Samir Avdic: "Nunca olvidaré lo que Imbroda y el Unicaja hicieron por mí y por mi familia”

El ex jugador del Unicaja es ahora ministro de Cultura y Deporte en Sarajevo, la capital bosnia de la que huyó en medio de la guerra para jugar un Europeo y después fichar por el equipo malagueño

Recuerdo del cerco de Sarajevo

Samir Avdic, ahora ministro de Cultura y Deporte en Sarajevo.

Samir Avdic (Sarajevo, 1967) jugó una temporada en Málaga, la 1993/94, la previa al mítico subcampeonato. Era una situación difícil de sobrellevar. Su país, Bosnia y Herzegovina, estaba en guerra. Las comunicaciones no eran lo que son hoy. Escapó de Sarajevo, una ciudad sitiada, con un grupo de compañeros para jugar el Europeo de 1993 con su nuevo país en Alemania. Semanas después llegó a Málaga para ponerse a las órdenes de Javier Imbroda, en lo que era el germen de aquel gran equipo. Casi 30 años después de aquello recuerda con Málaga Hoy cómo aconteció con un castellano perfecto, que apenas tardó cuatro meses en hablar y que no ha olvidado. Miembro de una generación yugoslava espectacular que fue campeona del mundo junior (Kukoc, Radja, Divac, Djordjevic...), fue un alero con clase, de 2.05 metros. Jugó 31 partidos, con 12.9 puntos y 3.1 rebotes en 26 minutos de media.

–¿A qué se dedica en la actualidad Samir Avdic?

-Estoy trabajando en el Ministerio Cultura y Deporte del cantón de Sarajevo. Estoy en la posición de ministro desde el año pasado porque hemos empezado en enero de 2021. Es mi ocupación ahora. Vamos a ver cuando acaba nuestro mandato. Estoy todavía conectado con la cultura y el deporte.

–¿Sigue conectado con el baloncesto?

-Estoy siguiendo las ligas de toda Europa desde Bosnia-Herzegovina. También el trabajo me hace estar en contacto personalmente con la Federación de Bosnia. Fui antiguo jugador y capitán del equipo nacional. Ahora intento ayudarles de otra forma. Hasta 2014 estuve trabajando como agente de jugadores casi desde el final de la carrera como jugador de baloncesto.

–Le veíamos hace poco hablar en un reportaje sobre Mirza Delibasic y hablar sobre la guerra en Ucrania. ¿Cómo fue aquel año que vivió en Málaga?

-Este tiempo es la verdad inolvidable para mí. Me pasé casi dos años en España, una temporada en Málaga y otra en Melilla, en una época muy difícil para mí personalmente, para mi familia y mis compatriotas en Bosnia-Herzegovina. Desde 1992 a 1995 fue la guerra en Bosnia. Intenté ser un jugador profesional y, después de 29 años desde aquello, creo que cumplí con mi papel en el Unicaja. Después de jugar con mi país el Europeo de Alemania llegué a una Liga como la ACB y a un club como Unicaja Málaga fue un orgullo y honor. Recuerdo que había varios jugadores que jugaban en los equipos nacionales de España, como Nacho Rodríguez, Gaby Ruiz, Alfonso Reyes y Manel Bosch. Además, los dos extranjeros más, Piculín Ortiz y Claude Riley. Y no puedo olvidar, por supuesto, a Javier Imbroda. Sé que ya no está entre nosotros, pero quiero aprovechar esta oportunidad y decir la verdad. Él merece descansar en paz, era una persona con un corazón abierto y que tenía una sensibilidad y una humildad para entrenar al equipo. También por la relación que tuvo conmigo personal. Nunca podré olvidar lo que hizo por mí y mi familia.

"Imbroda era una persona con el corazón abierto, tenía una sensibilidad y una humildad increíbles”

–¿Qué recuerda de Imbroda?

–Él fue un gran entrenador y un muy buen amigo. Era en el trabajo serio, con autoridad dentro del equipo, con mucho respeto hacia él y su filosofía de baloncesto, pero también en estos momentos duros que tuve fue un señor. Eran momentos de mucha dificultad para mí, nunca quería enseñaba mi sufrimiento interior, mi alma, porque quería hacer baloncesto profesional. Toda mi carrera hasta el final, que llegó en 1999, yo fui un profesional. La educación del baloncesto, de mi casa, de mi escuela, no me permitía ser un mal profesional. Nosotros crecimos educados para respetar siempre a uno y otro. Después de cuatro o cinco meses empecé a hablar ya castellano y era algo increíble para mí. Cuando puedes comunicarte con normalidad con otra persona en un momento así es un mundo nuevo.

