Opinión
Carlos Navarro Antolín
El Rey brilla al defender lo obvio
Con un esfuerzo titánico y saliendo de un laberinto de compleja salida, el Unicaja puso un pie en las semifinales de la ACB. Ganó a un gran BAXI Manresa (87-79), que dominó durante el grueso del partido, y puso unos problemas que ya se podían barruntar en la previa. Hubo que madurarlo, en esa cronología de este Unicaja que espera su momento para morder y no soltar. Pero qué difícil lo puso Pedro Martínez y un plan muy certero en un Palacio que sí estuvo a la altura, como esas noches grandes de play off. Sobre la pista, como tal. El Unicaja lo pasó mal, expresó un estado de negatividad durante muchos momentos, pero cuando hay que competir y sacar una cita de estas características, el equipo va a responder siempre. Como lo hizo en Belgrado ante el UCAM Murcia para construir el título de BCL, ya se verá qué significado tiene el sacar este primer punto. Un partido que volteó Alberto Díaz, otra exhibición del capitán en un parcial de 35-23 en el último cuarto, escudado por Ejim, que vuelve a consolidar el peso en este equipo cuando hay que bregar, o el rival te ata. Sin Perry, más meritoria esta victoria que provocará una liberación antes de ir al Nou Congost el próximo martes. Claro que iba a ser una serie peligrosa y compleja. Esto ya es para mayores, y el Unicaja, con exceso de sufrimiento, estuvo a la altura.
Aroma puro de play off, por una maraña de brazos, contactos que se permitían y una intensidad manifiesta de estas fechas. Tensión, piques y jornada extra para el mopero del Carpena, ya desde el salto inicial un partido a cara de perro entre Unicaja y BAXI Manresa, baloncestos de mucho ritmo pero con registros para temporizar e imponerse en ese barro. La telaraña de Pedro Martínez causó incomodidad a los malagueños, pese a un inicio que fue favorable (8-2), con Barreiro y Kalinoski anotando y un Ibon Navarro que trataba de incentivar al público desde la segunda acción del Manresa en ataque, que llegaba a los 24 segundos. Sintomático, y un Unicaja que conseguía darle al partido adrenalina y fuerza. Crecieron los catalanes en el ecuador del primer cuarto, es un equipo con tanto poso y trabajado que es difícil intuir. Pique llamativo entre Taylor y Williams, de esas secuencias de mayo o junio. Oriola, mucho daño del catalán durante todo el partido, mermaba la moral con un triple frontal (18-18), con gesto a la grada, y el partido daba un vuelco. 18-24 al final de ese primer cuarto, más activación en el BAXI, que dejaba al Unicaja tocado con un tanteo que llegó hasta el 18-30 (0-17 de parcial). Momento difícil, pero esperable. Will Thomas orquestaba para salvar ese instante incómodo, y un Carpena que entraba en temperatura. El Unicaja respondía con un 12-0 (30-30), antes de otra fase de lucidez en los del Bages, que se iban al descanso arriba tras las canastas de Geben y un buen triple de Badio (34-40). Había que encontrar un plan de choque sin Perry, el mayor agitador de la plantilla.
Se establecía una tónica con un BAXI Manresa que alargaba esa buena imagen, le estaba saliendo el plan a Pedro Martínez. Incredulidad en el Palacio, que trataba de agitar. Había acciones desafortunadas, tiros que se salían, rebotes plácidos que se escapaban, esas señales que llevan a la frustración. Oriola, más acertado de lo normal, Vaulet desde la esquina; en el Unicaja crecía Taylor, que contenía. Tercer cuarto igual de espeso, con un BAXI que comandaba, mostrando sangre fría (52-56). Y despertaba el monstruo. Un último cuarto sublime del Unicaja, con curro, esfuerzo y un derroche físico monumental. Esos brazos de Ejim, Alberto atosigando, magistral el capitán, y un Kalinoski que firmaba el parcial de 8-0 (60-56). Un viento a favor, el Carpena generando ese seísmo tan característico y el Unicaja le daba la vuelta. La conexión Sima y Alberto, que anotaba un par de triples, o Barreiro también acertando (74-63) certificaban esa ventaja que se pudo validar. Cambio del estado de ánimo drástico, no pudo soportarlo Manresa, que tratará de igualar la serie el martes.
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