El Unicaja escapa de un agujero negro (86-69)

Resultado y crónica del Unicaja-Germani Brescia

10 minutos en los que anotó sólo tres puntos ponen en un problema al equipo malagueño, que acaba ganando con distancia

Otro notable partido de los nacionales y debut del joven Rafa Santos, de 16 años

El banquillo del Unicaja celebra una canasta. / Javier Albiñana

El Unicaja sacó adelante un partido sísmico ante el Germani Brescia. Dominaba por 18 puntos mediado el segundo cuarto, perdía por cuatro mediado el tercero y acabó dominando por 86-69. No se puede decir que fuera un partido redondo para el crecimiento. Ante un rival de menor exigencia que los tres últimos, el equipo no tuvo la contundencia, se metió en un agujero negro en el que sólo anotó tres puntos en 10 minutos. Solventó el problema con suficiencia después, pero son los bajones que no se pueden permitir si se quiere ser consistente. En cualquier caso, cuarto triunfo seguido malagueño, se sigue sumando antes de un partido con picadores el domingo ante el Iberostar Tenerife, test de máxima exigencia.

El Unicaja dominaba plácidamente el partido mediado el segundo cuarto, a punto de romper el techo de los 20 puntos de diferencia, minimizando a un Brescia al que hacía parecer peor equipo de lo que es, como demostraría después. Había una buena circulación de balón, con Alberto Díaz distribuyendo juego (seis asistencias al descanso), con anotación repartida. Y una buena actividad defensiva, provocando pérdidas y faltas en ataque con regularidad para expandir la diferencia. Se va notando, por cierto, la creciente asistencia de público. Puede parecer algo anecdótico que haya 200 o 400 personas. Pero hay algo de calor humano en el Palacio y se agradece. Se nota cuando el partido es de ACB o europeo.

Disfrutaba el público con los detalles de Nzosa, con buenos minutos de Abromaitis y alguna jugada eléctrica de Brizuela cuando mandaba 38-20 el equipo malagueño. Pero los hombres de Vincenzo Esposito reaccionaron tras un tiempo muerto con un parcial de 0-13 que cambió el aire del partido. El Unicaja empezó a encontrarse incómodo. Francis Alonso falló tres triples que no suele y Axel Bouteille uno más, los cuatro en buena situación para la calidad de sus muñecas. Y el Brescia se fue metiendo progresivamente en el partido. No era culpa suya, pero coincidía esta pájara con la presencia en pista de Volodymir Gerun, el jugador más descolgado, ahora mismo, en la rotación de Casimiro, pero al que el técnico no quiere perder y le sigue dando su cuota de minutos en pista, ahora en la rotación del segundo cuarto. 41-35 dominaba el Unicaja al descanso.

La tendencia no cambió tras el paso por el vestuario y el Brescia tuvo varios ataques para ponerse por delante. Lo hizo con un triple de Burns (41-44) para sellar un parcial de 3-24. El Unicaja sólo había metido tres puntos, un triple de Carlos Suárez, en 10 minutos de partido. Un atasco terrible, impropio de un equipo de élite. Pero ni en la pista ni en el banquillo se encontraban soluciones. Había un bloqueo que rompió momentáneamente un tiro de Alberto Díaz y una valiente y estética penetración más un triple de Brizuela. El buen trabajo de Rubén Guerrero con Ristic se veía recompensado con un dos más uno tras rebote de ataque (51-51). 57-54 dominaba el Unicaja al final del tercer cuarto.

Brizuela cogió el partido por la pechera y lo decantó. Una gran asistencia a Rubén Guerrero para que el marbellí machara, otra bandeja a pie cambiado y un triple en la cara de su defensor, en los minutos en los que hacía como base para dar resuello a Alberto Díaz. Le tomó el relevo Francis Alonso, demostrando que tiene catálogo. Metió siete puntos seguidos con un tiro desde cinco metros, una penetración con un tiro que cayó con nieve y un triple (72-63). Una magnífica defensa de Nzosa sobre Ristic despertaba una gran ovación del Carpena, consciente de que asiste a la eclosión de un jugador especial, que tiene unos registros quizá no contemplados antes en estos lares. Hubo tiempo hasta para el debut del canterano Rafa Santos, siempre un día de fiesta en Los Guindos. El colofón fue una canasta desde la esquina sobre la bocina del tiempo del cordobés. Una victoria más, aunque con algunas taras.

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