Real Madrid - Unicaja: El trabajo no está acabado (18:30)

Después de la gesta ante el Barcelona, el Unicaja afronta el más difícil todavía (18:30) ante un tremendo Real Madrid

Resaca agradable pero aún ambición

La plantilla del Unicaja, antes del partido ante el Barça.
La plantilla del Unicaja, antes del partido ante el Barça. / Acb Photo

“Job’s not finished”. El trabajo no está acabado. Sobre las tres de la mañana del viernes al sábado, Kendrick Perry tuiteaba ese mensaje en boca de Kobe Bryant. La Mamba mentality que es filosofía de Darío Brizuela está bien extendida en el equipo. Cuentan los jugadores que es complicado dormir tras un partido que acaba en la medianoche y con tamaño esfuerzo físico. Había distensión antes de volver al trabajo por la mañana. Una sesión muy ligera en la pista auxiliar. Estirar, algo de táctica, recordatorio e inicio de la preparación del partido ante el Real Madrid. Jugadores y técnicos se cruzan con colegas de otros equipos y reciben la enhorabuena por el triunfo ante el Barça. Admiración por lo que hace el equipo malagueño, en presente.

Las lágrimas de una chica que contempla el partido con su pareja emocionaron a los cajistas (y no cajistas) que contemplaban el partido por la televisión. Era Paula Bárbara, la hija de Mario, el histórico fisioterapeuta del club. Desde pequeña conoce lo que es el Unicaja y el Carpena. En esas lágrimas de Paula estaban condensadas las emociones del aficionado malagueño porque era un alegría capital para verificar el progreso. Los ánimos de la afición malagueña en la grada golearon a los catalanes. El partido ante el Barça significó mucho, pero la idea del Unicaja es mezclar humildad y ambición. Después de vencer al equipo que había ganado cuatro de las últimas cinco copas, llega el otro transatlántico del baloncesto español, el Real Madrid. Sufrió de lo lindo ante el Valencia Básket, que tuvo dos tiros para ganar el partido. Salieron vivos los de Chus Mateo. Y conforme avanza la competición más complicado es sorprender a uno de los gigantes. Huelen la sangre y son más complicados de abordar. También porque se impone la calidad y la profundidad de su rotación. No estará Llull pero sí Abalde o Rudy. O los dos y algún descarte más.

La calidad y el poderío físico del Madrid es tremenda. Ha tenido grandes plantillas en las últimas temporadas, pero la de esta campaña es una brutalidad. Es un rival distinto al Barcelona dentro de un nivel pareja. Es un conjunto más dirigido y controlado desde el banquillo el culé. El Madrid es más salvaje e imprevisible, en el buen sentido, y Mateo está haciendo un buen trabajo en la dificilísima sucesión de Pablo Laso. Un equipo alto, que es capaz de mantener en pista con Hanga como base a cinco jugadores con dos metros o más. Y que tiene el botón rojo de la bomba atómica con Edy Tavares. El caboverdiano no deja de mejorar a sus 30 años y es cada vez más determinante porque amplía registros y la calidad de los que ya atesoraba.

Como ante el Barcelona, hay que rozar la excelencia ante el Madrid para tener opciones. Los blancos no superaron el 20% en triples y fallaron 12 tiros libres y, a pesar de ello, metieron 86 puntos. Son capaces de aplicar el rodillo distando de su tope. Pero hay vericuetos, en los que Ibon Navarro y su staff (Ángel Sánchez-Cañete, Paco Aurioles y Alberto Miranda) ya trabajaban en la madrugada del viernes. Porque el trabajo no está acabado. Lo dice Perry.

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