Algo de credibilidad (71-85)

Resultado y crónica del Obradoiro-Unicaja

Partido muy sobrio del Unicaja en Santiago para arrancar un triunfo capital (71-85) ante un rival directo que sirve para calmar la situación algo y ganar confianza para lo que viene

Rubén Guerrero anota ante Vicedo. / Acb Photo

Después de dos papelones en Gran Canaria y Oostende, el Unicaja recuperó algo de credibilidad en un partido sobrio, sólido, completo y, en no pocos momentos, brillante. Era un duelo capital para la suerte de la temporada, para no hundirse más en el fango en el que se ha metido con su mal hacer el equipo. Y el Unicaja, como sucedió en Fuenlabrada antes de la Copa, respondió con prestancia ante un rival directo como son ahora los de la parte baja de la tabla de la Liga Endesa. Se sale de ese múltiple empate a ocho victorias, se gana por 2-0 el average a un rival directo y hay un alivio porque la imagen del equipo viró bastante. El Unicaja empequeñeció al Obradoiro. Una semana atrás, el Baskonia se estrellaba en Fontes do Sar, una pista puñetera. El equipo de Ibon Navarro dominó el partido de cabo a rabo, hasta por 29 puntos mediado el tercer cuarto. Se relajó un poco en el último y el marcador quedó 71-85. Pero hubo, y ha pasado pocas veces esta temporada, sensación de poderío, de dominio. De más hambre e intensidad. Y también de ir tácticamente delante del rival. Dijo el año pasado Jasikevicius que Moncho Fernández le preparaba trampas tácticas de nivel Euroliga. Esa batalla también la ganó Navarro, que comprimió la rotación a nueve jugadores, dejando de lado a Suárez y Nzosa.

En la pista gallego Darío Brizuela se siente poseído. Si el año pasado metió una canasta ganadora, esta vez gobernó el partido, completándolo con una actuación defensiva de las que no se le suelen ver. Muy activo, en líneas de pase. A sus 24 puntos añadió cinco asistencias y tres robos. Él y un espectacular primer cuarto de Alberto Díaz marcaron la línea. Robó siete balones en el primer cuarto el equipo malagueño, con el pelirrojo colapsando a los exteriores. El 14-29 del primer cuarto evidenciaba la diferencia que había en el parqué, entre un equipo que parecía sin energía (varios jugadores habían estado enfermo en el cuadro gallego) y otro que rebosaba ganas de vencer.

Al descanso se mantenía la renta (30-45) y tras él el Unicaja se desató completamente. Varias buenas noticias. Desde el partido pétreo de Rubén Guerrero hasta la exuberancia de Cameron Oliver, que dejó varias jugadas de póster. Ayuda a fortificar el rebote y mientras va acumulando minutos de vuelo gana impacto. También mejor Barreiro, Francis Alonso con otro paso adelante... 41-70 llegó a ser la máxima renta. Desde ahí, el Obradoiro se soltó. Viny Okouo recordó que no es el jugador que se fue de Málaga, que ha progresado. Robertson se soltó de la telaraña que Ibon Navarro le había tejido y, para completar, Mario Saint-Supéry también debutó en la Liga Endesa a sus 15 años, 11 meses y cinco días. Una victoria muy necesitada, muy trabajada y muy merecida. Una plataforma para amarrar la salvación en las próximas semanas. Y algo de credibilidad.

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