El Unicaja resetea en Fuenlabrada (68-85)
Resultado y crónica del Urbas Fuenlabrada -Unicaja
El Unicaja gana su primer partido de 2021 y de la era Katsikaris con una completa actuación en Fuenlabrada, donde domina desde el minuto 1 al 40 y gana con mucha autoridad
Primer triunfo de 2021 y primera victoria de la era Katsikaris para el Unicaja (68-85), en un partido completo y consistente en Fuenlabrada, de los que hacía meses que no se veían. No procede lanzar campanas al vuelo, enfrente había un rival de zona baja, golpeado por lesiones y sin su mejor hombre, pero es un punto de partida para revertir una dinámica terrible. Un triunfo cómodo, basado en el esfuerzo continuo durante 40 minutos, con nivel defensivo bastante alto, con mucho balón compartido en buenas situaciones e inspiración de jugadores concretos para decidir. También con decisiones desde el banquillo que evitaron complicaciones, con estructuras de quinteto que limitaron el daño que podía hacer el rival.
Se quita una losa el Unicaja, mentalmente el equipo estaba muy tocado y lo evidenciaba en la pista. El lenguaje corporal también fue otro, más gestos de confianza, de control mental de la situación. El goteo de derrotas era insostenible. Y en Fuenlabrada el Unicaja recobró buenas sensaciones, más allá del resultado. Pareció disfrutar defendiendo en algunos momentos, se forzaron faltas en ataque, Nzosa hizo una exhibición pero estuvo bien acompañado por el resto. No sólo fueron las ganas, también saber estar y no conceder demasiados tiros liberados. Desde dónde se venía, sólo puede crecer el equipo malagueño.
La necesidad de ganar un partido era perentoria y el Unicaja salió con la mentalidad adecuada a la pista. Fortificó su aro con un excelso Yannick Nzosa, ubicuo y dificultando toda clase de tiros, corrigiendo errores de compañeros, taponando y posicionándose con un clínic defensivo. Puede ser costumbre, pero es reseñable lo que condiciona el joven congoleño el juego rival. A ello se le añadía un buen ataque, cuidando del balón hasta el extremo (cero pérdidas tras 10 minutos, dos al descanso) sin que dejara de fluir el juego. Se empezó cargando sobre Deon Thompson para que produjera en el poste bajo (los ocho primeros puntos llevaron su firma) y, tras un 1/7 de arranque, se fue abriendo el campo y atinando con los triples para pegar un estirón importante en el marcador (10-30).
La salida del segundo cuarto revelaba que el colorido equipo fuenlabreño no se rendiría tan fácilmente. Respondía a las arengas de Juárez elevando el nivel defensivo y con la vieja guardia al comando, como Urtasun. Eyenga empezaba a dar verdaderos problemas tanto a Waczynski como a Bouteille. Katsikaris tuvo cintura para cambiar el guion. Colocó a Carlos Suárez como tres, acompañado de Thompson y un Guerrero bastante serio en los dos lados de la cancha. Y la sangría se detuvo con el de Aranjuez en pista, en una posición en la que hacía varios años que no jugaba aunque fue la natural en la que se asentó en la élite. También colocó a su equipo Katsikaris en una zona, incluso cuando el marcador era favorable, es posible que preparando recursos para la Copa o para el futuro más inmediato.
Tras recortar el Fuenlabrada a 10 puntos (24-34), el Unicaja respondió con un parcial de 0-10, fulminante tras el tiempo muerto de Katsikaris, un síntoma de que el conocimiento mutuo de lo que se quiere y de los recursos que hay va creciendo. Y se marchó al vestuario con una ventaja apreciable (29-45) tras buenos 20 minutos.
A diferencia de lo que había sucedido en las últimas semanas, el Unicaja supo lidiar con la gestión de las ventajas, algo en lo que había incidido Katsikaris en los primeros partidos. Siguió Suárez como tres de arranque tras el descanso y el Unicaja parecía ir por delante de los problemas que les planteaba el Fuenlabrada, disminuido por las bajas pero con jugadores peligrosos en momentos de inestabilidad como los que vive el equipo malagueño. Supo mantener la serenidad, el número casi fisiológico de pérdidas y todo con un trabajo defensivo muy destacable para de dónde se viene. Es innegable que la baja de Melo Trimble es letal para el Urbas Fuenlabrada por todos los problemas que genera. Pero se pararon otros focos posibles dañinos. Jugadores que en Málaga habían hecho un gran partido, como Anderson, se pararon.
En la frontera de los 15-20 puntos a favor se movía el Unicaja, sin resuello para el rival. Se extendió hasta los 25 puntos (47-72) tras dos triples de Brizuela y Jaime Fernández, asistidos mutuamente. Y desde ahí al final, canastas de mérito y algo de relajación en el cuarto final, con un aumento de los errores en cierta forma comprensible después de la tensión acumulada. Aunque Katsikaris era enérgico al pedir intensidad y que no se acabara con malas sensaciones un partido liberatorio, que debe valer para limpiar la mente y convencerse de que este equipo, con sus limitaciones, puede defender y ser competitivo. Ganar a un disminuido Fuenlabrada, desprovisto de su mejor jugador, no es un maná. Pero es suficiente para el estado en el que se encontraba el Unicaja, que llega a la Copa con una victoria convincente y consistente.
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