Rubén Castro: “Vine para subir con el Málaga y lo sigo teniendo en la cabeza”
Tras igualar a Telmo Zarra, el delantero canario habla con 'Málaga Hoy' mientras otea a Quini como el máximo goleador español entre Primera y Segunda, pero aún tiene presente el objetivo con el que vino
Rubén Castro Martín (Las Palmas de Gran Canaria, 1981) dio dos asistencias y metió un gol en la balsámica victoria del Málaga ante el Lugo. Atiende con amabilidad a Málaga Hoy tras igualar a Zarra como segundo máximo goleador nacional de la historia entre Primera y Segunda. Sólo le queda el Brujo, Enrique Castro Quini, por delante, a tres goles. Pero el killer canario vino a Málaga, además de a batir récords, con un sueño en la cabeza, el de ascender. Pese al horrible arranque que se llevó por delante a Pablo Guede aún lo tiene en la cabeza. Son 41 años, muchas vivencias. No es muy hablador, pero dice más que lo que parece.
–Rubén, ¿qué le sigue alimentando para tener tantas ganas de fútbol?
–Algunos retos que hay por ahí que puedo conseguir y batir. Y, sobre todo, que sigo disfrutando todavía del fútbol. Me encuentro bien, no es que me esté arrastrando por los campos de juego, que no está jugando... Me encuentro bien, tengo muchísimas ganas, vine a un proyecto con mucha ilusión por conseguir muchas cosas buenas. Y ese reto que tengo a tres goles de ser el máximo goleador nacional de la historia, que no es nada fácil llegar ahí.
–Se dice pronto, empatar a Zarra.
–Pues sí, jamás me lo había imaginado, pero lo tengo a mano. He empatado a Zarra y ahí tengo a tres goles a Quini.
–Zarra, Quini... Historia del fútbol español y mucho goles.
–Mucho fútbol y muchos goles. No lo imaginé nunca, pero era lo que s é hacer, lo que me gusta. He llegado a los 41 años muy bien y lo tengo ahí cerca, a la mano.
–¿Era así desde niño?
–Sí, siempre he sido así de ambicioso, siempre quería jugar de delantero y estar cerca del gol. No pensaba nunca esto, pero ha llegado.
–¿Cambiaría un buen puñado de goles por algún otro logro en su carrera?
–No, se me ha dado así y lo he llevado. No tengo grandes títulos de grandes cosas, tengo dos pichichis, pero estoy contento con todo lo que he hecho y ojalá pueda conseguir ese reto.
–¿Le quedan algunas espinas?
–No, vine aquí para intentar subir con el Málaga, era un reto que para acabar mi carrera era muy bonito. Esta ciudad y este equipo se merecen estar en Primero y trabajamos para conseguirlo. Es verdad que no hemos empezado como todos queríamos pero lo sigo teniendo en la cabeza. Hay que ir partido a partido, se nos puso muy complicado, pero sigo creyendo.
–¿Se ha arrepentido en algún momento de aquello que dijo en la Plaza de la Constitución?
–No, no. Teníamos equipo, afición, todo para conseguirlo. Yo tenía ese pensamiento de verdad y vine aquí para eso. Se nos puso difícil, pero todo puede pasar en el fútbol. Quedan más de 90 puntos y nunca se sabe.
–Usted conoce muy bien la categoría. ¿El nivel para eso lo ve en la plantilla por lo que observa en los entrenamientos y partidos?
–Yo lo he visto, sé el nivel que hay y por eso vine. Sabía que el Málaga es un club grande, que se quería hacer un equipo con grandes jugadores. Pero no hemos empezado bien, eso es lo que importa. Esperamos que con la victoria del otro día el equipo cambie y podamos ir para arriba.
–Jugó el otro día en la delantera con Loren Zúñiga, que nació mientras ya jugaba usted un partido en Segunda con Las Palmas.
