Sin peligro y a volar (91-75)

Resultado y crónica del Unicaja-Surne Bilbao Básket

Después de ir tres cuartos a remolque del Surne Bilbao, el Unicaja completa un último cuarto espectacular en el que arrasa al Bilbao, al que ya supera en la clasificación

Las fotos del Unicaja-Surne Bilbao Básket
El Unicaja celebra la victoria. / Javier Albiñana

Cuesta explicar cómo ganó el Unicaja un partido por 16 puntos (91-75) puntos ante el Surne Bilbao jugando casi tres cuartos significativamente peor que el rival y yendo a rebufo en el marcador un buen rato por encima de los 10 puntos. Forma parte del crecimiento integral del equipo, no descomponerse cuando las cosas no salen y permanecer en el partido, aguardar el momento. Es un progreso bastante grande. Se puede hablar ya de un cambio de dinámica tras tres victorias seguidas y se puede decir también que el peligro de descenso a LEB Oro casi ha desparecido, será cero si se suman dos victorias más. Puede parecer un detalle nimio, aunque para nada baladí, pero superar a un rival en la tabla es un refuerzo mentalmente muy potente tras ver lejísimos los puestos de play off, que siguen siendo una tarea ciclópea. Paso a paso, pero hay oxígeno.

Un último cuarto devastador, que levantó al Carpena de sus asientos como hacía tiempo que no se contemplaba, dejó un gratísimo sabor de boca, pero no hay que olvidar que se hicieron cosas mal y que hay que corregirlas. Ante rivales de nivel superior, como vienen en un mes de abril diabólico, seguramente jugar así costaría diferencias más grandes. El Surne Bilbao no hizo sangre cuando pudo. Y el Unicaja no dudó cuando, con la inercia de un tercer cuarto mejor, fue al cuello de un rival bien entrenado y con jugadores interesantes, pero en un escalón objetivamente inferior. Como extra, se le ganó el average (-6 en la ida), que puede valer para esa pelea por el play off y la no desdeñable batalla de tener plaza de Champions la próxima temporada, ahora en peligro. Ahora vienen curvas y habrá que comprobar si hay más que rascar esta temporada.

Queda el gusto de ese segundo tiempo en el que se voló y se metieron 59 puntos (31 en el cuarto final). Se subió bastante un nivel defensivo no óptimo de la primera mitad. Y en ataque se mezcló más y mejor el juego. Corriendo se generan situaciones interesantes, es cuando el equipo se puede expresar. Y fue factor clave Dejan Kravic. Se engrasó con él el juego desde el poste alto y ofreció la anotación interior de la que el equipo carecía. Y tampoco estuvo blando. Se compartió mejor la bola y aparecieron más focos anotadores. Cinco hombres con 11 puntos o más, siete con valoración en doble dígito... Los números refrendaron las sensaciones de crecimiento. Hay notas oscuras, como el partido fantasmagórico de Cameron Oliver, en esa irregularidad del rookie que pisa territorio desconocido. Hay que esperarle por sus cualidades, pero debe progresar.

En ese primer tiempo en el que el Bilbao llevaba el ritmo del partido, con un Delgado haciendo un butrón en la zona cajista, Ibon Navarro probaba distintos quintetos. Pasaron por su defensa hasta cuatro jugadores: Guerrero, Kravic, Cameron y Suárez. Fue el capitán quien le hizo algunas cosquillas. La profundidad de plantilla debe ser clave en el exigente mes de abril. Y es bueno comprobar que hay jugadores listos para engancharse. Con 32-40 se cerró la primera mitad. No era para nada mal marcador a tenor de lo visto sobre el parqué, la inferioridad era manifiesta.

Se mejoró ya en el tercer cuarto partiendo desde la defensa, cerrando esa vía de Delgado. El exceso de individualismo había castigado al Unicaja. Pero fue encontrando puntos de apoyo Ibon Navarro. Brizuela aguantó al equipo, pero no se jugaba bien. Francis Alonso es uno de esos pilares que sostienen al equipo. El malagueño se gana cada segundo. Sacando faltas en ataque, peleando balones divididos y, claro, luciendo su prodigiosa muñeca cuando puede. Mooney tuvo mejores minutos y la bala de Alberto dio la puntilla definitiva al partido. Pudo dosificar Ibon y en el último cuarto el equipo tenía hambre, piernas y pulmones para rebasar al rival y ganarle con suficiencia. Ha cambiado el aire, pero ahora hay que ver si el equipo está para más, tanto en la ACBcomo en la BCL. Mientras tanto, tiempo para solazarse con la mejora del equipo. No se había visto al Carpena tan encendido desde años atrás. Es un primer paso.

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