Spacecamm: admirador de Draymond Green y Millsap, una familia a su cargo y vuelos sin motor

Fichaje de Cameron Oliver

La llegada del ala-pívot americano al Unicaja es un mensaje del club para lo que resta de temporada

Padre de tres hijos, ya jugó en Australia e Israel fuera de Estados Unidos

Cameron Oliver realiza un mate en la G-League.
Cameron Oliver realiza un mate en la G-League. / @spacecamm

Cameron Oliver (Oakland, 1996) es el jugador elegido por el Unicaja para darle un salto de calidad a la plantilla para el tramo final de temporada. 25 años, 2.04 metros, 108 kilos, 2.16 metros de envergadura, 2.70 metros de alcance vertical, 0.98 metros de salto y 7.7% de grasa corporal. Son algunos de los datos antropométricos y físicos de Cameron Oliver cuando hizo las pruebas en el Draft Combine de 2017 del nuevo fichaje del equipo malagueño, al que se espera este lunes por Málaga para pasar el reconocimiento médico y fichar. Oliver está en Los Angeles, con el equipo de los Lakers en la G-League, South Bay, con el que ha tenido continuidad esta temporada con alguna incursión en la NBA, un par de partidos con los Hawks. Previamente los había tenido con los Rockets. Firma hasta final de temporada, sus agentes no querían más ataduras. Cuatro-cinco o cinco-cuatro, un interior moderno para dar más dinamita.

Como ocurría en el caso de Matt Mooney, Oliver ha aguardado a más oportunidades en la NBA, pero se abrió una ventana para jugar los cuatro meses de competición restantes en Europa. Y el Unicaja, había otros equipos interesados, es el que ha adquirido a un jugador que, de salir bien, le puede llevar a otra dimensión como equipo. Sus agentes aguardaron a que se cerrara el mercado de la Euroliga esta semana y eso aceleró la operación cajista. Se habían publicado varios nombres, pero la idea clara de la entidad era dar un salto de calidad. Tarik Black lo era y se piensa que lo es Cameron Oliver. Se hace una importante inversión económica que también es un mensaje para fuera y para dentro. Un punto de ambición que se suma a las contrataciones previas de Kravic y Mooney, más el cambio de entrenador. La temporada no está acabada, al contrario, y aún se pueden hacer cosas. Ha sido una opción consensuada y en el seno del Unicaja se piensa que puede dar al equipo mucho. Es un hombre grande versátil, con mejor juego de cara que de espaldas y buen manejo de balón, con habilidad de anotar desde lejos (35% en triples tirando 4.5 por partido en su última temporada en Australia). Es un finalizador tremendo por encima del aro, tiene cualidades de élite atléticas y físicas. Buen reboteador ofensivo, mantiene las jugadas vivas y da segundas oportunidades. Maneja bien la suerte del pick and roll, acaba bien con las dos manos y se mueve en torno a un correcto 70% en los tiros libres a lo largo de su carrera. Defiende con energía, aunque eso le cuesta faltas personales y, a veces, cae demasiado fácil en las fintas rivales. Pero protege el aro, intimida. Juega por instinto y habría que verle en la exigencia táctica de la ACB. La mentalidad e inconsistencia, dentro de un partido, los balones perdidos y el juego de poste bajo son algunos puntos de mejora. Él mismo lo reconocía en algunas entrevistas.

Oliver es un jugador absolutamente diferente a todo lo que hay en la plantilla, debería ayudar a paliar déficits físicos y atléticos y a equilibrar el plantel. Queda la duda razonable de su adaptación a la ACB y la Basketball Champions League, en la que puede jugar porque había un total de cinco inscripciones nuevas entre la primera y segunda fase. Jugó antes en Israel y Australia, pero este es un nivel superior. Pese a su juventud, es padre ya de tres hijos, de cinco, tres y un año. “Tengo una familia a la que mantener”, afirmaba el año pasado.

