Opinión
Carlos Navarro Antolín
El Rey brilla al defender lo obvio
Resultado y crónica Morabanc Andorra - Unicaja
El Unicaja encajó una fea derrota en Andorra (89-73). Tras pasar todo el partido con la lengua fuera, con un rival más inteligente y acertado para elegir lo que demandaba el duelo, en el último cuarto se hundió el equipo de Luis Casimiro, que durante tres cuartos encontró soluciones para que sus jugadores, a pesar de un día desacertado, estuvieran con opciones. No pasó lo mismo en el cuarto final.
Fue el equipo malagueño una máquina de perder balones, el aro se hizo enano y un rival sacó pecho para ganar un partido que mereció de cabo a rabo a un Unicaja que, por momentos, estuvo indolente, permitiendo numerosas entradas hasta la cocina del rival, varios contraataques sin oposición. Hasta ahora, había tenido partidos mejores o peores, acertados o no. Pero esa desgana, esa falta de espíritu y ese cúmulo de malas decisiones hasta ahora no se había percibido. Y eso no se lo puede permitir el Unicaja.
Empezó pegando fuerte el MoraBanc con Dejan Todorovic al mando. El canterano cajista está felizmente recuperado tras un par de lesiones graves y está haciendo una notable temporada en el Principado, un lugar ideal para reencontrarse con el baloncesto. El talento físico y técnico nunca le faltó, aunque las faltas restringieron su minutaje. La salida de Jaime, al que se le vio algo más explosivo y con capacidad de de desborde, equilibró fuerzas. El Unicaja tuvo sus mejores minutos en la primera mitad con un quinteto Alberto-Jaime-Ejim-Suárez-Elegar. El núcleo duro español más dos jugadores expeditivos defensivamente. A caballo entre el primer y el segundo cuarto, el Unicaja firmó un parcial de 0-8 y tomó el liderato en el marcador (15-19).
La rotación fue nociva esta vez, el Unicaja se desnortó. Adams estaba en una versión mala para el equipo, sin hacer jugar y sin producir por sí mismo. Y el resultado fueron cinco minutos sin meter una canasta (26-19). El MoraBanc tenía las llaves del partido ahora, con Musli percutiendo bajo el aro y con Senglin y Hannah haciendo estragos y desbordando con facilidad a los exteriores de Casimiro. También había alguna jugada en la que el balance defensivo del Unicaja era pobre. Y ofensivamente la persiana se había cerrado, no encontraba vías al aro el equipo cajista.
En esos momentos de colapso, la vía de Adams ha salvado en ocasiones. Pero esta vez estaba obturada. Se iba por ocho puntos al descanso (42-34) un MoraBanc Andorra que interpretaba mejor lo que demandaba el partido y que estaba en proyección de 84 puntos, cifras a las que no llega normalmente el Unicaja esta temporada, sobre todo en partidos igualados.
Se escapaba el MoraBanc en el comienzo de la segunda mitad (48-37), aún con Adams fuera de onda. Por su estilo de juego, el equipo paga demasiado cuando no está enchufado. Gerun, jugador al que quizá se le ven más las limitaciones que las virtudes que tiene, era el flotador del Unicaja, con Toupane de apoyo. El partido se instalaba en esa franja de 5-10 puntos a favor del MoraBanc. Bajaba el Unicaja tras un buen triple de Toupane (56-53), pero rápidamente el MoraBanc repelía con un Hannah que tenía el partido en la mano. Estaba bien Alberto Díaz, pero el americano era el jefe del encuentro y hacía jugar a su equipo. Y hasta le robaba algún balón importante al malagueño, como uno que acababa en antideportiva del pelirrojo. Siete minutos estuvieron los colegiados mirando dos antideportivas en el Instant Replay. Parecía excesivo. En cualquier caso, el MoraBanc seguía al comando por 10 puntos (68-58) al final del tercer cuarto.
Y el hundimiento llegó en el cuarto final. El Morabanc fue al cuello en cuanto vio que el Unicaja estaba en la lona, que ya no le llegaban las ideas y que acabó desesperado y con minutos esperpénticos. Vuelve a estar el cuadro cajista en balance negativo (4-5) después de haber ganado en Vitoria y Valencia. Algo no se está haciendo bien en la ACB y ya pasó el ecuador de la primera vuelta. No hay síntomas de mejora colectiva en la Liga.
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