–Hay mucha gente del filial que sube. Ayer el mister le preguntaba a los chavales que subieron del filial por su edad. Decían 19, 21, 20... Menos mal que no me preguntaba a mí, que les doble la edad (risas). Me encuentro bien, me cuido mucho. Intento no perderme ningún entrenamiento, que para mí es lo más importante. Sigo dando guerra y peleando. Loren tiene cosas, se ve que se mueve bien, no ha jugado mucho pero en los entrenamientos vemos cómo define. Ha ido a la selección también y seguro que el mister le va a dar muchas oportunidades y va a responder dándonos cosas.
–Hablando con gente que le conoce, todos concluyen que su secreto es el día a día.
–Entrenarme todos los días y no perderme ningún entrenamiento para mí es lo más importante.El no entrenar por una pequeña molestia no va en mí, más ahora que me queda poco. No me quiero perder ningún entreno ni ningún partido. Uno de los secretos es ese, no perder ningún entrenamiento.
–¿Cómo es el Rubén Castro del vestuario?
–Soy muy tranquilo, se ve en mi forma de ser y expresarme. No soy el típico que habla mucho y con todo el mundo. Pero cuando hace falta contar conmigo siempre estoy disponible. Mi forma de ser no es tanto de hablar. Cuando hablo se nota porque hablo poco (risas). Pero todo el mundo sabe cómo soy, no soy ni mejor ni peor, es mi forma de ser. En el vestuario me llevo con todos muy bien.
–Hay que cuidarse para llegar a los 41 así.
–Sí, no es fácil. Antes las carreras se terminaban mucho antes. Ahora se ven las carreras más extensas. Comer bien, descansar, entrenar con continuidad... Hay que hacer muchas cosas para llegar bien a esta edad.
–Ha vivido en primera persona cómo ha evolucionado la nutrición y la preparación física.
–Sí, en mi caso mucho. Antes no hacía dieta ni nada parecido. Ahora sí, me lleva un nutricionista la manera en que tengo que llevar la comida. Se nota, muchos jugadores alargan su carrera. Aquí también almorzamos cada día juntos con la comida en el club. Eso es algo que ha mejorado mucho. Se van conociendo avances y para mí es muy importante el tema de la comida. Comer bien es una de las bases más importantes.
–Coincidió con Joaquín, que jugó dos años en el mejor Málaga, en el Betis. Tienen la misma edad. ¿Tienen un pique a ver quién dura más?
–Ese está fino también... Nos encontramos bien, tanto él como yo seguimos disfrutando de lo que nos gusta. A él lo veo bien, con ganas, siempre ha sido ambicioso. Ahí lo vemos, que juega en Primera y en Europa y está muy bien.
–Rubén, Joaquín, Ibrahimovic... Esa quinta aún resiste.
–No es mal trío (risas). Nos cuidamos, se ve lo que ellos dan en el campo. Es un orgullo, es lo que nos gusta y al final quieres durar lo máximo posible si estás bien.
–Hablando de Joaquín y el Betis, ¿cómo ve desde la distancia el gran momento que vive el equipo?
–Contento, me tocó vivir la época mala. Esa afición se merece vivir todo lo que está viviendo ahora, jugar en Europa, ganar la Copa... Todo esa gente se lo merece y me pongo muy contento. Pasamos muchos momentos malos, pero ahora mismo estoy feliz viéndolos cómo disfrutan. Me gustó mucho aquello, me tiré ocho años allí, al final, quieras o no, le coges muchísimo cariño. Tengo mi casa allí y el recuerdo es muy especial.
–Aquí se reencuentra con Pepe Mel. Hablamos con él hace un par de semanas y mostraba su devoción por usted. ¿Qué es Mel para Rubén Castro?
–Siempre lo dije. Es mi padre deportivo. Me llevó al Rayo cedido desde Huesca, después me llevó al Betis y ahí lo di todo como jugador, sacó lo mejor de mí. Me dio la oportunidad de jugar en Primera. Me conoce, lo conozco, él sabe mi manera de jugar y yo siempre digo que es mi padre deportivo. Si tengo que elegir a uno es el mister. Y encantado de que esté aquí este año.
