Hacia la muerte dulce (86-63)

Resultado y crónica del Baxi Manresa-Unicaja

El Unicaja hace un ridículo espantoso en Manresa en el arranque del play off de cuartos de final de la BCL

El Baxi dominaba 29-4 en el primer cuarto, con el partido decidido

Las fotos del Baxi Manresa-Unicaja de la Basketball Champions League
Matt Mooney bota el balón. / BCL

A los cinco minutos ya no había partido (16-0), al final del primer cuarto ya estaba todo resuelto (29-4). El arriba firmante lleva unos cuantos años ya viendo baloncesto y lo que se contempló en el Nou Congost no lo había vivido antes. Era el partido para intentar adecentar una temporada terrible. Un encuentro de play off, en el que se supone que un equipo sabe lo que tiene entre manos y está mentalizado, en el que todo salta por los aires en 10 minutos. El Unicaja fue triturado por un contrario que quiere más aun teniendo menos de un tercio del presupuesto que el equipo malagueño. Justo en el quinto aniversario del título de Eurocup, el Unicaja escribió en Manresa una de las páginas más terribles de su historia (86-63). Qué manera de pisotear el escudo, de arrastrarse en una competición a la que descendió voluntariamente y en la que ha acumulado ya varios ridículos.

Un torbellino y una máquina de jugar al baloncesto moderno ante un equipo cagón y timorato, un grupo de jugadores con caras de perdedores, sobrepasados por la exigencia del momento. Sin criterio en ataque ninguno, potenciando las cualidades del rival, dándole todas las armas para ser superado, rendidos antes del salto inicial. Y con una defensa risible, sin la intensidad y la agresividad que demandan unos cuartos de final de una competición europea, unos play off. Una vergüenza, algo lamentable. La mejoría era de cartón piedra, las tres victorias ante equipos de la zona baja aliviaron en la pelea por el descenso, pero la realidad golpea y golpea. Una plantilla construida con los pies, que se ha intentado mejorar muy tarde. Esto también tiene afectación, lógicamente, a los que mandan, a Antonio Jesús López Nieto y Juanma Rodríguez. No sólo en el de ellos, pero en su debe va también esta temporada bochornosa. Y retrata a un grupo de jugadores hay que pedirles unos mínimos de decencia deportiva y de dignidad. No es profesional fallar los primeros 25 tiros en juego a canasta y sólo anotar cuatro tiros libres en 14 minutos de juego. Tim Abromaitis metió un tiro a 6:06 para el descanso. Pocos casos se pueden encontrar de que un equipo no haya metido una canasta aún y ya el duelo esté virtualmente sentenciado.

Evidentemente, de este desastre no se salva el entrenador, Ibon Navarro, seguramente el último culpable. Pero queda tocado. Es la competición para ganar más crédito de cara a construir un proyecto para el futuro, un encuentro así es bastante dañino para el vitoriano. Los jugadores, evidentemente, no captaron la importancia del encuentro. No lo demostraron sobre la pista. Alberto Díaz, Matt Mooney, Francis Alonso, Darío Brizuela, Axel Bouteille, Jonathan Barreiro, Carlos Suárez, Tim Abromaitis, Cameron Oliver, Rubén Guerrero y Dejan Kravic. Fueron los que firmaron el naufragio.

Después de que el Unicaja perdiera 33-4, el partido fue un simulacro. Ya se sabía el ganador y fue cuestión de saber por cuánto, el 1-0 de la eliminatoria ya estaba claro. Despojados de colores, se puede disfrutar mucho de este Baxi Manresa si lo que gusta realmente es el baloncesto si se deja una bufanda al lado. Una explosión de energía de la que se contagian todos los jugadores, nadie racanea un esfuerzo y el balón se comparte. Un pabellón que aliña la ensalada con un ambiente espectacular. Decía Ibon Navarro en la previa que el Unicaja aspiraba a jugar parecido al Baxi Manresa. Actualmente está a años luz de lo que propone Pedro Martínez y despliegan sus hombres. Él lleva dos meses en el cargo sólo y había revitalizado a un moribundo. Pero los dos últimos partidos han sido demoledores. En cuanto se ha elevado un poco el nivel, el equipo está otra vez por los suelos.

Al descanso se perdía 47-21 después de un tres más uno de Jonathan Barreiro. La segunda parte se convertía en un banco de pruebas. Quién lo diría en unos play off, pero es la triste realidad de un Unicaja que se desangra. El panorama indica que los que tienen poder de decisión arriba en el banco tampoco tienen un especial interés en levantar esto. La imagen es intolerable y tardará en olvidarse. Pero quizá se busque la indiferencia y una muerte dulce.

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