Aún no se acabó (69-76)
Resultado y crónica del Unicaja Baloncesto - Valencia Basket
El Unicaja compite hasta el último momento, pero carece de la lucidez y del tino para derribar a un Valencia que elevó su nivel respecto a la ida
Lo tuvo el Unicaja, se fabricó una oportunidad de ganar un partido que le daba el pase a semifinales de la ACB. Hasta el minuto final tuvo opciones, pero San Emeterio le puso una soga de la que no se pudo soltar el equipo malagueño. No hubo antídoto para el cántabro, en un cuarto letal en el que se puede decir que ganó él solo el partido. Entraba dentro de lo previsible la reacción de un equipo orgulloso como el valenciano, que ofreció una imagen más acorde a su nivel. Y el Unicaja estuvo cerca, pero no le llegó (69-76).
En 48 horas hay otro partido a vida o muerte, aunque quede una sensación de pesar, el fantasma del Alba Berlín se pasea de nuevo. No remachó en el Carpena, ante un Palacio entregadísimo, la oportunidad que se había ganado con su buen hacer lejos. Es cierto que el nivel del rival es superior y que el equipo compitió bastante mejor. Pero metió pocos puntos, no tuvo la clarividencia o el tino necesario para ganar y colcarse entre los cuatro mejores ya.
El ambiente en el Carpena era eléctrico ya de entrada. No se palpaba el día de Alba Berlín, ni de lejos, la agitación en las gradas. No intimidó al Valencia, que si es capaz de imponer el ritmo de juego en el que se siento cómodo tritura a cualquier rival. Ponsarnau ajustó en defensa, metió piernas frescas con Abalde y el gallego marcó las primeras diferencias. El Unicaja quedó atrapado en la red rival. Estaba agarrotado el equipo malagueño, sin jugar tan mal como decía el marcador. El Valencia, martillo pilón, hacía daño generando canastas fáciles. Ahí estaba la diferencia esencial, el Unicaja no aprovechaba los tiros puntualmente librados que tenía. El equipo visitante incrustaba hombres en la zona pero tampoco concedía apenas situaciones cómodas.
Con rentas cómodas en torno a los 10 puntos (12-20 al final del primer cuarto) para el Valencia, las soluciones que probaba Casimiro no funcionaban y se llegó a un momento crítico (16-32) mediado el tercer cuarto. Los triples no entraban, de hecho el primer no llegó hasta el final del segundo cuarto. Dos canastas de Dani Díez dieron algo de aire y el regreso a pista de Mathias Lessort subió las revoluciones. Fue sintomático ver cómo celebraba el francés una falta a favor en la pelea por el rebote que le daba tiros libres con 20-34 en el marcador. Y cómo respondía, enloquecido, el público del Carpena.
Lessort dio ese extra de energía y Jaime también seguía pedaleando fuerte. La energía existía pero se canalizó mejor y se evitaban canastas del Valencia para producir, ahora sí, con mayor continuidad. En ese clima volcánico, el Unicaja se acercaba hasta a tres puntos tras ese triple de Jaime (32-35), aunque una canasta de Van Rossom sobre la bocina hacía daba más renta a los taronjas (32-37). No era mal resultado tras cómo había transcurrido el partido y con el raquítico 10% de acierto.
La salida no fue ideal, con varias pérdidas y un Jaime al que se le veía renquear. Pero se contenía la sangría. Triples de Wiltjer y Roberts colocaban a uno (42-43). Y el otro del americano ponía por primera vez arriba al equipo malagueño (45-43). La energía del Unicaja parecía sobrepasar al equipo valenciano, que veía cómo Dubljevic se hizo una brecha al tirarse a por una bola. Caballeroso detalle del Unicaja. El doctor Nogales y Mario Bárbara ayudaron a coserle. Tras una corajuda penetración de Alberto Díaz y un triple de Wiltjer se mandaba por cinco puntos (50-45), pero se perdieron varias opciones de poner más diferencias. Y el Valencia repelió con Tobey pillando las espaldas de Lessort y un triple de Labeyrie (50-52). Otro triple de Alberto daba mínima ventaja al final del tercer cuarto (53-52).
Se entraba ya en un territorio en el que cada canasta valía un quintal. Y el Valencia apretaba después de que Shermadini no metiera de manera inverosímil una canasta sencilla bajo aro (57-60). El partido ya sería cuestión de detalles. Milosavljevic percutía y San Emeterio parecía muy enchufado. Un triple en posición forzadísima de Vives (63-64) pero Jaime metía tras un gran pase de Roberts. Fallaba el norteamericano un triple y San Emeterio metía un dos más uno y otra canasta posteando para poner una renta peligrosa (67-72). Estaba ganando el partido.
Se cegó el Unicaja en un par de ataques y San Emeterio cogió un rebote que fue capital. Acabó asistiendo a Thomas para dar una ventaja ya extremadamente peligrosa a falta de 1:09 (67-72). No jugó bien el Unicaja esos momentos determinantes, no tuvo frescura mental para leer situaciones favorables y el Valencia las castigó. Y así se marchó una oportunidad que puede, como el día del Alba, marcar la nota de la temporada. Aunque esto aún no se ha acabado.
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