Samir Avdic, con Juan José Navarro y Eduardo García. / Unicaja CB

–¿Cómo era aquel vestuario?

–Como cualquier otro equipo de baloncesto, pero en este momento yo era el único que venía, por así decirlo, de otro mundo. Cuando vienes dentro de una familia tienes que comunicarte y hablar sobre las verdaderas cosas, de la pura vida. Aprovechaba el tiempo durante los viajes o algunos días de descanso para hablar de cosas fuera de baloncesto, esto tenía un gran valor para mí. Intercambias informaciones, yo entonces no podía hablar con mi familia directamente en Sarajevo. Sabía que estaban más o menos vivos, pero la comunicación era durísima. El equipo siempre estaba con las preguntas de cómo estaba mi familia, por sus necesidades, me preguntaban cómo me podían ayudar. A mí me decía mucho de la calidad humana de esos compañeros, eso no se olvida. Pero en la cancha tienes que olvidar lo que estaba viviendo. Tenía que estar concentrado, hacer mi trabajo profesional. La gente de Málaga y Andalucía es algo especial, gente con un corazón abierto y que se ayuda uno a otro, eso es raro en otros lugares. Es más fácil comunicarse con ellos. Te digo que hace ya 29 años de mi primer partido para el Unicaja. Estoy seguro 100% de que la cosa es igual y la gente vive de la misma forma allí.

"Los compañeros del Unicaja me preguntaban por mi familia y me ayudaban, eso no se olvida”

–¿Sigue cómo le va al Unicaja?

–Yo tuve la oportunidad de volver a Málaga. Gracias al smartphone, instagram y twitter sigo las actividades del equipo, veo los partidos, esperando algunas nuevas generaciones para que el Unicaja regrese arriba. Una vez que juegas para el Unicaja siempre le apoyas, tu corazón es verde, morado y blanco. Es imposible olvidar el ambiente de Ciudad Jardín. La otra cosa más importante, nuestro primer hijo, Benjamin, nació en Málaga. Aquí tengo buenas relaciones con las personas de la Embajada de España y siempre les digo que nuestro primer hijo es boquerón. Son cosas que no se olvidan. Yo estaba en Málaga junto a mi mujer. En mayo de 1994, desde Bosnia, desde Sarajevo, llegaron mi madre, mi hermana y mi sobrino. Estuvimos juntos ahí en Málaga. Fue un momento especial.

–Le vimos en el reportaje sobre Delibasic. ¿Qué significa en Bosnia su figura?

-Puedes verlo en mi página oficial de Facebook, esta semana hemos colocado una estatua después de 20 años de su muerte, al lado del pabellón Mirza Delibasic. Puedes imaginar cómo me siento, siendo el ministro inaugurar este monumento con sus familiares, sus hijos, mujer, nietos... Era alguien muy especial, como persona y jugador. Era una persona muy fácil, los genios son sencillos, no hay ninguna complicación con él. No hablaba mucho. Cuando hablaba lo hacía con los argumentos, hablaba a tu cara y siempre te ofrecía una solución. Esto siempre lo hacen los genios. Como jugador era impresionante.

"Una vez juegas para el Unicaja, tu corazón es para siempre verde, blanco y morado”

–Creció viéndole jugar.

-Yo tenía 12 años cuando el Bosna Sarajevo fue campeón de Europa [primer equipo balcánico en conseguirlo], eran mis primeros pasos en el baloncesto. Y él era genio. Pasé por todas las categorías del club hasta el principio de la guerra. Luego estuve jugando en España y Turquía y por la lesión que tuve mi decisión fue acabar mi carrera con 32 años.

Avdic, en su etapa en el Unicaja.

–Formó parte de una generación espectacular, de la selección yugoslava que fue campeona del mundo junior en 1987. Kukoc, Radja, Divac, Djordjevic...

