Spanoulis - Saint-Supéry, instantánea grandiosa
Una fotografía entre la leyenda griega y el canterano del Unicaja con alta carga simbólica, que indica una admiración mutua
"Es uno de los mayores talentos actuales de Europa", decía el heleno
Cuando Spanoulis dirigió a Saint-Supéry
El resumen del Unicaja-Peristeri
Vassilis Spanoulis se ha convertido en un padrino baloncestístico de Mario Saint-Supéry; reencuentro especial durante el Unicaja-Peristeri y un lazo que se mantiene del pasado año, cuando el heleno dirigió al canterano del Unicaja. Proceso de aprendizaje para ambos, con un Spanoulis que se adentraba en los banquillos, ahora como un entrenador, más allá del nombre, al que se le visualiza también una gran carrera con el traje y la pizarra. Va asentando a un Peristeri que fue inferior en el Carpena, por mérito de una gran noche del Unicaja, pero es un equipo que tiene recursos y herramientas para crecer con rapidez. El partido dejó una fotografía bien llamativa, que invita a la piel de gallina: un abrazo entre Spanoulis y Saint-Supéry que mantiene un gran significado. Talento, admiración, cariño, entre otros valores; camino a enmarcarse en casa de los Saint-Supéry por todo lo que transmite.
Estuvo tierno Spanoulis al referirse a Mario Saint-Supéry en sala de prensa. "En primer lugar, Mario es un buen chico. Creo que ahora mismo es de los mayores talentos jóvenes en Europa. Del año pasado a este le veo más grande, se nota que ha desarrollado mucho su cuerpo, más grande, eso se nota mucho en su juego. Me alegro que pueda jugar en un equipo tan bueno como el Unicaja, también que España mantenga ese buen nivel de cantera y sea capaz de seguir sacando a jugadores jóvenes, todos los años hay nuevos nombres en el primer nivel. Me alegro mucho por Mario", cariñoso el heleno, dentro de un contexto difícil por la abultada derrota de su equipo. Pero Spanoulis hizo ese paréntesis para bendecir al malagueño.
Saint-Supéry sumó trece minutos a una mochila cada vez más voluminosa. Tuvo alguna acción defensiva a valorar y fue partícipe de esos 15-17 minutos sobresalientes que completó el Unicaja en esa primera mitad; va aumentando su catálogo. Le tocó bailar con Hands y Ragland, los mayores talentos del Peristeri, emparejamientos de nivel que le ayudarán en el futuro. Falló sus cuatro tiros a canasta, bien seleccionados. En general hizo un trabajo bien digno frente a un rival que exigía esfuerzo, cada vez más integrado en esos automatismos precisos del Unicaja, efectivamente uno más, pero habrá que ir viendo su progresión en las próximas semanas. Mientras, cada vez son más voces las que se rinden a su talento, esta vez sin comparación, y con esa foto de la que inevitable no babear.
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