Visto y Oído
Broncano
En ese terreno del cara o cruz, el Unicaja se mostró vigoroso el sábado para poner el 1-2 en Murcia. No había duda que la competitividad de este equipo permanece, pese a que se hicieron las cosas muy mal en Málaga, hubo circunstancias feas, desconocidas para esa identidad forjada en el último bienio. Con soluciones canónicas de lo que exige un 0-2 y estar al límite: dureza, sangre fría y exprimir todo en los buenos momentos, con ese primer cuarto arrollador, finalmente diferencial y que se supo gestionar. Se tratará de repetir dos días después (20:30 horas), de nuevo en el precipicio, pero muy revitalizado en lo mental, habiendo encontrado una vía de agua para dañar a un UCAM Murcia infinitamente más terrenal que en Málaga, víctima de la exigencia de tener que cerrar la serie, bloqueado por el escenario. Es una serie muy mental, las diferentes tendencias de la semifinal así lo refrendan, y ahora el que tiene viento a favor es el Unicaja. No es concluyente ni juega, tampoco mete los tiros, pero es una inercia que toca aprovechar, como lo hizo UCAM en el Carpena. Una victoria, la del 1-2, para marcar el camino y ahora para darle colorido. Junto a los cajistas, más de 100 creyentes que confían en ese empate y que resuelva el Carpena el miércoles.
Dentro de lo inaccesible que fue el Unicaja el sábado, mejorar cosas esperando la mejor versión de un UCAM al que le toca dar un paso. Ya avisaba vehemente Sito que harán sufrir a los malagueños hoy, mensaje peligroso, con posibles efectos contraproducentes en sus jugadores. En el caso del Unicaja, a tiempo de encontrar jugadores que de momento pasan de puntillas en el play off. Se vio una versión esperanzadora de Osetkowski, también de Perry con mucho acierto; pero se espera a los Carter, que recibió un fuerte golpe pero debería jugar, Taylor o Kravish, jugadores importantes en el funcionamiento de los malagueños. Y debe ser ese partido de rondar la excelencia. Es un vestuario ultra competitivo, caras serias y pocas muecas tras el 1-2, donde se empieza a construir el segundo. Han venido bien estos dos días de reflexión, consolidar que el equipo no piensa en vacaciones, sino que mantiene la voracidad y el hacer algo grande en estas semanas. Nunca se ha remontado un 0-2 en semifinales, ya es otro estímulo. Los grupos especiales hacen cosas especiales. Y el horizonte se ve más hermoso que hace unos días.
El Unicaja consiguió igualar esa chispa murciana. En Málaga la mayoría de balones divididos, acierto en momentos concretos, iban hacia el mismo lado por la diferencia de intensidad, de estar adentrados en la semifinal. "Hoy sí han estado en lo físico", reconocía Sito Alonso el sábado. El lenguaje corporal ha variado, más criterio sobre la pista y cabeza, lo que exigía Ibon Navarro. La brillantez puede esperar, había que reparar primero otras cosas. Ese reciclaje se ha conseguido. Y pulir donde no se estuvo especialmente lúcido, más cuestiones individuales, que el Unicaja sea más coral, su esencia. Si el equipo puede correr, encuentra un ritmo favorable y tiene capacidad de soportar la temperatura murciana, habrá opciones importantes. Comprobar quién será el descarte, Augusto Lima los dos últimos, el reciente por un virus. Es la gestión de grupo al más puro estilo Ibon Navarro, pero a estas alturas es justificable una pequeña variación. Sima, el mejor en el tercer partido, se fue a los 25 minutos. Nada habitual. Será una incógnita, como ver la continuación del Unicaja en la serie. Serios y lanzados. Ahora que el ritmo no pare y llegue ese 2-2, que dejaría la final a un triunfo.
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