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La instantánea es bastante potente. Tres malagueños se funden en un abrazo espontáneo y emocionado sobre el parqué del Belgrado Arena minutos después de que acabe el partido y el Unicaja se convierta en campeón de la Basketball Champions League. Son las tres únicas personas que se pueden juntar en una mesa sin que falte un testigo activo de los seis títulos del club malagueño en su historia. Son los embajadores del club, Berni Rodríguez y Carlos Cabezas, y el capitán actual, Alberto Díaz. Es una imagen simbólica que es un activo de la entidad. Dos campeones del mundo, de Korac, Liga y Copa. Un campeón de Europa, de Eurocup, Copa y BCL. Historia, presente y futuro del club. Es una línea sucesoria que hunde sus raíces tiempo atrás, desde los primeros pasos del baloncesto malagueño. Hubo un movimiento sísmico con aquel subcampeonato del 95 que trascendió y convirtió a la canasta malagueña en un fenómeno de masas, con Nacho Rodríguez de abanderado y un grupo de canteranos (Curro Ávalos, Dani Romero, Gaby Ruiz, Ricardo Guillén...). Después vinieron ellos, Carlos, Berni y Germán, los juniors de oro, parte de la mejor generación histórica del baloncesto español.
Rodríguez y Cabezas, el 5 y el 10 retirados en el cielo del Carpena, completaron una carrera mayúscula, vivieron ese salto del Unicaja a la aristocracia constante del baloncesto español. Los títulos, la Euroliga más de una década. Estaban algo así como metidos en el trastero, siendo potentes activos de imagen, sin apenas relación con el club de su vida. Es un punto en el haber de López Nieto, esa recuperación de la memoria histórica. "Alma y valores", que decía Garbajosa, también presente allí. En Belgrado no desentonaban con otros mitos de la canasta europea que presenciaban la Final Four. Por allí estaban, por ejemplo, Spanoulis y Papaloukas. Los dos griegos, tras haber eliminado a Estados Unidos, sufrieron los rigores defensivos de los malagueños en la final del Campeonato del Mundo de Japón en 2006.
En la pista, Alberto Díaz, que hizo un partido primoroso, asfixiando a Marcelinho Huertas en la creación del juego, robándole balones, dentro de una defensa colectiva que propició 14 pérdidas en sólo tiempo del Lenovo, una cifra altísima. "Me hace ilusión por ganar un título, eso va a posteriori. Estar empatados a algo con esas dos leyendas, dos amigos, sería algo maravilloso y ojalá se pudiera hacer", aseguraba Alberto cuando se le cuestionaba en la víspera de la final lo que supondría vencer al día siguiente e igualar a trofeos con los dos jugadores que le esperan en el techo del Martín Carpena con sus camisetas. Aún tiene mucha carrera por delante Alberto, con contrato hasta 2028. En la perspectiva actual del club lo normal es que se enganche algún trofeo más y les supere en trofeos. Seguro que Berni y Carlos se alegrarán de que el pelirrojo les supere. "Le haremos hueco. Mientras no bata los récords... Vamos a dejarlo tranquilo", bromeaba el 5, que levantó los tres primeros trofeos. Tras la Eurocup con Suárez, la Copa y la BCL tuvieron la icónica imagen de un Alberto Díaz que es un auténtico icono de una época dorada.
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