El parqué
Jaime Sicilia
Jornada de caídas
El callo de equipo campeón va cuajando progresivamente. El Unicaja aprende de las derrotas y va madurando para reabrir las vitrinas de Los Guindos. En un partido áspero e incómodo, lo previsible ante un tremendo UCAM Murcia enfrente, el equipo de Ibon Navarro supo sufrir, sobreponerse a momentos muy complicados y navegar por el Danubio hasta llegar a buen puerto (74-80). Esto es, a una final de la Basketball Champions League que es un clásico de muchísimo nivel, ante el respetabilísimo Lenovo Tenerife, el rey de esta competición aún joven en el tiempo y que aspiraba a ganar glamour en Belgrado aunque el pinchazo de público es evidente. Pero lo que pasa en el 28x15 es muy valioso.
Fue una prueba de madurez. El Unicaja fue a remolque desde el comienzo. El UCAM entró bastante mejor al partido, con las ideas más claras y más acierto. Buenas circulaciones, tiros abiertos y una superioridad preocupante de Marko Todorovic, que superó a los tres diferentes pares que disponía Ibon: Kravish, Sima y Lima. El montenegrino posteaba, continuaba o incluso amagaba y botaba hacia dentro. Había variantes tácticas y de emparejamientos interesantes en los dos equipos. La pelea por el rebote era titánica. Estiraba el UCAM (15-8) y obligaba al tiempo muerto de Ibon. Reaccionaba el Unicaja (17-15), pero la respuesta tras el tiempo muerto de Sito fue de un 9-0 que de nuevo desnudaba al equipo malagueño, atenazado como mostraba el nulo acierto en el lanzamiento de tres puntos (0/6 al descanso). El catón del baloncesto moderno pasa por anotar con cierta frecuencia desde detrás de la línea. No sólo por la obviedad de los puntos que supone, sino también por lo que implica mentalmente y por la ocupación de espacios de los rivales.
El partido se estabilizó entre los cinco y 10 puntos de diferencia a favor del UCAM, aunque con el desarrollo del segundo cuarto empezó a menguar el acierto de los de Sito Alonso, sin que el del Unicaja mejorara significativamente. Ibon colocaba a Carter como base durante unos minutos para intentar ofrecer algo distinto. Tampoco surtía, perdía dos balones el de Mississippi. Rotaba el técnico, también Sito, dos equipos acostumbrados a ese nivel de intensidad. Fallaba el Unicaja dos canastas bajo el aro para recortar, se iba algún tiro libre y continuaba el atasco desde el exterior. Dentro de las malas vibraciones que desprendía la situación, una canasta de Kalinoski sobre la bocina dejaba una distancia abordable (40-33) al descanso.
La teoría del bote de ketchup y los goles de Van Nistelrooy también vale para los triples en el baloncesto.
Fue uno a tabla de Djedovic el que supuso el primero, ya en el minuto 22. Había perdido dos balones en los primeros ataques el Unicaja, pero el lanzamiento del bosnio, el jugador con más oficio de la pista, quitó la tapa mental sobre el aro. Claro, se hacían bien más cosas. El UCAM ya no encontraba tantas vías al aro. La defensa cajista había su bido de octanaje. Más fuego, más adaptada al nivel que dejaban los colegiados. Que en BCL suelen ser de un nivel ínfimo pero con frecuencia también coherentes en el criterio. Donde no había triples, ahora seis. Otro de Djedovic, Kalinoski, Kravish y uno desde ocho metros de Carter para colocar una banderilla sobre el final del tercer cuarto (55-59).
Faltaba la estocada al partido, parecía haber hecho lo más complicado. El aro que se había cambiado antes del partido era en el que atacaba el Unicaja en la segunda mitad. Y parecía el bueno, el que tragaba más. Buenos minutos de Perry, a su estilo pero gobernando el ritmo y jugándose a lo que él quería y propone. El ritmo ya era de crucero y el UCAM daba síntomas de desaliento. El Unicaja se agigantaba, ocupaba más espacios en defensa y mejores en ataque. Tras una gran circulación, una asistencia de Kravish cruzando la zona para la esquina habilitaba a Osetkowski, que no perdonaba el triple (59-69). Después otro de seda de Carter (62-72). Pero un tremendo Todorovic castigaba dos desajustes y negaba el triunfo malagueño con dos triples (68-72). Se colocaba en zona el UCAM y el Unicaja vacilaba. Dos más uno de Sant-Roos (71-72) y respuesta providencial de Kalinoski (71-75). Dos tiros libres errados de Kurucs daban paso a otro triple de Carter (71-78). Dos tapones del fino escolta americano y otro de Osetkowski provocaban que sonara el I will survive y la marcha triunfa de Aída con Los Mihitas en las gradas del Belgrado Arena. El Unicaja está a 40 minutos de un título. Otra vez.
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