–¿Qué cree que le ha dado Mel al equipo y puede llegar a hacer con tiempo?
–Le dio un cambio que hacía falta. Por cambiar igual había que hacerlo con los 30. Pero como en el mundo del fútbol eso no se puede al final se cambia el entrenador. Ha cambiado la manera de entrenar y de ver el fútbol y parece que ha funcionado. El tiempo que lleva el mister aquí los numeros son mejores y nos va a dar muchos puntos, seguro.
–Hablaba antes de los malos momentos que pasó en el Betis y ahora están arriba. ¿Ve aquí algo sobre lo que se pueda construir?
–Tenemos un gran equipo. Lo único malo es que hemos empezado mal, pero yo sigo confiando al 100%. Yo y todos los compañeros del vestuario sabemos que si cogemos dos victorias seguidas el equipo cambiará y el equipo tirará para arriba.
–No es normal la cantidad de lesiones.
–Sí, sobre todo atrás, se están concentrado ahí todas. No le encuentro explicación. No sé el motivo, pero tenemos la mala suerte de muchas bajas.
–¿Qué paso con Guede? Lo que nos llega es que estaban con él y él también lo transmite.
–Es que es verdad. Entrenábamos mucho y estábamos a tope con él y su idea. Pero cuando los resultados no van no se cargan a 25 jugadores, siempre paga el mismo, el míster. Tuvimos muy mala suerte, partidos que no merecimos perder o empatar. En Burgos, Huesca, en Tenerife el penalti ese que nos pitan... Fue un poco de todo y se dio así.
–¿Qué tiene la escuela canaria?
–La calle, siempre se está en la calle jugando. Siempre se sacan muchos futbolistas, como ahora vemos a Pedri. Jugó conmigo en Segunda y mira dónde está ahora. La calle, siempre se está ahí fuera por el clima. Creo que así se explica.
–Ha compartido vestuario con muchos cientos de futbolistas. ¿A uno como Pedri se le ve rápido?
–Cuando subió tenía 16 años. Desde la primera pelota la quería, la pedía, no se escondía. Lo normal en el primer momento cuando subes es esconderte un poco. Pero este no. Con una pierna, con otra, salía para la izquierda, para la derecha... Sabíamos que tarde o temprano iba a llegar arriba. Llegó rápido, pero se le veía. Fue el míster quien lo subió.
–No vamos a decir como Pedri, pero descarados hay alguno aquí.
–Sí, ya se vio el otro día y se notó. Con Cristian, por ejemplo. No se esconde, la pide, quiere el balón, hace el primero, da el segundo... Hay buenos jóvenes aquí.
–Está persiguiendo un récord y le da una asistencia a un canterano para un 3-0 cuando podía habérsela jugado.
–Eso lo tengo muy claro. No soy egoísta, si hay un compañero mejor que yo se la voy a dar siempre, de eso no tengo ninguna duda aunque me juegue lo que sea. El otro día se notó. En el 3-0 el compañero estaba mejor que yo y no dudé.
-¿Eso le hace ganar respeto en un vestuario?
–Bueno, la gente me lo decía, que estando ese récord cerca y no me la juegue... Pero soy así, siempre lo he sido. Si hay un compañero se la voy a dar. Y mira, si no marcamos el 3-0 igual se nos va el partido con lo que pasó después. Nunca se sabe, lo que hice fue lo mejor, lo que debía hacer.
-¿Está liberado ahora el vestuario tras la victoria ante el Lugo?
–Después de una victoria todo cambia. Esta semana la vamos a pasar un poco más tranquila. Seguimos ahí abajo, pero esto es muy largo. Hay que intentar no perder en Oviedo, seguir sumando en positivo y esperemos que cambiemos y seguir ganando.
-Es una jungla Segunda.
