrid fue mejor. Aparecieron Williams-Goss y Musa para sumarse a Llull y Yabusele y en el Unicaja ya no entraban los tiros. Alberto Díaz y Darío Brizuela tuvieron sus minutos para estar algo rodados para el viernes, que es el día D y la hora H. Hay un título a dos victorias en el Carpena. Y el Unicaja vuelve de Madrid con una derrota, pero indemne.
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