Peligro de mediocridad (82-74)

Resultado y crónica del UCAM Murcia-Unicaja

El Unicaja juega otro mal partido en Murcia, incapaz de superar la intensidad y mejor juego local

Mediado enero, el equipo no tiene continuidad y, más allá de los resultados, el juego es pobre

Pelea por el rebote en el UCAM-Unicaja
Pelea por el rebote en el UCAM-Unicaja / Acb Photo

En el deporte, quien tiene más hambre gana más veces. A veces puede atraparle la ansiedad y bloquearse. Pero la necesidad es un plus en determinadas situaciones. El UCAM Murcia jugó como si se le quemara la casa. Metafóricamente es así, el equipo estaba en descenso y había perdido varios partidos en circunstancias duras, extendiendo una racha peligrosa. El equipo universitario, físico de por sí, jugó con excitación y dureza. El Unicaja no aguantó esa exigencia, en un partido incómodo estuvo hasta casi el final sin opciones. Pero el UCAM quería más. Y consiguió el triunfo (82-74), aunque el Unicaja no se abandonara.

Lo más triste del equipo malagueño es que hay tramos de partido, ya a mediados de enero, en que el equipo aún parece de pretemporada. No se le pudo reprochar desgana o desidia en Murcia, pero la sensación de caos y anarquía en demasiados momentos de los partidos, porque es una constante, desconcierta. Un rebote defensivo del UCAM y el jugador que lo coge es capaz de cruzar el campo sin que nadie haga una ayuda con Thompson en el suelo. Dos jugadores que chocan en una esquina haciendo un sistema y matándose el espacio. Toupane bota y bota y acaba tirando sin que toque el aro, aplicable a otro jugador cuando se ataca en estático y la movilidad escasea. Esto ya es más personal, se fallan secuencias de dos tiros libres con el partido abierto (11/18 al final). En fin, una suma de despropósitos que hace difícil ganar un partido a domicilio en la ACB.

No es cuestión de ser cabeza de serie, algo imposible ya, en la Copa. Se mira más a largo plazo, al final de la temporada. Y no sólo en lo que más importa, los resultados, sino a nivel de juego, de baloncesto puro. El Unicaja se siente cómodo cuando defiende bien y en transición. Pero es que en Murcia no defendió bien con continuidad. Y, o le entra a los jugadores en la cabeza de que si eso no ocurre la temporada será mala, o vendrán meses duros. Eddie fue una pesadilla en la primera parte y en la segunda fue Booker. El UCAM arrasó en el rebote (38-31), con muchas segundas oportunidades. Vivió el Unicaja de ellas en el primer tiempo, pero después se cerró el grifo. Pese a que no anotó un triple hasta el minuto 17, se mantuvo (39-39 al descanso).

Pero el ataque empeoró en la segunda mitad, el Murcia puso toda la carne en el asador. Brizuela (17 puntos al final) intentó dar aire con muchos puntos, pero no la defensa fue más pobre y no había producción de contraataque. Casimiro ideó jugar con dos cuatros, pero no salió bien. Se fue hasta por 10 puntos el UCAM (75-65), volvió el Unicaja (78-74), pero una antideportiva del propio Brizuela, que buscó que Tumba fuera a la personal ya en el último minuto, liquidó un partido triste, uno más, del equipo malagueño. No hay tres partidos seguidos, siquiera dos, a un buen nivel. Inmersos en el Top 16 y con la Copa a la vista, las sensaciones, y las evidencias, en un tramo caliente no son buenas.

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