El Unicaja saca músculo (63-79)

Resultado y crónica del Valencia Basket - Unicaja

Brillante victoria malagueña en La Fonteta (63-79), en un gran partido colectivo en el que sólo faltó una mejor gestión de los minutos finales

Carlos Suárez, completísimo

Thompson y Adams celebran una canasta.
Thompson y Adams celebran una canasta. / Acb Media

El Unicaja continúa con su progresión lineal, con la velocidad de crucero puesta. Suma victorias, mejora su juego, a pesar de otro atasco final que pudo costar caro en otro contexto, y tomó la Fonteta con una solvencia enorme. Mirándole a la cara al Valencia Básket desde el primer minuto, mandando todo el partido, enseñándole la matrícula a un equipo en un endeble momento mental, metido en una espiral complicada y con su público bastante mosca. Fue el mejor partido del Unicaja en esta todavía incipiente temporada, con ese asterisco final, es la sexta victoria consecutiva (63-79) y la segunda en una cancha de Euroliga. Síntomas evidentes de mejoría.

Queda poco del errático equipo de las primeras semanas, cuando se estaba aún en formación. Esta racha, con victorias ante Baskonia, Valencia y Galatasaray, fortifica la confianza, dentro y fuera del equipo, y ha puesto el tren sobre las vías. Y la locomotora marcha, aún con desaplicaciones y lógicos campos de mejora. Porque hay que pensar en la construcción a largo plazo del equipo. En cualquier caso, ver a Elegar campando bajo aros, a Ejim secar a rivales, a un mayestático Suárez dirigir los hilos del partido desde la posición de al a-pívot y a un Adams menos brillante pero más cerebral ayuda a entender que se está construyendo con una base muy interesante para afrontar retos mayores. También Jaime dejó destellos de que puede jugar a buen nivel aun con las molestias.

El Unicaja marcó territorio desde el inicio, con varios focos de anotación y un alto ritmo defensivo que dificultaba el ataque valenciano. La nueva Euroliga, se ha vivido en carne propia, es una trituradora y menos de 48 horas antes el Efes ganaba en La Fonteta. Se percibía un ambiente tenso en la pista valenciana, donde se cuestiona ya a Ponsarnau abiertamente. Y el Unicaja encontró herramientas para hacer daño. Las cuatro primeras canastas, de cuatro jugadores diferentes. Con Adams sin apenas forzar tiro y siendo capaz de encontrar al compañero liberado, un aspecto del juego en el que ha evidenciado margen de progreso en el arranque de la temporada. Y exhibió esa capacidad de pase de manera inteligente, sin forzar el tiro propio.

Mandaba por 15-20 el Unicaja al final del primer cuarto. Con algún desajuste en el rebote o alguna mala defensa, pero con una continuidad en el juego bastante alta, inesperada sólo semanas atrás. Empieza a cujar el equipo y también se sumaba Avramovic, con tres penetraciones fulgurantes, una de ellas con adicional. Esa versión que se vio en pretemporada y que no había emergido aún desde que arrancó la Liga. Con Jaime algo renqueante, se le necesita sí o sí al serbio para hacer más profunda la rotación. Era un buen aviso.

Salían distintas cabezas ofensivas. Waczynski metía dos triples; Rubén Guerrero, minutos de calidad, culminaba con la izquierda una transición; Thompson, como en el primer cuarto, percutía; Adams (cinco asistencias al descanso) creaba y Carlos Suárez sacaba contragolpes desde un rebote que se dominaba con autoridad (13-22), al contrario de lo que había sucedido en el arranque de temporada. En esos momentos de placidez, de juego fluido y brillante, un dos más uno de Jaime tras acrobática penetración marcaba un pico (36-48) de distancia que reducía Ndour con un mate sobre la bocina (38-48).

La tónica no cambiaba tras el descanso. Apuntaba Casimiro en Movistar que hacía falta mantener la paciencia en ataque, que era la clave para ganar. Y el equipo le hacía caso a su entrenador. Encontraba a Gerun para hacer daño y seguía defendiendo a un buen nivel. “Nos hacen agotar los ataques”, explicaba Ponsarnau con bastante sinceridad. Carlos Suárez, otra vez al galope desde un rebote defensivo, asistía de manera fabulosa a Adams, que desde la diagonal metía un gran triple para marcar los 15 puntos de renta (42-57), propiciar el tiempo muerto del técnico local y desatar los pitos en La Fonteta. Eran momentos en los que el Unicaja disfrutaba en la pista, se sentía bastante cómodo. Elegar hacía daño en las continuaciones. Un detalle significativo es que varios compañeros distintos le encontraron para asistirle y, o bien anotar o bien sacar la falta. Tras el tiempo muerto de Ponsarnau, el Valencia había encadenado varias acciones buenas, pero Jaime desactivaba con una espectacular entrada con la izquierda al final del tercer cuarto (53-66).

El Unicaja no se desconcentró con las técnicas a Thompson y Jaime Fernández. Siguió en su sitio, con buenas defensa y desarbolando por nivel físico al Valencia. Son palabras mayores cuando enfrente está un equipo de Euroliga y que en los últimos años ha estado por arriba salvo alguna excepción concreta. El Unicaja se precipitó varias veces, con Jaime y Avramovic queriendo ganar por 30 antes que ganar por 20. Sobre todo el serbio, tras su buen momento en la primera mitad, quería ganar más confianza. No aprovechó bien la oportunidad, aunque es cierto que no renunció a su verticalidad.

Carlos Suárez puso el seso que hacía falta, ejerciendo de entrenador en pista. No jugó bien el Unicaja en ese tramo y el partido podía haberse complicado con un rival en otra coyuntura más fuerte anímicamente. Pero, por un momento, aquello parecía la final de la Eurocup y que el Valencia no podía anotar. Estaba el equipo taronja hundido mentalmente y el partido no corría peligro. Pero es algo que hay que mejorar. Esa desconexión que ya hubo ante el Galatasaray no se debe repetir, aunque el foco principal, no hay que desviarlo, es una gran victoria en la segunda pista de Euroliga que se visitaba en la ACB. El Unicaja saca músculo en La Fonteta.

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