Cuando no hay más... (79-55)

Resultado y crónica del Barcelona-Unicaja

El Unicaja colapsa en el último cuarto y acaba perdiendo por 24 puntos en Barcelona cuando estaba en partido (51-50) al final del tercer periodo

Bajada de brazo en el cuarto final que afea un partido bastante digno durante casi tres cuartos

Tim Abromaitis recibe un balón.
Tim Abromaitis recibe un balón. / Acb Photo

Es complicado describir que un equipo no ha jugado mal, por momentos lo hizo bien, cuando perdió por 24 puntos (79-55). Al final del tercer cuarto, el Unicaja estaba plenamente en partido en el Palau, poniendo en problemas al Barcelona (51-50). Haciendo ataques largos, defendiendo a buen nivel y sintiéndose con posibilidades, no se puede decir que cómodo porque el nivel de estrés al que obliga el Barcelona es muy elevado. Y se comía muchas posesiones, con tiros finales a la desesperada por no poder crear ventaja. Pero era una buena imagen para un partido al límite, con ausencias y jugadores aún en rodaje. Todo se evaporó en un cuarto final lamentable.

Enfrente estaba el, con permiso del Efes, posiblemente el mejor equipo de Europa. Y una buena versión del Barça, como la que se vio, lo convierte en inabordable para este actual Unicaja, que está en progresión desde la llegada de Fotis Katsikaris pero al que, en condiciones normales con este plantel, no le da para ganar a este rival. Tiene que ser en una condiciones excepcionales como las de la Copa, que varias circunstancias concurran, para que haya una oportunidad. Y el Unicaja no cumplió con su parte, sobre todo en ese calamitoso último cuarto. Fue paciente, parecía la orden de Katsikaris, para atacar, por más que la defensa del Barcelona fuera de alto nivel. Pero también fue timorato, no encontró soluciones para hacer daño. Y tuvo una fuga importante en el rebote en su propio aro que le impidió apretar más al Barcelona cuando aún había partido. No se puede dar por buena una derrota por 24 puntos ni quedarse con 30 minutos bastante decentes en el Palau, aunque deban servir en el fuero interno para asumir que se están haciendo cosas bien. Pero sirve de recordatorio para ver lo que hay que cambiar la próxima temporada. Se necesita un salto en la capacidad física y atlética del equipo para siquiera contender contra equipos de este calado. Se echó en falta la capacidad de desborde de Brizuela, que tanto daño hizo en la Copa. Y el Unicaja se quedó sin ideas y sin gasolina. Los generadores están ahora en progresión física tras bajas más o menos largas. Y cuando el Barça, que se puede permitir el lujo de dar descanso a hombres como Hanga, pone la maquinaria es difícil hacerle daño. En los últimos 10 minutos, ni cosquillas. La misma sensación de impotencia que quedó en el partido ante el Mónaco. Tres cuartos a buen nivel, pero cuando el partido se vuelve atlético y físico, el Unicaja no da para competir ante rivales potentes en esa faceta.

Antes de ese fatídico cuarto final, el Unicaja se las arregló para ser competitivo. Tras un mal comienzo (23-13), fue remontando poco a poco. La actividad de Nzosa, un par de triples de Francis Alonso, la aparición de Thompson tras un mal comienzo, algunas defensas estimables con la orden de no hacer 2x1 porque el Barcelona castiga muy bien las ayudas... Ello permitía estar en el margen entre los 5-10 puntos abajo. El Barça tenía balas en la recámara, pero el Unicaja le miraba a la cara y al descanso estaba en el partido al descanso (40-32).

En el tercer cuarto, el Unicaja se arrimó aún más. Existía esa fuga en el rebote constante que invalidaba buenas defensas cajistas. Pero, pese a ello, encontraba grietas en el gigante para competir y acercarse en el marcador. Una buena racha anotadora llevaba a colocarse a un punto sólo (51-50), con buenas perspectivas. Pero ahí el Unicaja acabó entregando el partido tras el tiempo muerto de Jasikevicius. Ya tras 30 minutos iba con la lengua fuera (60-51). Y el último cuarto fue una broma pesada. El Unicaja sólo anotó cuatro puntos y acabó el partido con un parcial de 28-5 para el equipo culé. Quizá esté en un término medio la diferencia entre los dos equipos de lo que se vio en la Copa a lo que se contempló en el Palau. Pero varios equipos esta temporada le han mostrado ya al Unicaja que son inaccesibles por la inferioridad que exhibe el equipo malagueño en momentos en los que el físico prima. Es la triste conclusión que ha habido durante toda la temporada. El fichaje de Thomas ayuda, pero no es suficiente. También en el exterior existe esa carencia. Una derrota más dura en el marcador que en el juego, pero una derrota por 24 puntos nunca se puede dar por buena.

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