Siempre será tu bandera

El Carpena llevó en volandas al Unicaja en una noche absolutamente inolvidable

Gritos de 'MVP' a Smith y enfado con Sato

Los jugadores regresaron a la pista tras terminar el choque

Los aficionados presentes en la pista de Los Guindos vibraron durante el choque y apoyaron como si estuvieran en La Fonteta. / Reportaje Gráfico: Javier Albiñana
Fran Navajas

01 de abril 2017 - 02:05

Málaga/Hablar del Martín Carpena en noches como las de ayer es hacerlo de un templo del baloncesto. Pocos pabellones europeos, quizá se cuenten con los dedos de la mano, erizan la piel como un Carpena revolucionado, con hambre. Las travesías por el desierto, obviamente, expulsan dudas que se disipan cuando el Unicaja necesita de verdad a su gente. A su corazón de color verde que es capaz de reanimar a cualquiera.

Sólo hacía falta asomar la cabeza por los alrededores del coliseo cajista, que desde varias horas antes se dejó atrapar por un goteo de aficionados que apuntaban a noche grande. Y si hacía falta un último empujón, allí estaban varias decenas de hambrientos cajistas que acaloraron la llegada de los jugadores. Mención aparte merecen los nombres de Waczynski u Omic, los más revoltosos. Plaza, con su traje impoluto, el más aclamado. Restaba más de una hora, pero los corazones ya latían desmedidos.

En el palco se dejaron ver Jorge Garbajosa, Sergio Scariolo o Francisco de la Torre

Porque este Unicaja se mueve principalmente por los sentimientos. Se necesita poco para apuntar al cielo y menos para besar las cloacas. Ahora, con un equipo en la cresta de la ola, todo fluye. El Carpena se pobló, asustando al Valencia desde la presentación. Como antaño, como siempre, el infierno verde no falló. Al ritmo de Raphael y con un himno ya impregnado en la piel del malagueño, arrancó un partido con muchos focos encima.

Tantos que el palco de autoridades estuvo repleto de caras reconocidas, muchas de ellas queridas. Como la de Sergio Scariolo, seleccionador nacional, y con un sinfín de proyectos en ambos equipos. También se dejó ver el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, que no anduvo muy lejos de otras figuras como Jorge Garbajosa o Manuel Azuaga, presidente de Unicaja banco desde el pasado verano. Infiltrado como comentarista especial estuvo el queridísimo Carlos Cabezas.

Todos pendientes de un Unicaja que electrocuta a cualquiera con los triples de Waczynski, que inició desatado el encuentro. También por la garra de Viny, un invitado inesperado a la fiesta. El Unicaja que hace volverse loco al Carpena es el de la defensa de Alberto o del flow especial que rodea a Brooks, que cerró la primera mitad con un triple desde la esquina que invitaba a buscar billetes para el miércoles. Las gargantas explotaron, medio camino estaba ya sellado.

Faltaba la otra mitad, la cual quiso usurpar Valencia con un contundente arranque en el segundo acto. Cerró el pico del cajismo... pero apenas fueron dos minutos. Los que tardó Alberto en robar un balón, Omic en zamparse a Dubljevic y Jamar Smith, al fin, haciéndose mayor en un partido caliente. Gritos de MVP para el americano, que asestó un golpetazo colosal a Valencia con ocho puntos consecutivos. El equipo navegaba en aguas tranquilas, pero Sato dio el aviso desde el triple. Restaban diez para el final y era el turno para rescatar los aplaudidores del asiento.

Hubo que sufrir, pero menos gracias a Sato y Pedro Martínez, que con antideportiva y técnica recondujeron los momentos de zozobra del Unicaja. Burla en el público con Martínez y enfado con el escolta, que se fue al banquillo con malos modos y sacando los pies del tiesto. Para el final quedó el sabor del triunfo, el puño cerrado al viento y el Carpena convertido en reino infranqueable. No se para de creer. El jueves quieren en casa el trofeo.

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