El Unicaja se ha caído (61-78)
Unicaja Baloncesto-Iberostar Tenerife | Crónica
Durísima derrota en el Carpena ante el Iberostar Tenerife que enciende las alarmas
El equipo ha perdido identidad y el optimismo ha mutado en angustia
Se ha caído el Unicaja. Las señales ante el Baskonia y el Valencia eran nítidas aunque podían comprenderse en un contexto de equipos con un nivel muy alto enfrente y un entendible bajón propio. Pero la durísima derrota en el Carpena en la matinal del Reyes ante el Iberostar Tenerife ya enciende la alarma (61-78). Se ha descompuesto el equipo, ha perdido el equilibrio, la alegría y el vigor que ha mostrado en el primer tercio de la temporada. Está atenazado y parece, al mismo tiempo, falto de energía.
El contagioso optimismo que transmitía el Unicaja está mutando en angustia. El equipo no anota con facilidad y eso le condena porque no hay una red defensiva sólida. Estaba así confeccionado, no hay sorpresas en ese aspecto. Pero ahora sufre mucho. La inspiración de quienes han tirado del carro en un inicio primoroso de campaña ha desaparecido. Y la mesa cojea sin Alberto Díaz y Carlos Suárez. La salida de la rotación del capitán ha sido demoledora, el edificio se tambalea.
Es momento de reflexionar pero con rapidez porque se puede ir media temporada por el sumidero. En menos de 48 horas hay un partido trascendente del Top 16 de la Eurocup y la Copa, no sólo ser cabeza de serie, se está poniendo muy cara. Hay carencias en el equipo evidentes. En otro partido se perdió por goleada en el rebote. La inferioridad física y atlético exhibida ante el Baskonia y el Valencia fue ratificada ante el Tenerife. Un equipo notable, pero de un escalón inferior. Ganó por primera vez en su historia en Málaga y mandó un mensaje claro de que las cosas no funcionan. Con un baloncesto mejor y más completo. Superior en todas las facetas del juego.
Casimiro no es inmovilista y prueba cosas distintas. Comenzó el Unicaja volcando juego hacia el interior, con Wiltjer y Lessort recibiendo balón en casi todos los ataques. Ha bajado el porcentaje de triples del Unicaja en las últimas semanas y hay que ajustar. El partido no era bueno. El Unicaja se ha desajustado y el Tenerife se jugaba mucho porque quiere estar en la Copa y la victoria en el Carpena valía mucho. 12-9 fue el raquítico parcial en el primer cuarto. 3/15 en tiros de campo y siete pérdidas canarias. Hace un mes, el Unicaja hubiera liquidado el partido ahí, pero ahora le cuesta.
Dominaba el Unicaja 15-9 tras el primer (y único en la primera mitad) triple, obra de Waczynski, pero de ahí hasta el descanso sólo metió siete puntos. No era capaz de producir ofensivamente aunque atrás se mantenía el tipo. Falta acierto, chispa. No hay la fluidez de semanas atrás, pero no quiere decir que se ataque rematadamente mal. Falta el acierto que abre el campo y, obviamente, el que da puntos. Porque hay buenas situaciones que no se meten. Pero es la espiral habitual. Si no se encesta, los espacios se reducen y las muñecas se encogen. Ha perdido el flow Jaime, algo también decisivo en el bajón del equipo.
Y el Iberostar, un equipo muy serio, con profundidad e ideas claras, fue encontrando grietas. No perdió un balón en el segundo cuarto y fue activando a jugadores. Un par de triples de San Miguel hacían daño, más otro de Gillet, y permitían a su equipo irse al descanso con una buena renta (22-30).
Salió con brío el Unicaja tras el descanso, Jaime Fernández alentaba en un corrillo antes del bocinazo a sus compañeros de quintento, entre los que no estaban Roberts y Wiltjer. Falló Milosavljevic un triple para colocarse a uno y el castigo canario fue rápido. Beirán metía dos triples y se marchaba el Iberostar (28-40).
Probaba soluciones nuevas Casimiro. Lessort y Shermadini juntos, una variante que el técnico imaginaba para un estadio más avanzado de la temporada. También Jaime Fernández y Roberts compartían pista. Tuvo otro momento para acercarse con seis abajo y balón. Pero falta esa confianza para ser certero. No es normal que Roberts falle dos tiros abiertos claros. Intentaba tirar del equipo Waczynski, pero no le llegaba al Unicaja. Un triple de White sobre la bocina del tercer cuarto era un rejón muy serio (43-55).
El último cuarto fue una penitencia. El Tenerife rozó los 20 puntos de renta ante la decepción de una parroquia que ve cómo el equipo pujante y redondo del que ha disfrutado durante muchos partido está irreconocible. Nada irresoluble, pero el mensaje propio y ajeno fue claro. El Unicaja está en la lona y necesita un reactivo, sea interno o externo. Dos derrotas seguidas en Málaga, tres en los últimos cuatro partidos... Y sobre todo, la forma. Ha perdido la identidad.
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