El nuevo fichaje cajista se formó en la Universidad de Nevada teniendo un papel destacado en la NCAA universitaria. De hecho, consiguió ser campeón de su conferencia, la Mountain West Conference, y nominado mejor defensor en el año 2017. Allí fue entrenado por Eric Musselman, que en la primera década del siglo fuera entrenador principal de los Golden State Warriors y de los Sacramento Kings. “Estuvo mucho tiempo para reclutarme, creí en el Coach Muss y tuvimos años fenomenales”, decía. Además de las citadas experiencias en Hawks y Rockets en la NBA, en su trayectoria en la G-League ha jugado en Wisconsin Herd, Delaware Blue Coats y en South Bay Lakers, último equipo antes de viajar a Málaga.

Cameron Oliver, con su mejor y sus tres hijos.
Cameron Oliver, con su mejor y sus tres hijos.

Para Oliver será la primera experiencia en España, aunque ya conoce el baloncesto europeo tras su paso por el Ironi Hai Motors Nes-Ziona de Israel, equipo con el que disputó 10 partidos a finales de la temporada 2019-20. En esta corta experiencia en Israel consiguió buenos números, 19.4 puntos, 8.2 rebotes, 1.8 tapones y 1.5 robos por encuentro. Anteriormente Cameron Oliver ya jugó fuera de Estados Unidos, en la liga Australiana enrolado en las filas del Cairns Taipans en el curso 2019-20 (31 partidos, 17.4 puntos, 9.7 rebotes, 1.6 tapones). Precisamente la temporada siguiente repitió en el mismo equipo, con el que disputó 24 encuentros con unos promedios de 17.3 puntos, 10.1 rebotes (2º mejor de la liga australiana) y 1.4 tapones. Con los South Bay Lakers, en 25 partidos sus promedios han sido de 13.5 puntos, 7 rebotes y 16.8 de valoración.

El catálogo de mates, tapones y tiros se puede ver a través de YouTube. No hay rastro de un ligamento cruzado roto que le hizo perderse un año de instituto. Tampoco de una lesión de tobillo que le hizo estar fuera el tramo final de la temporada 2018/19. Sus saltos y acrobacias en el aire son llamativos. Pero es más que un jugador de highlights, al menos su techo es mucho mayor que simplemente eso. Estaba en el radar de equipos Euroliga, se habló de su pase al Maccabi tras su brillante paso por el Ironi, pero siempre privilegió las opciones de NBA, que nunca le han faltado en ligas de verano.

Cameron Oliver, en su etapa en Australia.
Cameron Oliver, en su etapa en Australia.

Antes de intentar el salto a la NBA, en 2017, Oliver explicaba cuáles eran sus modelos como jugadores. Con cualidades distintas, pero con un perfil similar. Pívots bajitos que definen el baloncesto actual. “Draymond Green y Paul Millsap, me gustan esos jugadores. Más o menos tengo ese tipo de mentalidad de base. Creo que puedo dar eso con el juego que estoy desarrollando. Observándolos y teniendo una idea de su juego, realmente me encanta verlos y haré todo lo posible para poner algo así en la cancha”, se vendía el nuevo fichaje antes de las elecciones de ese verano. Green y Millsap, varias veces All Star cada uno, son dos de los mejores jugadores de la historia de la NBA que no salieron en primera ronda del draft. A Oliver no le dio para entrar.

Mike Kelly, su entrenador en su etapa en Australia, le definía así cuando renovó su contrato: “Sabía qué tipo de jugador de calibre era. Pero no sabía cómo de de rápido volvería a ese nivel después de la lesión en el tobillo. Superó nuestras expectativas y se convirtió en un jugador mucho más consistente y fiabla para nosotros a medida que avanzaba la temporada. Creo que su mentalidad y su enfoque del juego cambiaron a lo largo del año con nosotros y fue genial ver su crecimiento también en ese sentido. Todos sabemos que Cam es un talento la NBA”.

Spacecamm, juego de palabras con la mítica Space Jam, película animada con Michael Jordan que recientemente tuvo un remake con LeBron James, es el apodo que usa en redes sociales Cameron Oliver, un joven de 25 años ya con experiencia fuera de Estados Unidos y con el que hay esperanzas fundadas en el Unicaja de que eleve el nivel. Para volar tan alto como él.

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