–Es larga, es dura... Todos la conocemos. Hemos empezado mal, pero son muchas jornadas y más vale terminar bien que empezar bien.
–¿Con qué tipo de delantero prefiere jugar?
–Yo con jugar estoy contento (risas). Ya después, si juega uno u otro... Con Jorge Molina esos años en el Betis me entendía muy bien. Ahora jugamos a veces con dos y a veces con uno. Me gusta jugar solo o acompañado. Con quien sea, mientras juegue...
–¿Le ayudó que el otro día se jugara con dos extremos abiertos?
–No prefiero ni gente a su pierna natural abierta o a pie cambiado. Me adapto y me busco la vida como sea. Llevo muchísimos partidos jugando al fútbol. Y la verdad es que no sé decirte qué me viene mejor, intento hacerlo lo mejor posible. El otro día es verdad que el equipo estuvo muy bien con gente abierta en banda con su pierna natural.
–Hubo una cierta polémica con su salida del Cartagena, con su no renovación. Parece que hay gente que lo tiene clavado. ¿Cómo lo lleva?
–Yo lo llevo bien. A lo mejor le han hecho ver cosas que no son y por eso hay quien está enfadado. Yo sólo tengo palabras de agradecimiento para el Cartagena y su afición. Estuve allí dos temporadas muy bien. Tuve el cariño de la afición del Cartagena, que me ayudó muchísimo a conseguir esos 20 y 19 goles que metí. Y siempre sentí su respaldo. No tengo nada malo que decir de ellos, para nada.
–¿Qué tal es Okazaki? Aquí sólo lo vimos un cuarto de hora.
–No hablamos mucho, él el español no lo manejaba mucho. Me quedo con que era un enorme profesional. Si no jugaba entrenaba como el que más, llegaba el primero... Es un tío espectacular.
–¿Algún compañero que le haya marcado mucho?
–Si tengo que decir uno, Jorge Molina. Me ayudó muchísimo en aquellos malos momentos que pasamos en el Betis. Siempre estábamos el uno para el otro. Siempre lo dije, me quedo con él.
–¿Le da envidia ver al Las Palmas ahí arriba?
–Sí, envidia sana. El año pasado ya se mereció pasar el play off y este año están mejor todavía. Están muy bien y a ver qué pasa.
–¿Antes de esta oportunidad ya le tocó antes el Málaga?
–Siempre se escuchó algo, pero al final no se concretó. Pasó estando en el Betis, pero al final no sucedió y me quedé allí
–¿Siente que ha llegado tarde? Parece que está cómodo en el club.
– Estoy cómodo, pero tarde no, no siento eso. Pero me encuentro bien, vengo a ayudar el máximo. Al principio dije que iba a superar los 20 goles. Llevo tres goles en 11 partidos, son cifras que no están nada bien, nunca estuve tan bajo, pero lo sigo manteniendo.
–Recordamos un partido en El Insular en el que le metió dos goles a Casillas.
–Hace poco, hace poco (risas).
–Hace dos décadas. Tumbó al Madrid de los Galácticos. ¿Cómo ha cambiado el fútbol en todo este tiempo?
–Mucho, mucho. Se ha evolucionado mucho, desde los campos a lo que hablaba de la nutrición y la preparación...
–¿Y sigue disfrutando igual?
–Más, yo disfruto más cada vez. Mientras pasan los años disfruto más porque veo que me queda menos. Para qué me voy a perder un partido o un entrenamiento, si me queda un año o meses. Ha cambiado mucho, las reglas, yo creo que para bien. Sigo disfrutando, que es lo que me gusta.
–¿Algún portero o defensa que se le haya atragantado?
–He jugado contra millones, me enfrenté con muchos muy difíciles de regatear o encarar. No sabría decirte uno.
–¿Y algún rival que haya admirado?
–Para mí el mejor es Messi, me quedo con ese. Esa es fácil. Siempre hay alguna duda, pero para mí ese, sin duda.
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