-Siempre digo que cuando estás en una selección y con el seleccionador, que fue Pesic, se trata de formar un equipo. Estuvimos juntos casi tes años y medio, una generación que apenas tuvo pequeños cambios ese tiempo. Quedamos campeones de los Balcanes en 1985, en 1986 fuimos campeonato de Europa y en 1987 campeones del mundo. Imagínate lo que era nuestra generación, teníamos cuatro jugadores y un entrenador que todos son Hall of Fame. Se disfrutaba mucho, la educación del baloncesto y de la vida, fuimos como una familia. Una curiosidad que cuento, es algo que nunca dije. Todavía estamos en comunicación todos los que formamos aquel equipo. Por suerte, lo primero es que estamos vivos todos y tenemos un grupo de Viber. Es un orgullo decir que después de 37 años la misma generación está junta. Sabemos en lo que trabajamos, nuestras necesidades, cómo es la vida con nuestros hijos, nuestras mujeres, también está Svetislav Pesic. Y nuestro doctor, que tiene 82 años. Todavía manda chistes por el teléfono (risas). Entonces todavía estamos todos ahí.

"Con aquella generación campeona de Yugoslavia tenemos un grupo y hablamos todos”

–Lo que cuenta es algo bastante bonito. Imagino que la guerra haría daño a esas relaciones, había en esa selección jugadores de casi todas las repúblicas.

–Durante la guerra algunos jugadores de nuestro equipo ayudaron a Bosnia, la gente de Croacia hizo un gran trabajo con Bosnia para que cumpliera lo que pedía la FIBA, como los maestros Milicevic y Novosel. Como Radja y Kukoc, también estaba mi hermano Teoman Alibegovic. La guerra es algo rarísimo. No es algo para la gente normal. Gracias a Dios estamos juntos y vivos, entendiéndonos uno a otro. Es un ejemplo de cómo se puede convivir juntos y hacer un equipo.

Avdic, en un homenaje a Delibasic.

–Debió ser una odisea esa salida de una Sarajevo cercada para jugar el Eurobásket.

-Puedes ver el documental The Long Shot. Un muy buen amigo mío que su mujer trabajaba en la embajada, con Álvaro González y Oliver Valente, lo hizo posible. Yo era también colaborador para que esta película documental pudiera ver la luz un día. Ha obtenido varios premios de reconocimiento. Siete jugadores estábamos aquí en Sarajevo, tres estaban fuera. Formamos un equipo nacional representando a Bosnia, tuvimos una clasificación en Polonia, jugamos los últimos partidos contra el genio Drazen Petrovic antes de su muerte. Y nos metimos con Eslovenia y Croacia en el Europeo. Fuimos octavos y todavía es el más grande éxito nacional absoluto de la selección de nuestro país.

"La guerra es algo rarísimo, no es algo para la gente normal; compañeros croatas nos ayudaron mucho”

–Hemos tenido este año en la ACB a Dzanan Musa, un compatriota suyo, que ha sido MVP.

-Es un muy buen chico y un gran jugador también. Este año hizo un trabajo fenomenal en Lugo y creo que seguro irá a otro equipo de mucho nivel. Hay rumores de que acabará en el Barcelona o el Real Madrid. Al final jugará en alguien de ese nivel. A él nunca hay que preguntarle si va jugar o no con la selección, él es un líder de la generación. En 2015 fue campeón de Europa sub 16 con él de líder. Tenemos una generación que creo que en los próximos 7-8-10 años va a jugar muy bien. La liga de Bosnia no es de un gran nivel, pero hay equipos que juegan bien, están luchando como casi todo el mundo, con problemas financieros pero nosotros apoyamos desde las instituciones. Se juega mucho al baloncesto, hay talento, hay tradición.

"Delibasic era un genio; los genios son sencillos, hablaba siempre a la cara y te ofrecía una solución”

–Un placer oírle, Samir. ¿Qué le diría a los aficionados de Málaga?

-Primero, la verdad es que no eres consciente de cuánto pasa el tiempo, yo no soy consciente de que han pasado casi 30 años. Siempre cuando llevas cosas buenas en tu corazón y tu memoria no se olvidan. Les mando un saludo y le doy muchas gracias por toda la aportación de todos los ciudadanos de toda Andalucía, Málaga y España. Los ciudadanos de España eran sensibles, exactamente en Bosnia ayudaron muchísimo, no puedo olvidarlo. El Unicaja, directivos, entrenadores y jugadores de aquel equipo, siempre estarán en mi corazón.

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