Otra cara, mismo sino (85-89)

Resultado y crónica del Unicaja-Valencia

El Unicaja compite hasta el final contra el Valencia, pero acaba derrotado por la superioridad visitante

Mejor imagen del equipo malagueño, pero insuficiente para frenar una espiral terrible

Alberto intenta frenar a Van Rossom. / Marilú Báez

Un Unicaja mejorado le compitió hasta los minutos finales al Valencia, pero la distinta cara no cambió el destino, la derrota (85-89) en la que está instalado el equipo malagueño. El tercer partido mostró la mejor versión con Katsikaris, pero no fue suficiente para ganar el encuentro a un equipo de Euroliga. Entra dentro de lo lógico perder con ellos, pero la situación es tan crítica que hace mucho daño cualquier derrota porque es una sangría que no tiene fin. Se ha perdido demasiado en los infames meses de diciembre y enero, especialmente terrible, con cero victorias y ocho derrotas, y el crédito de un proyecto casi arruinado. El equipo extendió esta vez el tiempo de competitividad hasta los últimos cinco minutos. Ahí se notó, de nuevo, la falta de ideas y la ansiedad más la necesidad de victoria de un equipo de mayor nivel. Es la realidad de este Unicaja que va quemando partidos sin cambiar su sino, aunque cambie la cara con mejores prestaciones y un juego de mayor nivel. Pero no es suficiente.

Con el regreso de Carlos Suárez, Gerun fue el descartado por Katsikaris. Es evidente que será complicado ver jugar al ucraniano como jugador cajista salvo caso de extrema necesidad. Francis Alonso y Yannick Nzosa partieron de inicio, el griego ha comprendido rápido que el congoleño es el pívot de más nivel actual de la plantilla, aunque el partido de Rubén Guerrero fuera estimable. Al ritmo de Jaime Fernández con una chispa mayor que en los últimos partidos, dos penetraciones y un triples, el Unicaja marcó una primera distancia (11-4) ante un Valencia que hace sólo siete días vapuleaba al Baskonia, pero la centrifugadora de la Euroliga, con derrotas ante Zalgiris y Panathinaikos miércoles y viernes, le había cambiado la confianza. Prepelic hacía daño, pero la defensa cajista daba un buen nivel para lo acostumbrado. Había cambios en la defensa del pick and roll y también se atacaba con el 2x1 en las esquinas, detalles que Katsikaris va incorporando. Pero, por encima, había concentración.

También se seguía en esa línea de buena ocupación de los espacios en ataque. Mucho tiro liberado en las esquinas, síntoma de buena circulación de balón, aunque con menos acierto del deseado por las situaciones que se generaban. Mandaba el Unicaja (21-18) al final del primer cuarto con la sensación de que defensivamente había un punto más de solidez. En los mismos cánones de igualdad seguía el partido en el segundo cuarto, cuando hubo varios técnicas para el Valencia, para el banquillo, para Prepelic y para Dubljevic. Falló dos de los tres tiros el equipo malagueño. Especialmente desacertado un Thompson que enlaza varios partidos por debajo del buen nivel que había mostrado en los peores momentos del equipo. Con 31-25, las dos faltas de Nzosa y Guerrero hicieron a Katsikaris colocar a Thompson de cinco junto a Suárez, en sus primeros minutos de 2021 tras la lesión durante las Navidades. Y ahí rápidamente encontró una vía de agua el Valencia para remontar. Tampoco ayudaba un Bouteille algo empanado atrás y el Valencia mandaba (31-32) antes de que el final del primer tiempo regresara la igualdad (34-34).

Tras el descanso no cambió demasiado el panorama, aunque se iba a un ritmo anotador mayor pero con mucho equilibrio. Un triple de Francis Alonso, el primero con Katsikaris, después de que se le saliera una bandeja clara con la izquierda, daba brío, se necesita que el malagueño sea protagonista porque sus puntos hacen falta. El Valencia se engrasaba y encontraba triples liberados con mayor frecuencia conforme pasaban los minutos. La Euroliga cansa las piernas, pero también da un ritmo competitivo salvaje. Salvaba una situación crítica el Unicaja al final del tercer cuarto, cuando se había caído en partidos pasados y ya no daba para más. Con 54-61 se agarró y comandaba ya, tras un 8-0, al comienzo del último cara. Buenos minutos ahí de Rubén Guerrero, al que castigaba Tobey pero aparecía en ataque para dar puntos necesarios. Jaime Fernández era quien tenía las llaves del equipo y seguía chispeante. Ahora otra penetración hasta la cocina, más tarde un alley hoop para Guerrero. La presencia de Suárez daba seguridad en el rebote, no sólo por los que pilla sino también por cómo protege. Tras una gran circulación por los cinco jugadores, un triple de Waczynski daba ventaja (72-69), pero el Valencia repelía (74-76) después de un triple fallado por Alonso.

Perdió frescura en los minutos finales el Unicaja y, tras varios ataques improductivos, uno con triple liberado de Suárez que no entró, un triple de Tobey clavaba una daga casi definitiva (77-83) a dos minutos y medio para el final. El americano hizo daño desde la línea durante todo el partido, igual que Prepelic (48 puntos entre los dos). Salieron los fantasmas y el Valencia campeó en el Carpena tras una segunda parte en la que estuvo más cómodo en ataque. Una triste rutina, la de la derrota, en la que vive el Unicaja, aunque mejore su imagen.

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